Libro 2: El Retorno de Celestia 2ª Parte



Después de abrir el Portal del Tiempo, Celestia, como de costumbre, siempre no duda en preguntar.

–¡Eh, Link! ¿Tú sabes que es esto? Sí vale, bonito ha sido el espectáculo, pero, ¿Para qué? (…) ¡Eooo! ¡¡Que estoy aquí!! –gritó Celestia sin recibir respuesta.

–¿Mmm? ¡Ah! Perdón, que no te había oído, pero la verdad es que no tengo ni pajarera idea de qué es esto, pero lo único que sé es que la Espada Maestra está aquí, pero no recuerdo lo que pasaba después de asirla. –dijo Link pensativo.

–Pues mira, la cogemos y haber que pasa, vamos, digo yo, pero haber si no fastidiamos la espada…¡Eso espero al menos! –dijo Celestia un poco tentada.

“Os llevará 7 años en el futuro, pero tened cuidado, pues el futuro es muy peligroso” –dijo una voz que salía como de la nada.

–¿Zelda? ¡Es verdad, nos podemos comunicar con la Ocarina! –dijo Celestia un poco asombrada.

“Asir la espada, y arreglar el futuro, reunid los 6 Medallones del Poder, y salvad Hyrule. Celestia, hazlo por mi…” –dijo Zelda con una voz lastimera.

–¡Claro, lo haremos por ti! –dijo Link satisfecho.

“Os entrego el primer medallón, ¡Yo, Zelda, os confiero mi Poder!” –dijo Zelda haciendo aparecer un reluciente medallón con un símbolo en su centro.

Cuando recibieron el medallón, asieron la espada, y Link y Celestia se miraron, viendo que ahora eran dos jóvenes adultos.

–Os-Ostras, Celestia, en el futuro, serás muy guapa… –dijo Link embobado.

–¡Lo sabía! Aunque tu no has cambiado nada, al menos espero que seas menos cagueta… ¡Y un poco más inteligente! –dijo Celestia riéndose un poco maliciosamente.

–¡Que yo no soy un cagueta, jolines, que soy el más valiente de los Kokiri! –dijo Link un poco mosqueado.

–Vaya… ¡No lo parece!  (Pues si Link es el más valiente de los de su raza… No me imagino cómo serán los otros.) Bueno, yo quiero ver a Saria, a ver como es en el futuro! Y al Árbol Deku, a ver si ha recuperado. –dijo Celestia saliendo del Templo.

Cuando iban directos al Bosque Kokiri, se topan con Asu de nuevo, pero ahora era mucho más fuerte y corpulenta que hace 7 años.

–¡Eh niña! ¿Tú no habrás visto a una tal Celestia, cierto? –dijo Asu.

–¡Soy yo! –gritó Celestia provocadora.

– ¿Tú…? En fin, eso da igual. ¡Vamos a acabar lo que empezamos! –dijo Asu remangándose.

–¡Vamos! –dijo Celestia.

Se armó un escándalo, y de repente, Asu pisa una hormiga y Celestia dice:

–¡Subnormal, podría ser tu madre! ¡Ahora la has aplastado! –dijo Celestia.

*Nota: Celestia cree que cuando una persona muere se reencarna en otro ser, tales cómo puede ser un escarabajo pelotero, o un lobo, por ejemplo.

–¿¡Cómo dices!? ¿¡Quieres pelea!? –dijo Asu.

Se enfadaron tanto que se liaron a bofetadas y espadazos, pero cuando Celestia vio que Asu iba a por Link, Celestia, sin pensárselo un segundo, se puso delante de él, y entonces Celestia recibió un buen tajo en el cuello. Le dolía mucho, pero siguió protegiéndole.

–L-Link… Huye por detrás, sálvate… –dijo Celestia dolorida.

–¡No te abandonaré, eres mi amiga, y los amigos se cuidan los unos a los otros! Si nos matan, moriremos juntos. –dijo Link.

–Link… –dijo Celestia con la cara como un tomate.

Celestia, cogió la espada maestra y se la clavó, haciendo desaparecer a Asu.

Luego, Link cogió su gorro, lo dobló y se lo puso en el cuello a Celestia. Luego, cogió de su bolsa una botella, con un líquido verde y se lo puso.

–Con esto se cerrará y cicatrizará, ya estás fuera de peligro. –dijo Link.

Ligeramente, Celestia se incorporó y le dio un beso en la mejilla a Link.

–Gracias, eres muy buen amigo… –dijo Celestia con la cara aún rojita.

Link, estaba helado. No se movía ni parpadeaba. Parecía estar paralizado, pero luego, sacudió la cabeza y miró a Celestia, y se puso granate, y se dio la vuelta y así cinco veces. Hasta que Celestia le agarró y le tiró al Río.

–¡Me cachis! ¿¡Que he hecho yo!? –gritó Link.

–¡No espabilarte, pero aún así…! Pero aún así… ¡Ahhhh! –gritó Celestia viendo que a Link se le estaba llevando la corriente.

Celestia no lo dudó y le recogió tirándose al agua. Con el curso del río llegaron al Bosque Kokiri.

–¡Huy, va! ¡Está lleno de Babas Deku! –dijo Celestia cuando llegaron a tierra firme.

Link asintió, y una Baba Deku iba directa hacia él, y Link, corrió hacia Celestia, y la agarró la mano. Celestia, también le dio la mano. Link, la miró, pero ella siguió hacia el Bosque Perdido. Celestia se puso en el centro de un claro y toco la canción que Saria les enseñó. Al ver que no respondía, fueron directos a la Pradera Sagrada del Bosque, dónde Saria tocaba su canción. Derrotaron a todos los monstruos y vieron que Saria no estaba allí. Entonces Celestia cogió su gancho, y agarró a Link, y fueron al Templo del Bosque. Llegaron a un salón, dónde había tres fantasmas. Celestia apartó a Link y sacó su espada.

–¡Venid a por mí, panda de lloricones! –dijo Celestia provocadora.

Pero de repente los fantasmas van hacia ella y la poseen. Celestia luchaba por no dejarse poseer, pero al final se transformó en una bestia parecida a un espectro.

–¡Link, huye, no vengas hacia mi, no quiero hacerte daño! –dijo Celestia
 intentando dar un espadazo a Link, pero Link, cogió su espada, y la tiró a uno de los fantasmas, y así hasta que derrotó a los tres.

Después Celestia quedó libre, y vieron que se abría una sala debajo de esta, y continuaron. En esa estancia había un gran fantasma montado a caballo. Y Celestia se percató de cómo vencerle:

–¡Link, esta vez lucharemos juntos, protégeme hasta que acumule poder y luego, yo paralizaré el tiempo, cuando lo paralice, atácale! –dijo Celestia empezando a acumular fuerzas.

Link asintió y cogió su espada, cuando vio que su enemigo lanzaba bolas eléctricas, Link se las devolvía. Estuvo así un rato hasta que:

–¡Yo, Celestia Susurravientos, te confiero mi poder! –dijo Celestia haciendo una gran bola de energía y la lanzó al fantasma.

Celestia, cayó rendida en el suelo por el cansancio, y Link le atacó, pero no le derrotó del todo, esta vez se convirtió en una gran bestia, pero esta vez Celestia no pudo hacer nada. Pero Link se armó de valor y empezó a darle espadazos a una gema que tenía en la frente y ahora si que le derrotó.

–Bien hecho Link, quizá no seas cagueta del todo… Más bien, eres muy valiente, y tengo que admitir que un guerrero muy fuerte, sí señor, muy fuerte… –dijo Celestia aún recuperándose de sus poderes. 

–¡No me adules tanto, que me voy a poner rojo! –dijo Link.

En ese instante apareció Saria.

–Habéis llegado sanos y salvos, que alegría. Ahora, soy una de los 7 Sabios de Poder, y tenéis que salvar Hyrule, de lo contrario, el Gran Rey Malvado Ganondorf destruirá el Reino, y nosotros con él. Para detenerle, necesitáis los 6     Medallones de Poder, y así, podremos tener la oportunidad de derrotarle. Porque nos ayudarás, ¿Verdad Celestia? –dijo Saria.

–(Ganondorf… Ese nombre me suena.) –pensó Celestia.

Todos la miraron, y finalmente, Celestia cedió, a duras penas, pero cedió. Finalmente, Saria, les dio el Medallón del Bosque.

–Ahora, debéis ir al Templo del Agua, al fondo del Lago de Hylia. Por cierto, se secó. Así os será más fácil adentraros en el Templo. ¡El futuro de Hyrule está en vuestras manos! –dijo Saria.

Después de darles el medallón, salieron directos a la entrada del Bosque Kokiri. Se sorprendieron al ver que todo había vuelto a la normalidad, pero en realidad, no todo era igual, todos los kokiri parecían tristes, y Link no dudó en preguntar:

–¿Qué os pasa chicos? –dijo Link preocupado.

–Link no ha vuelto todavía, era uno de mis mejores amigos, ahora ya no volverá… ¡Buaaaaaaa! –dijo una bonita kokiri.

–¡Pero si soy yo! ¿No me recuerdas, Akari? –dijo Link asombrado.

–Aunque se ponga el Traje Kokiri no cuela, Link es único, y encima usted no es tan guapo cómo él, es mas, tiene cara de empanado. –dijo la kokiri.

–¿¡Cómo que tengo cara de…!? –dijo Link sin terminar la frase.

–Vamos, ya has tenido suficiente, ahora… ¡Nos vamos! –dijo Celestia agarrando de los pelos a Link.

Link y Celestia, cuando llegaron a la Pradera de Hyrule, Celestia parecía tener algo que decirle a Link.

–Link, verás, siento haberte tratado tan mal en estos últimos siete años. Me arrepiento de todo lo que he hecho. Quería decírtelo antes de que cometiera alguna locura más, ¿Sabes? Bueno, quería pedirte perdón. Lo siento mucho. –dijo Celestia.

–No pasa nada. –dijo Link abrazando a Celestia.

Los dos se abrazaron, pero de pronto un tentáculo agarra a Celestia y el monstruo dice:

–Si quieres volver a verla, ven al Palacio de los Zora. –dijo la criatura con una voz tenebrosa.

–¡Serás sinvergüenza! ¡Voy para allá! –dijo Link corriendo hacia el Lago de Hylia.

Cuando llegó, fue corriendo hacia el Templo del Agua, también llamado Palacio de los Zora, que era antiguamente dónde los Zora celebraban bodas y sus festivales. Link, entró en una sala dónde estaba rodeado de agua, y tras él estaba una celda dónde estaba Celestia, Link cogió su espada y abrió la cerradura.

–¡Link, por fin has venido, estaba tan asustada! –dijo Celestia abrazando a Link.

–A sí que la gran Celestia la que no teme a nada estaba asustada… Eso es nuevo, me sorprendes. –dijo Link para picar a Celestia.

–¡Sinvergüenza! –dijo Celestia dando una bofetada a Link en la cara.

–¡Me habías prometido que no me chincharías más ni me pegarías! –dijo Link.

Celestia lo recordó, y le pidió perdón de nuevo. Pero de repente aparece la criatura, y Link sacó su espada, pero el monstruo lanzó un hechizo para retener a Celestia.

–¡Link, ese bicho emite unas ondas que me impiden acercarme, lo siento Link! ¡Tendrás que luchar tú solo! –dijo Celestia.

Link cogió su espada y su gancho, y empezó a dar espadazos pero ese bicho seguía intacto, pero Link tuvo una idea: Si cogía el núcleo del centro de su cuerpo y le daba espadazos a eso, quizá podría causarle daño.

–¡Ven aquí, bicho, que como te coja te voy a dejar amorfo! Es un buen nombre, mira ahora te vas a llamar Morpha. –dijo Link un poco entusiasmado.

–¡Eres un imbécil! ¡Déjate de nombres y encuentra la manera de derrotar a ese bicho! ¡Cuando me pueda mover yo sí que te voy a dejar amorfo, ya verás, sinvergüenza! –dijo Celestia enfadada.

Link puso cara de: ‘’¿Y esta qué me dice? ‘’ Pero volvió a lo que tenía que hacer. Cogió el gancho y apuntó a su núcleo, y le sacó la bola roja que tenía en el centro de su cuerpo, y le empezó a dar espadazos y le salía un líquido verde y Link se aturdió, y vomitó del asco que le daba.

–¡Ohhhh! ¡Eres patético, eres un inútil! –dijo Celestia muy enfadada.

–¡Perdón, siempre me ha dado mucho asco los líquidos de alguna parte del cuerpo, puaj! –dijo Link con una náusea.

Celestia se llevó las manos a la cara y dijo que siguiera con lo que estaba haciendo.

Link obedeció y siguió haciendo el proceso que estaba haciendo cinco veces. Cuando terminó de hacerlo, su núcleo explotó y su líquido fue a parar a la cara de Link.

–¡Que asco, maldita sea! –dijo Link intentándose limpiar.

Celestia no se pudo aguantar y estalló en carcajadas. Pero luego, se quitó la bufanda que la rodeaba el cuello y dejó ver una marca, que representaba la Trifuerza en su hombro derecho, que al ser tan largo el pañuelo se lo tapaba, pero Link no dijo nada, y también vio que la cicatriz del cuello que se había hecho hace unas horas aún no se había cerrado del todo, pero estaba mucho mejor. Cuándo le limpió del todo, aparecieron en la misma que cuando vieron por última vez a Saria, pero esta vez, apareció Ruto, pero era mucho más guapa y sobre todo alta, que fácilmente podría medir unos dos metros cincuenta.

–¡Link, deberías haberte casado conmigo hace muchos años! ¡Que pena que ya no te pueda ofrecer mi amor eterno! En fin… ¡Yo, Ruto, princesa de los Zora, os otorgo mi poder! –dijo Ruto entregándoles el Medallón del Agua.

Directamente, aparecieron en la Pradera de Hyrule. Pero como para costumbre aparece Asu, otra vez.

–Nos volvemos a ver, ¿Verdad? Ahora, ¡Vamos a acabar lo que empezamos! –dijo Asu.

–¡Ahora te las verás conmigo! –dijo Link desenvainando su espada.

–No te emociones renacuajo. –dijo Asu.

Link se desconcertó y Celestia se abrió paso. Y empezó a luchar.

–Esta vez no pienso perder, te acordarás de mí, mísera niña. –dijo Asu un poco enfadada.

Celestia se rió. Pero ella desenvainó su espada y empezó a golpearla. Link no sabía si ayudar a Celestia o que se las apañara, porque le trataba muy mal. Link pensó que sería injusto dejar a una amiga de lado. Se decidió:

–¡Ven a por mí, y sabrás lo que es bueno! ¡A mi Celestia no la tocas ni un pelo, que si no te voy a dar yo! –dijo Link yendo a por Asu.

–Oye, tú te motivas mucho cuando alguien se pelea con Celestia… Te comportas de forma muy extraña delante de ella, y eso que no te conozco mucho. ¿Acaso te gusta? –dijo Asu con ganas de hacerle rabiar.

Link se puso un poco colorado pero le dio un corte a Asu, en el cuello y ella, desapareció, como veces anteriores.

–Eh, Link… Por una vez estoy de acuerdo con esa tía, dime, ¿De verdad te gusto? Dímelo, que no te de vergüenza. –dijo Celestia un poco preocupada.

–¿Estamos salvando Hyrule o estamos de cotilleos? ¡Vamos, despierta! –dijo Link un poco enfadado.

Celestia dijo que tenía razón, y continuaron el camino, pero de pronto, la Montaña de la Muerte entró en erupción.

–¡Mira eso, se va a quemar Kakariko! ¡Vamos a ver que pasa dentro de la Aldea Goron, rápido! –dijo Link asustado.

–Venga, seguro que a Darunia se le ha quemado la comida, seguro que no es para tanto. –dijo Celestia optimista.

Link echó un suspiro y agarró de la mano a Celestia y la llevó a la Montaña de la Muerte, y como para costumbre, Celestia le pegó una bofetada a Link en la cara, pero esta vez le dejó K.O. Celestia soltó un grito de terror y le llevó a rastras hasta Kakariko para que se recuperara. Celestia se sentía culpable y estaba muy incómoda. Cada dos por tres retumbaba el suelo, y Celestia muy a menudo entraba en la casa para ver como estaba. Le miró la cara y vio que tenía su mano marcada, lo tenía muy rojo y tenía fiebre en él. Celestia, vio que se movía y se puso muy atenta, y vio que abría los ojos. Celestia estalló y empezó a llorar mientras le abrazaba intensamente.

–¡Menos mal que estás bien, estaba muy preocupada! –dijo Celestia entre lágrimas.

–Yo también estaba preocupado por mi, pero me harías un gran favor si me dejaras de pegar, porque algún día la voy a palmar por tu culpa. ¿Me prometes que me dejarás de pegar?. –dijo Link.

–¡Lo prometo por que me muera! –dijo Celestia aún llorando.

–De acuerdo, confío en ti, y deja de llorar que lloro yo también, ¿Eh? Que yo tengo mucha debilidad ante eso, y no lo puedo soportar, y encima tratándose de ti… ¡No te quiero ver llorar! Por favor, para… –dijo Link empezando como a llorar.

Celestia se limpió las lágrimas y ayudó a levantarse a Link. Celestia hizo un conjuro astral para que se le pasara el dolor y la fiebre de la bofetada y fueron directos a la Montaña de la Muerte. Cuando llegaron a Ciudad Goron vieron que estaba destrozada.

–¡Link goro, Celestia goro, ayudad gorons a salvar gorociudad! ¡Gorodragón Volvagia enfrentarse a Gran Darunia y Darunia no volver! ¡Goro, por favor, ayudadnos! –dijo el hijo de Darunia.

*Nota: Los Goron dicen lo de –Goro porque es su acento.

Celestia aceptó ir a buscar a Darunia y fueron por un pasadizo al Cráter de la Montaña de la Muerte, también llamado Minas Goron y era un volcán, en el que hacía mucho calor. Pero Celestia ni sudaba ni parecía tener calor.

–¿¡Cómo no tienes calor, si aquí hace más de 55 grados!? –dijo Link extrañado.

–Eso es tu culpa por llevar tanta ropa, al menos quítate el gorro, que pareces tonto. Y quítate la camiseta interior y remángate las mangas. No te voy a obligar a que vayas en calzoncillos, pero sería lo mejor. –dijo Celestia.

–¿¡Que vaya en calzoncillos!? ¡Hazlo tú, lista! –dijo Link un poco mosqueado.

Link, al ver que empezaba a quitarse la ropa dijo:

–¡Estaba de broma, no lo hagas! –dijo Link un poco desconcertado.

–¿No me habías dicho que lo hiciera? Eres más raro que ese dragón de allí. ¡Huy, vaya, es el dragón del que hablaba el Goron! –dijo Celestia.

Celestia, al ver que había un martillo lo cogió, y para llamar la atención del dragón se puso a dar golpes en el suelo.

–¿¡Que haces!? ¡Es el Martillo Megatón, el martillo que hicieron los Goron para tallar esta Montaña! –dijo Link.

Celestia le ignoraba y cuando Link fue a detenerla Celestia le empujó y casi cae a la lava de golpe.

–¡Por favor, ayuda, no sigas o me caeré! ¡Para! ¡¡¡Para!!! –gritó Link con todas sus fuerzas.

–¡Creo que ya hemos captado su atención! ¡Ahhhh! ¿¡Link, que haces ahí!? ¡Te vas a caer! –dijo Celestia sin saber nada.

–¡Dejemos los detalles para después y ayúdame! –dijo Link.

Celestia le ayudó y entraron en una sala dónde estaba el dragón.

–¡Déjamelo a mi, me empieza a gustar luchar! –dijo Link muy motivado.

–¿Estás seguro? ¡Tiene pinta de ser duro de pelar! Bueno, yo te ayudaré con mis hechizos. –dijo Celestia.

Link asintió y empezó a intentar atraerle. Pero no surgió efecto. Link pensó que si le deslumbraba un poco quizá podría atraerle. Link se quitó el pendiente que tenía y con el metal del que estaba hecho, le deslumbró y fue hacia Link. Link, al ver que la única parte de su cuerpo que no estaba protegida por una coraza era su cabeza, pero si era un dragón de cómo unos doce metros de alto y unos treinta centímetros de ancho era casi imposible darle en la cabeza sin que el dragón fuera hacia el suelo. Pero claro, Celestia podría hacer que el dragón dejara de volar, ese conjuro se llamaba Levitación 0. Aunque era un dragón muy grande y daba mal rollito Link se armó de valor decidió combatir.

–¡Celestia, usa Levitación 0, y así le podré dar cuando esté en el suelo! –dijo Link preparándose para combatir.

Celestia cargó un poco de energía y soltó el hechizo.

–¡Date prisa, porque mis hechizos no duran para siempre! –dijo Celestia advirtiéndole.

Link asintió y cuando estaba en el suelo cogió el Martillo Megatón y le empezó a dar martillazos a su cabeza. Al dragón se le rompió la pequeña coraza que le protegía la cabeza y Link empezó a darle golpes con la espada. Celestia, al ver que no le causaba tanto daño Celestia cogió su espada, la levantó y dijo:

–¡Diosa Turán de Susurravientos, confiéreme tu poder! –dijo Celestia invocando a la diosa creadora de su tierra de origen.

Cuando la bendijo la espada, Celestia soltó una ráfaga de poder y le causó mucho daño al dragón, y estaba casi debilitado.

–¡Ahora Link, termina con un Golpe de Gracia! –dijo Celestia.

Link, fue cogió carrerilla y fue corriendo hacia el dragón, saltó y le clavó la espada, y terminó dando una voltereta en el aire hacia atrás. Hubo una gran explosión, e iluminó a Link, dejando una magnífica escena. Celestia echó un suspiro. Pero después de derrotar al dragón Volvagia fueron a la misma sala dónde encontraron a los Sabios anteriormente.

–¡Mi no esperar menos de vosotros, vosotros gorosalvar a nuestra gorociudad! ¡Mi estar muy orgulloso! Ahora, mi pedir cosa: ¿Vosotros goroquerer ser gorojefes de Gorociudad Goron? –preguntó Darunia, jefe de los Goron.

Link y Celestia se miraron y dijeron a coro:

–¡Claro, nosotros seremos los jefes! –dijeron ellos.

–¡Goroestupendo! ¡Mi gorohijo ser un gorodesastre y seguro que él goroincendiar Gorociudad Goron! ¡Uno no poder gorofiarse de tipo como gorohijo de Darunia! ¡No señor, no señor! Bueno, ¡Yo Darunia, goroentregaros Medallón de Fuego! Y Gorociudad Goron, claro. –dijo Darunia dándoles el Medallón del Fuego.

Luego, aparecieron de nuevo ante la Pradera de Hyrule.

–Ve sacando las armas, seguro que aparece otra vez esa tía tan pesadita. –dijo Link.

–¡Ji! ¡Ya me conocéis mucho, renacuajos! –dijo Asu que les esperaba detrás de un árbol.

Celestia fue directamente a por ella, y Link también. Estuvieron un rato luchando sin nada en especial.

Link seguía luchando y también Celestia, pero no conseguían ganar ni siquiera hacerla retroceder.

–Sigo pensando que Celestia te gusta. Aún no me contestaste. Dime tío, ¿Te gusta o no? –dijo Asu maliciosamente.

–¡Y dale con el temita! ¡Que no me gusta leches, me parece muy guapa per no me gusta! ¡Y haz el favor de dejar el tema y pelea! –dijo Link seriamente pero se podía apreciar cierta vergüenza en su cara.

Asu se desconcertó, y le hizo caso, siguió luchando. Pero cuando Asu vio que Link estaba un poco distraído, le pegó un corte muy profundo en la cadera, y sangraba mucho.

–¡¡Link!! ¡¡¡Vas a ver ahora mísero bicho de la basura putrefacta!!! –dijo Celestia dando un corte que alcanza a Asu y vuelve a desaparecer.

–¡Link! ¡Vamos despierta! ¡¡Link, abre los ojos!! ¡¡¡Ábrelos imbécil!!! ¡Ábrelos! Por favor… –dijo Celestia llorando a cántaros.

Celestia vio que Link empezaba a abrir ligeramente los ojos y decía:

–Salva Hyrule por mí… Yo… No… No puedo continuar… Quiero que sepas que… Celestia… Verás, yo… Yo… –dijo Link sin poder terminar por el dolor.

–¡Tío, no te vayas! ¡Tenemos que salvar Hyrule juntos, no separados! Además, básicamente tú eres el que le da la gracia a esto de salvar Hyrule. ¡Y no voy a permitir que te mueras! ¡¡NO LO PERMITIRÉ!! –dijo Celestia empezando a acumular poder. Link, al ver que acumulaba todo su poder para que el se recuperara, Link la paró.

–No merece la pena, no uses tu poder en esto… Sólo te pido eso… –dijo Link muy dolorido.

–¡Pamplinas! –dijo Celestia. Cuando acumuló el poder suficiente, su mano se rodeó de fuego y se la puso en la herida.

–¡Así se cerrará le herida! ¡Tú no morirás si yo estoy aquí para detenerlo! ¡Y no voy a permitir que lo hagas ahora, Link! –dijo Celestia. Pero Link empezó a cerrar los ojos y  a desangrarse.

–¡¡¡No te vayas ahora!!! ¡¡¡¡NO LO HAGAS PEDAZO DE CERNÍCALO!!!! –dijo Celestia muy preocupada.

Celestia cogió una poción de la bolsa de Link, la misma que le había dado el la vez anterior y cogió su pañuelo y lo mojó en la poción, que la dejó encima de la herida de Link.

–¡Vamos, esta es nuestra única esperanza! –dijo Celestia con todas sus fuerzas.

Pero ya era muy tarde, Link ya no respondía.

–No… No… ¡¡¡NO!!! ¡No me puedo rendir! –dijo Celestia con su último halo de esperanza.

Celestia, invocó a su madre, la diosa Turán de Susurravientos, y la pidió que le curara. Su madre, lo hizo, pero no la aseguró que funcionara. Cuando su madre desapareció, Celestia fue directa a dónde estaba Link.

Celestia cogió a Link de los hombros y le zarandeó. Link abrió los ojos. Estaba vivo. Celestia no se lo pensó dos veces, le agarró del cuello de su camisa y le acercó a ella, y le abrazó muy fuerte.

–¡Link! ¡No te imaginas lo que he sufrido, no me des esos sustos nunca! ¡Nunca! ¿¡Entendido!? ¡¡NUNCA!! –dijo Celestia llorando de emoción.

–Con que estabas preocupada por mí… –dijo Link un poco extrañado.

–¡Vale, sí, lo admito estaba preocupada! ¡Y tanto que lo estaba! –dijo Celestia aún llorando.

Link, se unió a ella a llorar, y juntos hicieron un pequeño río que desembocaba en el Río Zora. Celestia y Link se limpiaron las lágrimas y fueron de nuevo a Kakariko, pero buena sorpresa que se llevaron, pues Kakariko estaba en llamas y una extraña sombra cernía sobre Kakariko. Link y Celestia estaban un poco asustados y a su vez sentían ganas de ir a por la sombra.

–¡Vamos a por ese bicho! –dijeron a coro.

–¡No me imites! –dijeron de nuevo a coro.

–¡Cierra el pico! –dijeron otra vez a coro.

Los dos se dieron la vuelta a la vez y no dijeron nada más por un ratito. Pero ellos, tentados, fueron hacia el Pozo de Kakariko, del que venía la sombra. Pero al bajar, la entrada a las profundidades del Pozo, estaba taponado por un gran muro de rocas.

–¡Esto me lo cargo yo a golpes! –dijo Celestia pegando un puñetazo a la roca.

–¡Toma eso, y eso y esa y eso! ¡Uahhhh! –dijo Celestia dando tal golpe a una piedra que la resquebrajó y la partió por la mitad, pero luego:

–¡AAAAAAYYYYY! ¡Creo que me he roto la mano! ¡AAAAAYYYYY, cómo dueleee! –dijo Celestia mientras se lamentaba de haber dado tantos golpes a una piedra.

–¡No me voy a rendir, toma esa y esa y…! ¡AAAAAYYYYY! ¡¡Ahora me he roto las dos manos!! ¡Pues ahora con el pie! ¡Uahhhh! –dijo otra vez Celestia reteniéndose el dolor.

–¡Te vas a matar, Celestia, para de una vez! ¿Es que no ves que no sirve de nada? ¡Aunque estuvieras así un año no lo lograrías, te lo puedo asegurar. –dijo Link sinceramente.

–¿¡Cómo dices!? ¡Te voy a hacer romper estas rocas con la cabeza, pedazo de cernícalo! ¡Este muro no se me resiste! ¡No descansaré hasta que no logre romperlas! ¡Y al menos podrías ayudar un poco, que tampoco se acabaría el mundo! –dijo Celestia un poco molesta.

–No vas a entrar en razón ni aunque te caiga un meteorito encima, ¿Cierto? Anda, para de una vez… –dijo Link ya cansado.

Pero de repente, le cae un meteorito encima a Celestia y…

–¡¡¡UAHHHHH!!! ¡TENGO QUE ROMPER ESTAS ROCAS DEL DIABLO, Y NADIE ME VA A PARAR LOS PIES! ¡Y TÚ MÍSERO METORITO, QUÉDATE EN EL CIELO, QUE ALLÍ ESTÁS MÁS GUAPO! –dijo Celestia haciendo añicos el meteorito.

A Link se le pusieron los ojos como platos, y se asombró mucho. Nunca había visto un caso tan grave como el de Celestia: ¡A esa tía le importa un pepino su salud y nada si es cuestión de conseguir algo! Pero Link tuvo una idea: Si la provocaba, quizá le pondría más empeño y tendría más fuerza, y podría así romperla, pera aún así es muy poco posible, pero por intentarlo no pasaría nada.

–Eh, Celestia, creo que nunca lo conseguirás, ni aunque acumules todo tu poder ni aunque invoques todos tus hechizos juntos nunca lo conseguirás. –dijo Link probando su estrategia.

–¿¡Cómo has dicho!? ¡¡Te voy a demostrar de lo que soy capaz de hacer!! ¡¡¡Pienso hacer tortilla a las piedras!!! ¡No, hoy vamos a comer sopa de piedras al estilo Celestia, con un toque carbonizado y un toque dulce! –dijo Celestia muy motivada.

Celestia, paró por un momento, se rodeó de un aura misteriosa y por un instante se convirtió en el Tigre Dientes de Sable y con su cola hizo añicos las piedras. Y luego volvió a su forma original.

–¡A ver si aprendes, que yo siempre voy a conseguir lo que quiera! –dijo Celestia satisfecha.

Link también sintió un aire satisfactorio por que su táctica había funcionado, y luego, entraron en el Pozo de Kakariko. Cuando entraron, no se lo esperaban, pero era una cueva con un esqueleto, y daba mucha grima, y además estaba marrón, y a Link casi le da un síncope por el asco. De hecho, ya empezaba a tener náuseas.

–¡Jo tío, ahora no! ¡Tápate los ojos y pasa! ¡¡UHHHHHAAAAAA!! –gritó Celestia al ver que se les echaba una gran Skulltula encima.

–¡Maldita sea, el susto que me a dado este bicho! ¡A este si que me le cargo! ¡Y a mordiscos si hace falta! ¿Link? ¿Link? ¡Link! ¡Espabila! –dijo Celestia viendo que Link estaba desmayado y con la cara verde.

–A este tío no se le puede arreglar… Bueno, pues a rastras que le llevo, y punto. Cualquier día se muere, de verdad. –dijo Celestia un poco harta.

De repente, vieron que estaban atrapados por la telaraña de la Skulltula. Celestia no estaba en absoluto asustada, es más, estaba tranquila. Ella no sabía mucho de Skulltulas, pero algo la habían enseñado sobre ellas en Altárea. Intentó memorizar lo que ponía en el libro del estudiante que la dieron acerca de ellas, pero con gran esfuerzo recordó una parte de la página, lo básico:

                                                              Skulltula
Tarántula mutada por culpa de las sombras. Las hay pequeñas y grandes, pero las más peligrosas son las grandes, pues tienen más veneno. Hay de dos clases: Skulltula común y Skulltula Dorada. La mayor parte de la Skulltula está cubierta por una gran coraza, pero lo único que no está recubierto por ella es su tripa. ¡Atácala por detrás!
Por el Director Gaépora.

Entonces, sacó su espada y cortó la telaraña, al menos para dejarlos libres, y luego, cogió el Tirachinas de Link y le dio con la piedra del suelo, entonces la Skulltula se zarandeó y entonces Celestia pudo pasar por detrás y golpearla. Pero no todo es tan fácil, pues las Skulltulas son astutas, y no se dejan dar tan fácilmente, es más, hay que regatearlas. Y cuando estén distraídas golpearlas, pero esta vez Celestia perdió su oportunidad, y golpeó a ella con sus patas y la arrastró unos metros. Celestia se cabreó mucho, y entonces empezó a acumular poder, y se rodeó de fuego, fue hacia la Skulltula y dejó que cayera sobre ella, y entonces, la quemó.

–No juegues con fuego, o te quemarás. –dijo Celestia intimidante.

Link empezó a abrir lo ojos y a sacudirse. Pero en lo primero que se fijó Link fue que su gorro ya no estaba. Link se puso histérico.

–¿¡Dónde está mi gorro!? ¿¡Dónde lo he dejado!? ¡Huy cómo lo sepa el Árbol Deku! –dijo Link muy preocupado.

–Seguro que se lo comió la Skulltula. Pero un gorro se le pierde a cualquiera. Además, estás más guapo así. Tienes un pelo muy bonito, me gusta. –dijo Celestia mirando el pelo de Link.

–Bueno… No es para tanto… –dijo Link cómo un tomate.

–Venga vamos, hay que encontrar la forma de acceder a dentro. –dijo Celestia investigando a su alrededor.

–Por cierto Link, estoy empezando a creer que eres un imbécil. Te está atacando un Butle y no te das ni cuenta. –dijo Celestia.

–¿¡Un Butle!? ¡¡AHHHHHH!! –dijo Link.

Link estaba tan asustado que fue hacia una pared y la atravesó. Era una pared de mentira.

–¡Link eres un genio! Pero un miedica, porque un Butle es un mosquito… –dijo Celestia riéndose a carcajadas.

–¡No tiene gracia! –dijo Link mosqueado.

–No, es que un Butle te estaba picando, en serio… –dijo Celestia un poco más seria.

–¿Y-Y su picadura hace a-algo? P-Porque no lo hace, ¿V-Verdad? –dijo Link asustado.

–No, solo pica un poco. Y ya está. En Altárea hay muchos. –dijo Celestia sin darle importancia.

Link se avergonzó de tener miedo de un mísero mosquito que no hacía nada, pero aún así tenía miedo, porque en realidad el Pozo de Kakariko parecían las Catacumbas del Cementerio de Kakariko, pues había esqueletos, lápidas, tumbas… Daba muy mal rollo ese lugar, hasta a Celestia le daba un poco de miedo. Entraron en una sala en la que había dos caminos, y un hueco en el suelo. Celestia decidió ir al hueco que había en el suelo, haber si encontraban algo utilidad. Link estaba muy mareado y a punto de vomitar por ver tantos esqueletos y demás. Cuando bajaron, entraron por un agujero en la pared y allí encontraron una sala con arena, barriles y…. Unas cuantas calaveras. Link estaba muy atontado por el asco. Celestia estaba también asqueada. Pero un tanto asustada, pues no había nada en esa sala, y su pregunta era: ¿Cómo ha pasado esto? Celestia, aunque estaba asustada, decidió andar hasta el centro de la sala. Pero de repente, empieza a retumbar el suelo y a moverse la arena. Celestia se apartó un poco, pero una criatura gigante salió del suelo, y atrapó a Celestia. Era un bicho blanco, con forma humana, y con muchos brazos que salían del suelo. Era algo parecido a un Zombi, pero mucho más grande y daba mucha más grima. Link, estaba ya medio desmayado, pero recuperó las fuerzas suficientes para poder luchar. Link había oído hablar de esas criaturas, se llamaban Mano Muerta. El temor de la infancia de Link siempre había sido encontrarse con un Mano Muerta, pero ahora tenía que enfrentarse a sus miedos. Además, tenía que hacerlo, de lo contrario, el Mano Muerta aplastaría a Celestia, pues esa clase de criatura no soltaba a su víctima hasta ahogarla. O peor. Link empezó a pensar en la táctica de cómo vencer al Mano Muerta. Quizá, si cortaba todas sus manos, soltaría a Celestia, pero claro, era un bicho muy alto, y sólo se le podía dar desde arriba. Entonces, Link tuvo una idea.

–¡Celestia, toma mi espada y golpea al Mano Muerta! –dijo Link lanzándola la espada.

–¡De acuerdo! ¡Le voy a machacar! –dijo Celestia muy motivada.

Celestia intentó darle unas cuantas veces, pero el Mano Muerta siempre esquivaba sus ataques.

–¡Link! ¡Capta su atención! ¡Usa luz! ¡Este bicho es ciego, y seguro que le deslumbra la luz! –dijo Celestia.

–Pues vaya. Porque aquí no entra ni un rayito de luz. –dijo Link.

–¡Porque es de noche pedazo de cernícalo! ¡Usa las antorchas bobo! ¡Cuando las cojas dame una! –dijo Celestia un poco mosqueada.

Link salió un momento y cogió una de las antorchas de la entrada, y se la tiró a Celestia. Celestia, agarró la antorcha y se comió el fuego.

–¿¡Pero que leches haces!? –dijo Link atónito.

Celestia no contestó. Pero en un momento echó una ráfaga de fuego por la boca y quemó la cabeza de el Mano Muerta. El Mano Muerta gimió, y después, murió.

–¡Hemos ganado! ¡Además ya tenemos comida para un mes! ¡Hoy toca cenar cabeza de bicho! –dijo Celestia emocionada.

–¡Y un jamón me como yo eso! ¡Eso es canibalismo! ¡Que al fin al cabo es una persona muerta y mutada por las sombras! –dijo Link con náuseas.

–¿De veras? Pues este bicho es bien feo… –dijo Celestia agarrando su cabeza.

–¿¡Que haces idiota!? ¡No toques eso! ¡Que asco! –dijo Link empezando a ponerse verde del asco.

Pero luego, caen a una sala, y retumba el suelo cómo un tambor. Pero entonces, aparece un pedazo de bicho horrible, parecido a un Zombi que colgaba del techo, con sus manos suelta y un gran ojo. Link casi se muere del susto. Celestia había oído hablar de un bicho similar, Bongo Bongo. Era una bestia ancestral que anteriormente protegía el núcleo de la Tierra, pero entonces un día, su corazón se oscureció de mal, y se transformó en esa horripilante bestia. Celestia intentó lanzar flechas y dañarle, pero nada. Luego intentó ir hacia las manos, pero sólo dio a una, y luego a la otra. Se abrió el ojo, y Celestia lanzó una flecha a su ojo. Celestia luego empezó a golpearle, y así unas cinco veces, hasta que el bicho cogió a Celestia la estrujó y la estaba ahogando. Link se despertó y cogió el arco, apuntó y lanzó una flecha a su ojo, y Celestia, una vez dejada libre, golpeó de nuevo al monstruo. Bongo Bongo murió.

–Gracias por salvarme. –dijo Celestia agradecida.

–No hay de qué. –dijo Link.

Pero de repente, aparecieron en la misma sala como otras veces anteriores, pero esta vez apareció Impa.

–¡Celestia, Link! ¡Gracias por salvar Kakariko! En fin… ¡Yo Impa, os otorgo mi poder! –dijo Impa dándoles el Medallón de las Sombras.

–¡Una última cosa! Cuidad de Zelda por mí… La verdad, siento haber sido demasiado directa, pero es que tengo mucha prisa, pero ¡Por favor, cuidad de la Princesa Zelda! ¡Hacedlo por mí! –dijo Impa.

Celestia y Link aceptaron. Luego Celestia dejó la cabeza en su sitio y se fueron del Pozo de Kakariko, mejor dicho, de la Pesadilla de Kakariko. Luego vieron que Kakariko volvió a la normalidad. (Bueno, se cargaron la sala dónde estaba Bongo Bongo.) Pero el Molino iba mucho más rápido y ellos cómo siempre fueron a investigar. Cuando entraron en el molino, el hombre que lo llevaba estaba bien histérico.

–Perdona, ¿Estás bien? –dijo Celestia.

–¡Vueltas y vueltas! ¡Vueltas sin parar! ¡Unos malditos críos han fastidiado el molino! ¡Han arruinado la maquinaria! ¡Han destruido una sala del Pozo! –dijo el hombre tocando una canción con una caja de música.

–¿Puede dejar de tocar mientras habla? Que no se te oye bien… Además, ¿Qué canción es esa? Porque a vaciado el Pozo… –dijo Celestia un poco inquieta.

–¡Yo no vacié el Pozo! ¡Fueron dos mocosos! ¡Hace 7 años, Link y Celestia tocaron esta canción!–dijo el hombre mientras les enseñaba una partitura.

–(Ahora que lo dice creo que si que conozco esta canción…) –pensó Celestia.

–A ver a ver… Mmm… –dijo Link mientras tocaba la melodía con su ocarina.

–¡Nooo! ¡No toques la Canción de las Tormentas, o moriremos! ¡Esta maquinaria no soporta las tormentas! ¡No revivamos el pasado! –dijo el Hombre.

Link dejó de tocar la melodía. Era muy bonita, pero a la vez espantosa, pues causaba fenómenos meteorológicos muy fuertes. Ellos, recordaron que en el pasado, después de recibir la Esmeralda Kokiri, fueron antes a Kakariko, y tocaron esa canción, y así vaciaron el pozo. Tiene su lado bueno: Entraron en el Pozo de Kakariko, pero su lado malo: Dejaron sin agua a todo Kakariko. Bueno, ya lloverá.

Después, fueron al Rancho Lon-Lon, a ver si estaba Malon y Epona. ¡Si que estaban! Pero no era todo igual, pues Malon ya no cantaba, los Caballos no galopaban, ni los Cucos cacareaban. Celestia se cabreó. Fue a ver a Ingo, pero, ¡Que miedito que daba Ingo con ese aspecto! (La verdad es que ya la daba antes) Ingo, ahora llevaba un Recinto dónde podías montar a Caballo. Celestia preguntó:

–¿Puedo montar a caballo? –dijo Celestia.

–Por 1.000 Rupias te dejo una hora. –dijo Ingo repeinándose los bigotes.

–¿¡Mil Rupias!? ¿¡Usted está bien!? ¡Eso es una millonada! ¡Como máximo pago 100 Rupias, ni una más! –dijo Celestia atónita.

–NO, o me das mil Rupias o NO montas a caballo. Elige. –dijo Ingo.

–¡Y un jamón! ¡Toma 150 Rupias y date por pagado! –dijo Celestia abriendo la Puerta.

A Ingo le dio igual. Celestia montó a Epona, y retó a Ingo a una carrera. Ingo aceptó. Era quien diera 10 vueltas a todo el Rancho y llegara antes a la Meta, se llevaría el caballo (En caso de que ganara Celestia) o pagaría 1.000.000 de Rupias (En caso de que ganara Ingo). Celestia no tenía más elección que ganar. Cuando sonó la salida, Celestia iba por delante de Ingo, pero no dos metros ni tres, ¡Unos 10 metros!

–¡Muerde polvo vejestorio! –dijo Celestia haciendo burla.

Cuando ya llevaban 9 vueltas, Celestia seguía por delante, pero ahora 3 metros. Cuando ya iban a terminar la carrera, ganó Celestia.

–¡Maldita niña! ¡P-Pues ahora te quedas con el caballo pero no sales del Rancho! –dijo Ingo avergonzado.

–¿¡Cómo has dicho viejales!? ¡Te voy a dar tal paliza que lo vas a flipar en colores! ¡Te voy a patear hasta el fin de mis días como te pille, anormal! ¡¡Sácame de aquí!! ¡Pues saltaré la valla! –dijo Celestia cogiendo impulso y… Saltando y yendo hacia la Pradera de Hyrule.

–¡Link! ¡Vamos a Desierto de las Gerudo! ¡Sube! –dijo Celestia subiendo a Link a la grupa de Epona.

Fueron hacia el Sureste de la Pradera, dónde se encontraba el mayor desierto de todos: El Valle Gerudo. Las Gerudo eran unas mujeres guerreras, desterradas a un desierto por cometer crímenes mayores. Eran bellas, morenas, altas, irascibles, peleonas y territoriales. Celestia fácilmente podría hacerse pasar por una Gerudo, pues encajaba a la perfección. Pero las Gerudo eran pelirrojas, y Celestia tenía el pelo negro. Antes de entrar en la Fortaleza, debían tener el pase Gerudo, o sortear a las Vigilantes. Pero Link, que es un torpe, bajó del caballo a buscar comida, el pobrecito es un hambrón insaciable. También es un dormilón. En un abrir y cerrar de ojos les descubrieron y les metieron en una cárcel.

–¡Estaos aquí un rato! ¡Y no hagáis ruido! –dijo la Gerudo.

–Maldita sea, ya estoy aquí de nuevo… ¡Siempre me pillan! –dijo Link
lamentándose.

–Porque eres imbécil. ¿Es que no ves que nos iban a pillar de todas formas? Bueno, al menos me acuerdo de por dónde salimos la última vez… –dijo Celestia investigando.

–¡Maldita sea! ¡Han tapado el agujero! ¿¡Ahora qué vamos a hacer!? ¡Ahhhhhh! ¡Que alguien nos ayude! –dijo Celestia histérica.

–¡Ssssshh! ¡Silencio! –dijo la Gerudo abriendo una trampilla.

–¡Bien! ¡Podemos salir por la trampilla! ¡Agárrate Celestia! –dijo Link cogiendo su gancho y subiendo hacia arriba.

–¡Ya estamos arriba! ¡Ahora…! –dijo Link sin terminar la frase.

–¡Cierra el pico idiota! ¿O es que quieres que nos vuelvan a pillar? –dijo Celestia tapando la boca a Link.

Cuando salieron al exterior, vieron que la Fortaleza Gerudo era gigante. Entraron por la primera puerta que vieron y había una celda con un obrero de Kakariko.

–¿¡Qué leches haces tu aquí!? ¡Espera, que te sacamos! ¡Eh, esta cerradura es fuerte, eh! ¡Vamos! ¡Uhaaaa! –dijo Celestia arrancando de cuajo la cerradura.

–¡Gracias! ¡Somos los obreros de Muto! ¡Salva a mis compañeros! ¡Faltan seis! ¡Ayúdanos a reencontrarnos! –dijo el obrero marchándose.

–Con que 7 obreros… ¡De acuerdo! ¡Los encontraremos! –dijo Celestia emocionada.

Luego, se dirigieron hacia la siguiente sala: Era la sala de las calderas. Había mucha vigilancia. Pero Celestia recordó un encantamiento para hacerles invisibles durante unos instantes. Cuando pasaron la sala, allí estaba el obrero. Le liberaron.

–¡Gracias! ¡Ahora solo faltan 5! Creo que está en una sala cerca del comedor de las Gerudo. –dijo el obrero marchándose.

–Que guay. Y yo que no tengo ni idea de dónde está el comedor… Bueno, pues a buscar… –dijo Celestia un poco incómoda.

Cuando se fueron de la sala se dirigieron al oeste de la Fortaleza. Allí se encontraba el Comedor. Intentaron sortear a las Guardias, pero cómo Link es un pobre desgraciado se cae en la caldera y se quema la túnica verde, y se queda con una birria de traje que le quedaba justo para taparle un poquitín el cuerpo.

–¡Ja ja ja! ¡Anda, que ya te vale! ¡Ven anda, ponte esto! –dijo Celestia dándole un traje que la dieron en Altárea.

–¿A qué esperas? ¡Póntelo! Venga rápido que voy a echar raíces como no te des un poco de prisa. –dijo Celestia esperando.

–Date la vuelta. –dijo Link.

–¿Por qué? ¡Vamos, no tengas vergüenza! –dijo Celestia empezando a mosquearse.

–He dicho que te des la vuelta. –repitió Link.

–¡Venga ya! –dijo Celestia a punto de explotar.

–Que he dicho que te des la vuelta. –dijo de nuevo Link muy serio.

–Póntelo rápido, es lo que yo he dicho. –dijo Celestia harta.

Link al final cedió y se lo puso. Le quedaba genial.

–Venga, hay que rescatar a los demás obreros. Ha ver si nos dan algo… –dijo Celestia maliciosamente.

–¡Celestia! ¿Únicamente estás salvando a los obreros para tu propio beneficio? ¡Menuda caradura! –dijo Link un poco enfadado.

Celestia, siguió andando hasta la próxima sala. Allí estaba el obrero. Le liberaron.

–¡Gracias! ¡Ahora sólo quedan 4! ¡Seguro que el siguiente está cerca de la sala de reuniones a la izquierda! ¡Hasta luego! –dijo el obrero marchándose.

–Pues vale, a la izquierda está la sala de reuniones. Pero tenemos para rato y el tiempo muy ajustado… ¡Vayamos cuanto antes! –dijo Link corriendo hacia la izquierda.

Cuando llegaron a la sala de reuniones, las Gerudo estaban dando una reunión y ellos… Salieron justamente en el centro del estrado.

–Ehhhh… Nosotros… No íbamos ya… ¿Verdad Link? –dijo Celstia intentando huir.

–Sí, ya nos íbamos… ¡Nos piramos! –dijeron a coro corriendo.

Todas las Gerudo se miraron extrañadas y luego prosiguieron con la reunión. Llegaron a la sala dónde estaba el obrero y le liberaron.

–¡Gracias! ¡Ahora solo quedan 2! ¡Mi compañero está en una celda a la derecha del salón! ¡Hasta lueguito! –dijo el obrero marchándose.

–¡Vamos, ya quedan pocos! Seguro que el salón está por aquí… –dijo Link.

–¿Y tú que sabes? –dijo Celestia.

–Es que lo pone allí… –dijo Link señalando un cartel bien grande que ponía: SALÓN GERUDO.

–Pues vaya… –dijo Celestia.

Fueron corriendo al salón y no había ni una sola vigilante.

–¡Que guay! ¡No hay nadie! –dijo Link saltando de alegría.

–¡Imbécil, seguro que están…! –dijo Celestia sin terminar la frase al ver que las Gerudo habían atrapado a Link.

–Escondidas. –terminó Celestia.

Celestia fue corriendo a por las Gerudo a darlas una paliza para que dejaran a Link.

–¡Venid aquí si os atrevéis, panda de miedicas! –dijo Celestia provocadora.

–La niña la conozco… Dejad al niñato ahí, yo me ocupo de esta. –dijo la Gerudo empuñando su lanza.

–¡Ven a por mí! –dijo Celestia desenvainando su espada.

–Niña, no vamos a luchar, esto es un combate cuerpo a cuerpo, deja las armas. Yo también las dejaré. –dijo la Gerudo.

Celestia dejó las armas.

–Ah, y tampoco vale ningún tipo de protección ni magia. –dijo la Gerudo riéndose maliciosamente.

–¿¡Pero qué clase de combate es este!? ¡Yo solo quiero recuperar a mi amigo! ¡Dámelo de una vez! –dijo Celestia enfadada.

La Gerudo dejó a Link libre, pero si Celestia quedaba fuera de combate, morirían ambos. Celestia aceptó la condición y empezó a luchar. Celestia nunca había luchado cuerpo a cuerpo, pero pensaba meterla una paliza que la dejaría K.O. Celestia pensó que si podía dejar a Link inconsciente, también podría dejar a una mujer. Era de lógica, pues ‘’supuestamente’’ los chicos son más fuertes que las chicas. Claro, que depende del caso. Celestia empezó a intentar pegar puñetazos, patadas y demás, pero era muy fuerte. La Gerudo la pegó en la cara, y casi rompe a Celestia la mandíbula, pero Celestia, escupió la sangre que tenía en su boca y siguió. Estuvieron así un rato, y Celestia empezaba a cansarse de recibir puñetazos y patadas y de sangrar, a sí que se detuvo un momento y la Gerudo con todas sus fuerzas, la pegó tal puñetazo que la estampó contra la pared, y rompió la pared y todos los escombros la cayeron encima.

–¡Celestia! –dijo Link preocupado.

–Es imposible que haya sobrevivido. –dijo la Gerudo.

–¡Celestia levanta! ¡Sé que no estás muerta! ¡No dejes que me maten! ¡Celestia! No me dejes solo.… –dijo Link llorando.

Pero de repente, empieza a retumbar el suelo. Link estaba asustado y muy triste. Pero otra vez: ¡PUM! Y otra: ¡PUM! Hasta que salió de los escombros Celestia, dolorida, llena de heridas pero rodeada de fuego.

–¡Eso es imposible! Sólo… ¡Es increíble, eres la hija de los Dioses! –dijo la Gerudo asombrada.

–Puede que alguna vez me llamaran así, ‘’La hija de los Dioses’’… Nadie me vencerá… ¡Lo Juro por mi vida! ¡Uhaaaaaa! –dijo Celestia mientras hacía explotar la Fortaleza.

La hizo explotar entera, y se salvaron las Gerudo, y también los obreros, y Link… Pero Celestia, por tal esfuerzo, estaba desmayada.

–¡Celestia! ¡Arriba! ¡Abre los ojos! ¡Vamos! Por favor… –dijo Link llorando.

–Tranquilo, estoy bien, sólo ha sido un calentón… –dijo Celestia.

–¡Gracias a la Diosa que estás bien! Estaba tan preocupado… ¿Pero de verdad que estás bien? –dijo Link abrazándola fuertemente.

–Te he dicho que estoy bien. Y no me sobes tanto que me agobias.–dijo Celestia un poco hartita.

–Vaya, perdón. –dijo Link dejando de abrazarla.

–Chica, te has ganado nuestro respeto… Ahora eres libre de hacer todo aquí, en la fortaleza. También ahora podrás acceder al Coloso del Desierto. Sentimos mucho haber causado problemas. –dijo la Gerudo avergonzada.

–¡No pasa nada! ¡Lo importante es que todos estamos bien! Bueno, casi todos… La Fortaleza… La verdad es que no… Pero en fin… –dijo Celestia sin terminar la frase.

–O-Ostras… ¡Te has pasado mil pueblos! ¡Mi pobre Fortaleza! ¡Buaaaaaa! –dijo la Gerudo al ver que su fortaleza estaba echa añicos.

–Pues… Sí, puede que me haya pasado un pelín, sí… Pero en fin… ¡Ya no hay nada que hacer! –dijo Celestia disimulando.

Luego, se despidieron de las Gerudo y decidieron ir al Coloso del Desierto, pues les habían dicho que fue un antiguo Templo dedicado a los Dioses. Quizá se encontrara allí el Sexto Sabio, pero nunca se sabe. Pero Celestia tenía sólo una cosa en mente:

–Oye, ¿Por qué todas las Gerudo sois chicas? –dijo Celestia curiosa.

–No todas. Hay dos chicos: El Rey Ganondorf y un chico que vino hace poco, se llama Rinku. Por cierto, Rinku se parece mucho a ti. ¡Igual sois parientes! Incluso los Dioses pueden tener parientes. ¡Deberías conocerle! ¡Es un chico muy majo! Es el sueño de todas las niñas Gerudo, ¡Todas están enamoradas de él! Pero Rinku pasa…–dijo la Gerudo un poco apenada.

–¿Y dónde está ese tal Rinku? –dijo Celestia.

–Seguro que está en su cuarto vigilando desde su ventana. ¡Aunque sólo tiene 12 años el chiquillo ya vigila! Es un verdadero ejemplo a seguir. Aunque es un poco tontaina y siempre está haciendo el cabra, es un muchacho bastante caballeresco. ¡Pero hay veces que se pasa de la raya! Se parece a ti… –dijo la Gerudo.

Pero Celestia y Link ya se habían marchado antes de que dijera que se parecía a Celestia. Tal y cómo describía la Gerudo a Rinku a Celestia se le acerelaba el corazón, pero ella no sabía por qué. Quizás fueran nervios de quizá conocer a un familiar, o cualquier cosa. Cuando llegaron al cuarto de Rinku, Celestia no llamó a la puerta, entró de golpe.

–¡Hola! –dijo Celestia entusiasmada.

Rinku se volvió, y Celestia y Rinku se miraron, fijamente. Celestia se embobó, y Rinku también.

–Te pareces mucho a mí… –dijeron a la vez.

–Ya lo creo que sí… –volvieron a decir a la vez.

–No serás… ¿Mi hermano? –dijo Celestia.

–Pues no lo sé. Vamos a ver… ¿Qué te gusta más: el fuego o el hielo? –dijo Rinku.

–Fuego. –respondió Celestia.

Estas fueron las preguntas y respuestas:

Fuego o Hielo: Fuego.
Azul o rosa: Azul.
Tirarse por un puente de 1 km al suelo o tirarse por una catarata de 1 km al agua: Catarata.
Caballo o Dragón: Dragón.
Espada Larga o normal: Me da igual larga o normal si la espada es fiable.

Comprobaron sus respuestas. Iguales. Pero ellos pensaron que solo era coincidencia. Pero la pregunta clave era: ¿Quién te trajo al Mundo? Los dos dijeron la misma Diosa. Era evidente. ¡Eran hermanos! Mejor dicho, parecían mellizos. Eran muy parecidos, pero sin embargo Rinku tenía el pelo más corto (Evidentemente) y tenía el pelo medio rojo y medio negro, algo parecido al fuego, y el chico tenía los ojos color amarillo tirando a marrón y Celestia los tenía casi negros, un marrón muy oscuro. ¡Bah, eran muy parecidos y punto! Link se sentía rechazado.

–(Esos dos me van a dejar a mí de lado…) –pensó Link triste.

–¡Rinku! ¡Este es mi ultra máximo mejor amigo de todo el Universo! ¡Se llama Link…! Pssss, Link, ¿Cuál es tu apellido? –dijo Celestia.

–No tengo. –dijo Link.

–¿¡Cómo que no tienes!? ¡Tu padre y tu madre deberían tener un apellido! ¡Que a mí no me tomas el pelo! –dijo Celestia un poco extrañada.

–Nunca llegué a conocer a mis padres. Murieron en la guerra de Hyrule. Me lo contó el Gran Árbol Deku cuando era un niño, cuando tenía siete años. No sé cuál es el apellido de mis padres. –dijo Link triste.

–Vaya… Pues lo siento. ¡Bueno, pues Link! –dijo Celestia.

–Eh, ¿Link no significa valentía en el Hyliano antiguo? Rinku significa voluntad en el Hyliano antiguo, y Celestia celestial en el Hyliano antiguo. –dijo Rinku interesado.

–Pues Link no es un nombre muy apropiado para Link… –dijo Celestia.

–¡Oye sin faltar! –dijo Link enfadado.

–Pero en serio, ¿¡Dónde has aprendido Hyliano antiguo!? –dijo Celestia.

–Creo que eres tonta. ¡Vivimos en Hyrule! ¿Es que no te han enseñado en el colegio Hyliano? –dijo Rinku.

–¡Que yo sólo hace cinco días que vine a Hyrule! –dijo Celestia.

–Bueno, siete años y cinco días. –dijo Link.

–¡Bah, lo que sea! –dijo Celestia sin darle importancia.

–Cambiemos de tema. ¿Quieres venir con nosotros al Coloso del Desierto? –dijo Celestia interesada.

*Nota: Un Coloso es una estatua muy grande comparada con las normales                                

–Yo… Bueno, luego voy para allá. Pero por favor, tener cuidado con las arenas movedizas, cobras, tornados, avalanchas de arena, cactus vivientes, momias, zombis, fantasmas… –dijo Rinku preocupado.

–¿¡Cómo has dicho!? ¡Yo no voy! –dijo Link asustado.

–¡Tú si que te vienes, pedazo de cagueta! –dijo Celestia agarrando a Link del jersey.

–¡Noooooooo! ¡No quiero que me coman! ¡Ayuda! ¡No quiero ir! ¡Noooooo, por favor! ¡Ahhhhh! –dijo Link resistiéndose.

–Celestia, tu mejorísimo amigo es un completo cagón. Las criaturas de camino no son ni lo más mínimo que te puedes encontrar dentro del Templo… –dijo Rinku sinceramente.

–¿¡Cómo has dicho!? ¡Ahora si que no me voy! ¡Pero ni de broma! ¡Tengo miedo! –dijo Link muy asustado.

–No le hagas caso. Es un caso perdido. –dijo Celestia tirando de él.

–Pero yo tengo una táctica. Mira, atento. –dijo Celestia acercándose mucho a Link.

Celestia se puso muy cerca de Link y le acorraló contra una esquina de la habitación. Celestia agarró a Link y directamente le dio un beso en la mejilla, y Link se desmayó.

–¿Lo ves? –dijo Celestia.

–Cómo molas hermana. Pero tu amigo está hecho un pastel. –dijo Rinku un poco desconcertadillo.

–Sí, tienes razón. Creo que está enamorado de mí. Cada vez que hablamos de que si yo le gusto cambia de tema. Eso me incomoda mucho. –dijo Celestia preocupada.

–Pero por eso no le guardes rencor, sería absurdo. Pero te cuidado de que no sea pesadito. –dijo Rinku.

–Descuida. Pero… Quizás tengas razón. No debo guardarle rencor por esa minúscula cosa. –dijo Celestia dejando de verle la importancia.

–Bueno, yo me piro, que tengo que reunir un Medallón. Bueno, ¡Hasta ahora! ¡Nos vemos allí! –dijo Celestia despidiéndose de Rinku.

Celestia, hizo un conjuro para levantar a Link y no tener que llevarle a rastras. Cuando llegaron al camino que conducía al Coloso del Desierto, había una gran tormenta de arena. No se podía ver casi nada. Celestia, vio unas cajas al borde del otro extremo del río de arena. Celestia cogió su gancho y cruzaron al otro lado. Pero… ¡Link se había caído al río de arena! El efecto del hechizo se había desvanecido.

–¡Ohhhhhh! ¡Maldita sea! ¡No te muevas! (¿¡Pero cómo se va a mover si está dormido!?) ¡Voy para allá! (¡No!) Bueno, le cogeré con el gancho. –dijo Celestia insegura.

Celestia cogió su gancho y lo lanzó, pero… Se la escurre y se cae también al río de arena.

–¡Maldita sea! Bueno, pues me tiro… –dijo Celestia.

Celestia se tiró al río de arena y agarró a Link, pero su gancho no le cogió.

–Que sea lo que la Diosa quiera ya. –dijo Celestia con pocas esperanzas.

Pero era muy tarde. Ya estaban completamente sumergidos en la arena. ¡Pero no cayeron hacia abajo, fueron hacia arriba y fueron directos al Coloso del Desierto! Pero cuándo estaban allí, Celestia cogió a Link, y a Link le cayó el gancho en la cabeza (Y eso que era de aluminio) le despertó, con gran dolor.

–¡Ahhhhhh! ¡Cómo dueleeeeeeee! –dijo Link quejándose.

–Por fin despiertas quejica. –dijo Celestia.

–¡Oye! ¡No mola! ¡Eso duele mucho! –dijo Link un poco mosqueado.

–Vaya. No sabes cuánto me alegro. –dijo Celestia seria.

–¿¡Cómo que te alegras!? ¿¡A que te…!? –dijo Link sin terminar la frase.

–¿A qué que? ¿Me vas a pegar? –dijo Celestia amenazante.

–No… –dijo Link.

–Ah, vale. –dijo Celestia más tranquila.

Cuándo cambiaron de tema, vieron al Coloso del Desierto, que representaba una mujer con cuerpo de serpiente. Era bastante hermosa, pero daba miedo. Mucho miedo. Y Link estaba ya temblando el pobre, pero Celestia también tenía miedo, no voy a decir que no, pero tenía sueño, llevaban casi tres días sin dormir, era normal. Bueno Link no. Pero Celestia estaba rendida, no podía más. Celestia, dijo a Link que descansarían aquí. Cogió de su mochila una manta, una almohada, una tabla y otra manta. Colocó todo para hacer una cama.

–¡A dormir! ¡Ya son las diez de la noche! –dijo Celestia.

–¡Guay! ¡Vamos! –dijo Link metiéndose en la cama.

–Eh, eh, eh. Tú no vas a dormir ahí. Toma esta manta y duermes en el suelo. –dijo Celestia apartando a Link de la cama.

–¡No pienso dormir en la arena! –dijo Link mosqueado.

–Vale. Tú mismo. Si quieres dormir de pie o sentado me da igual. Pero entonces se te van a comer los bichos. –dijo Celestia maliciosamente.

–¡Uhaaaa! ¿H-Hay b-Bichos? –dijo Link asustado.

–Muchísimos. –dijo Celestia soltando una risilla.

–¡A verlo dicho antes! –dijo Link cogiendo la manta y echándosela encima.

–Link. –dijo Celestia.

–¿Sí? –dijo Link.

–Tengo… Que decirte una cosa que siempre… He querido decirte… Pero prométeme que seguirás siendo mi amigo. –dijo Celestia.

Link se puso colorado y empezó a temblar.

–L-Lo prometo. –dijo Link muy nervioso.

–Bien. Link… Verás… Yo… –dijo Celestia sin terminar.

–Sentimos lo mismo. –dijo Link directamente.

–¿A sí? ¿Entonces yo también tengo una araña en la espalda? –dijo Celestia extrañada.

–¡Ahhhhhh! ¡Que asco! ¡Pensaba que decías otra cosa! –dijo Link decepcionado y sacudiéndose.

–Anda para, que te la quito yo. –dijo Celestia quitándole la araña.

–No, no era eso. Eso era sólo una broma. La pregunta es, que si alguna vez te pasó algo con alguien o algo. –dijo Celestia.

–¿Y eso a qué viene? –dijo Link asombrado.

–No sé, es que cómo siempre estás tan asustado, y te preocupas tanto por mí y por todos… Creo que igual te pegaron una paliza de no te menees o algo así.–dijo Celestia.

–Vaya. La verdad es que sí. Una vez, cuándo era pequeño me zurraron una panda de ladrones. Desde entonces tengo tanto miedo. Pero a tu lado, dejo de tener miedo, siento que estoy a salvo. –dijo Link un poco deprimido.

–Pues tu conciencia sabe lo que se cuece. ¡Conmigo estás a salvo! –dijo Celestia sonriendo a Link.

–Bueno, pues gracias… –dijo Link bastante contento.

–¡No me des las gracias! ¡Los amigos se cuidan! –dijo Celestia.

Pero luego se durmieron. Y a la mañana siguiente, se fueron al Templo. Había una gran roca que tapaba una entrada y un agujero en una pared que conducía a otra sala. Celestia fue hacia la pared taponada.

–¡Muévete roca! –dijo Celestia empujando la piedra.

Celestia lo intentó con todas sus fuerzas pero no pudo.

–¡Es hora de recurrir a la magia! –dijo Celestia empezando a acumular poder.

–Celestia, ¿Y por qué no vamos por el otro lado y vemos lo que hay? –dijo Link.

Pero Celestia ya había acumulado poder.

–¡Gran puño de los dioses! –dijo Celestia mientras pegaba un puñetazo a la piedra.

La piedra la movió hasta el final, pero rebotó y la dio a Celestia en todo el cuerpo, para matarla, porque era una pedazo roca que debía de pesar unos miles de millones de kilos, pues era una roca de unos diez metros de alto y unos cinco de ancho, y unos quince de profundidad.

–¿C-Con que e-Esas llevamos, eh roquita? –dijo Celestia muy dolorida y con heridas, arañazos, moratones, un buen golpetazo y algunos dientes rotos formando colmillos muy afilados en algunas partes.

–¡Celestia! ¡Para! ¡No merece la pena! –dijo Link intentando detenerla.

–Esta roca no se me va a resistir. ¡Es un pedazo de piedra! –dijo Celestia dolorida.

Link suspiró y dejó de intentar detenerla.

Celestia intentó mover de nuevo la piedra, pero no pudo.

–Sí, Link. Vamos por el otro lado anda. –dijo Celestia dándose por vencida.

–(¡No me lo creo! ¡Se ha rendido!) –pensó Link asombrado.

Celestia se intentó meter por el agujero, pero no cabía. Era demasiado grande. Pero Link era más delgaducho, así que igual él cabía por ahí. Pero nada, no cabían ninguno de los dos.

–¡Esto lo engrandezco yo a tortas! –dijo Celestia empezando a pegar puñetazos.

–No tienes arreglo. Todo lo solucionas a golpes. –dijo Link.

–¿Y a mí qué? ¡Si esa es mi forma de ser nadie me cambiará! –dijo Celestia intentando romper el agujero.

–Madre mía. Con esta no sirve razonar. Es cómo razonar con una pared. –dijo Link pensando que ya daba igual.

–Link, ¿Con quién hablas? Estás hablando solo… –dijo Celestia extrañada.

–¿Eh? –dijo Link sin enterarse.

–Anda déjalo. –dijo Celestia dejando de hablar a Link.

Celestia estuvo un rato intentando romper el agujero, pero nada, no había manera.

–¡Es hora de pasar a los explosivos! –dijo Celestia dejando una bomba.

–¡Aparta, imbécil! –dijo Celestia apartando a Link.

Cuando explotó sólo se resquebrajó un poco.

–¡Pues ahora dinamita! –dijo Celestia empezando a encender la dinamita.

–¿¡Es que quieres cargarte el Templo!? ¡No lo hagas pedazo de imbécil! –dijo Link reteniendo a Celestia.

Pero ya era tarde. Ya había explotado. Pero… ¡No se había roto!

–¡Ya me he hartado! ¡Vamos con la Bomba Atómica! –dijo Celestia sacando una de su bolsa.

–¡NO HAGAS ESO! ¡NOS MORIREMOS! –gritó Link.

–Vale, vale, vale… Tranquilo, que no lo hago… –dijo Celestia un poco asustadilla.

–A todo esto… ¿De dónde sacas todas esas bombas y artilugios? –dijo Link curioso.

–¿Y de dónde sacas tú todas tus medicinas? –dijo Celestia.

–Pues… ¡Es un secreto! –dijo Link.

–Lo mismo te digo. –dijo Celestia devolviéndole las palabras.

Celestia ya se hartó y le pegó tal patada que lo rompió en mil pedazos.

–M-Madre mía del amor hermoso. ¡Tienes la fuerza de todas las bombas del mundo juntas! –dijo Link asombrado.

–Link, deberías empezar a usar la fuerza en vez de la cabeza. Con la cabeza no vas a llegar a ningún sitio, te lo puedo asegurar. –dijo Celestia sinceramente.

Link se quedó en blanco, y directamente entraron en la sala en la que había un cofre, y lo abrieron, y vieron que eran unos Guantes de plata, que hacían que se triplicara la fuerza física de su portador. Celestia se los puso y fueron directos a dónde estaba la gran roca y Celestia la intentó levantar, y la levantó diciendo:

–¡El mundo es míoooooo! –dijo Celestia motivada.

–Que no es para tanto, no te emociones. –dijo Link.

–¿A que te lo tiro encima? –dijo Celestia amenazando a Link.

–¡Uha! ¿¡Tú estás bien!? –dijo Link asustado.

–No sé si estoy bien, pero… ¡En fin! Las damas primero. –dijo Celestia abriendo paso.

–¡No soy una dama! –dijo Link enfadado.

–¿A no? –dijo Celestia extrañada.

–¿¡Ahora te das cuenta!? –dijo Link muy cabreado.

–Pues sí… No hombre, que era una broma, pero venga en serio, pasa tú primero que me da miedito. –dijo Celestia.

–¿Te da miedo? –dijo Link extrañado.

–A ver, ¿Pasas o no? –dijo Celestia un poco harta.

Link se dirigió a la puerta y la abrió, había una gran sala, con un trono, y una armadura de acero sentada en el trono. A Celestia le recorrió un escalofrío por la espalda. Tenía miedo, y Link también. Celestia apartó a Link y se acercó a la armadura. En el espacio de los ojos, se pusieron unas lucecitas rojas, y la armadura se levantó.

–¡Uhaaaaaa! ¡Huyamos de aquí! ¡Rápido! –dijo Link yendo hacia la puerta.

–S-Sí… ¡¡Huyamos!! Espera, ¡Dime tú armadura, dónde está el último sabio! –gritó Celestia yendo también hacia la entrada pero reteniéndose en seco.

Pero la armadura llamada Nudillo de Hierro, no dijo nada. Y se dirigió a Link, era mucho más rápido, y con su gran hacha, iba a por Link, y Celestia no dudó ni un segundo y fue hacia el Nudillo de Hierro, y le golpeó en la espalda, y dijo el Nudillo de Hierro:

–Eso doler. Mi golpear tú y matar él. –dijo el Nudillo de Hierro con voz metálica.

–¡Pero si sabe hablar! –dijo Celestia asombrada.

–¿¡Y eso que importa!? ¡Ayúdame! –dijo Link asustado.

Link cuando vio que se volvía par dar a Celestia fue corriendo y… De las baldosas impecables del suelo se resbala y va rodando por la habitación.

–¡Será patético! ¿Es que no puede hacer una entrada decente? –se quejó Celestia.

–¡Eh, bicho! ¡No toques a Celestia! –dijo Link todavía rodando, pero ahora más despacio.

–¿O qué? –dijo el Nudillo de Hierro amenazante.

–¡Si la tocas te romperé!–dijo Link dejando de rodar.

Pero el Nudillo de Hierro coge otra hacha, pero mucho más grande y se arma con ella.

–Vaya hombre. –dijo Link pensando que era un desgraciado.

–¡Eh bicho del infierno! ¡Ven a por mí si te atreves, hijo de la basura! –dijo Celestia amenazante.

Pero cuando Celestia va corriendo se resbala cómo Link, pero ella se da contra la pared, y el Nudillo de Hierro la acorrala.

–Que me pase lo que sea, me da exactamente igual. –dijo Celestia despreocupada.

Pero el Nudillo de Hierro coge su hacha y va a golpear a Celestia.

–¡Celestia! ¡No! ¡No te quedes ahí! ¡CELESTIA! –gritó Link asustado.

Celestia cerro los ojos, respiró, y empezó a rodearse de fuego, y dijo:

–Eres auténticamente patético. ¿Es que no ves que no me puedes vencer? ¡Vamos, Cometa Draco, adelante! –dijo Celestia mientras conjuraba esas palabras.

Y… ¡Hubo una gran explosión y la armadura estalló en mil pedazos! Evidentemente murió.

–¡Pero bueno! ¿No le ibas a preguntar dónde estaba el último sabio? –dijo Link un poco extrañado.

–¡Ostras, es verdad! Se me había olvidado por completo… –dijo Celestia riéndose.

–Pues yo no le veo ni la menor gracia. –dijo Link un poco enfadado.

–Ja, ja, ja… Yo tampoco. Me río por no enfadar. –dijo Celestia un poco triste.

–Pues vaya. Ahora a seguir buscando… –dijo Link in poco despreocupado.

Celestia fue por la puerta que estaba al lado del trono, y había una gran sala con una estatua inmensa. Celestia se asustó un poco, porque daba grima, pero a la vez le gustaba. Había muchas escaleras, miles de millones de billones de escaleras. Link se empezó a marear de tanta escalera, y Celestia también. Pero Celestia era más lista y cogió su gancho, agarró a Link y subieron arriba del todo, pero Link ya estaba desmayado. Celestia suspiró, Link era un caso perdido. ¡Se mareaba con todo! Celestia puso a hombros a Link y le dio a un interruptor, que hizo caer una plataforma para subir a la ¿Cabeza de la estatua? Celestia pensó que si ese mecanismo hacía eso, algo bueno tenía que tener. Así que Celestia subió y se puso en la nariz de la estatua y golpeó su cara, dejó a Link en el suelo y dijo:

–Ábrete entrada. –dijo Celestia mientras tocaba la pared.

Celestia se sentía molesta. No se abría.

–He dicho que te abras. –repitió Celestia de nuevo.

Celestia se empezó a mosquear.

–¡Que te abras entrada del demonio! –dijo Celestia cabreada.

Pero de repente dice una voz:

–No. –dijo la vocecita.

–¿¡Cómo que no sinvergüenza!? ¡Te vas a abrir a la fuerza! –dijo Celestia muy cabreada.

–No. Eres muy maleducada, hasta que no tengas modales no me abriré. –dijo la voz.

–Bueno… Por favor puertecita, ¿Te abres por favor? –dijo Celestia más relajada.

–No. –dijo de nuevo la vocecita.

–¿¡Cómo que no!? ¡Lo he pedido educadamente! –dijo Celestia molesta.

–Ji, ji… Vale… –dijo la voz abriendo la puerta.

–¡Bien aquí seguro que está el último sabio! –dijo Celestia alegre.

Cogió a Link y entraron en la sala.

–(A todo esto, ¿No debería de haber venido ya Rinku?) –pensó Celestia extrñada.

Pero de repente aparecen dos brujas y estaban discutiendo por cuál de las dos era la más guapa. Se oían gritos, berrinches y tirones de pelo, y Celestia ahí espiando, cómo si nada. Pero de repente una bruja ve a Celestia y la pregunta:

–¿Qué opinas de nosotras niña? ¿Cómo somos? –preguntaron las brujas.

–Sois viejas. –dio Celestia seria.

–¿¡Cómo has dicho!? –dijeron extrañadas las brujas.

–He dicho que estáis cómo una pasa. –dijo Celestia de nuevo.

–¡Niña insolente! –dijeron las brujas enfadadas.

–¿Insolente? ¡Pero es verdad, debéis tener cómo más de 1000 años! –dijo Celestia sinceramente.

–Nos has enfadado, ¡Ahora verás la furia de Kotake y Koume! ¡Pelea con nosotras! –dijeron las brujas preparadas para luchar.

–Creo que paso. –dijo Celestia retirándose.

Las brujas se quedaron heladas. ¡Las habían dejado plantadas una mísera niña! ¡Era imperdonable! Las brujas se prepararon para luchar, y Celestia se dio cuenta de que eran las brujas de una antiquísima leyenda:

                        Las Hermanas Hechiceras, Birova: Kotake y Koume
Kotake y Koume eran dos brujas, una del fuego, y otra del hielo. Siempre se estaban peleando. Kotake, era de fuego, y Koume, era de hielo. Pero un día, un joven guerrero, las derrotó, con un espejo y una espada. El guerrero, sepultó a las brujas en un santuario en medio del Valle Gerudo. Ese Templo, hoy en día es llamado Coloso del Desierto. Pero las brujas todavía pueden regresar de su eterno letargo.
Adaptación del Maestro Buhel. ¡No imitar!

Bueno, allí en Altárea era uno de los libros prohibidos de la colección del Maestro Buhel, pero Celestia cómo es una cotilla, miró por sus documentos y encontró una de las páginas de su clásico libro sin terminar: Leyendas y Cuentos para no Dormir. Celestia se preguntaba cómo ese caballero logró vencer a unas brujas con un espejo. Era casi imposible. A no ser, que en un espejo se reflejara la energía… Era muy confuso. Pero por probar… Cogió uno de los espejos rotos de la torre y dijo:

–¡Os derrotaré! –dijo Celestia convencida de ganar.

–Sueñas en colores. ¡Nosotras ganaremos! –dijeron las brujas.

–Bla, Bla, Bla… Yo ganaré y vosotras perderéis… –canturreaba Celestia.

–No nos derrotarás
Porque ya lo hicieron
Somos inmortales parece que no te das cuenta
Aquí permanecemos
¿Es que no te das cuenta
de lo que está pasando?
Nosotras vamos a ganar
Te puedes preparar…
–cantaron las brujas con una bonita voz para unas brujas tan viejas.

–Pues yo ganaré os podéis preparar
Ya lo veréis, tendréis pesadillas.
¡A mi nadie me ganará! –cantó Celestia con una melodiosa voz.

Link se despertó, y seguidamente dijo:

–Dejad de cantar, me duele la cabeza… –dijo Link mareado.

Hicieron caso, sin saber por qué.

–Ahora, a luchar. –dijo Celestia.

–¡Venga! ¡Recordemos los viejos tiempos! –dijeron alegremente las Brujas.

–¿Cómo vosotras? –dijo Celestia picando a las Brujas.

–¡Cállate niñata del demonio! –dijeron enfadadas las Brujas.

Celestia se preparó. Cogió el espejo y a luchar. La estrategia era:
                                   
Estrategia Kotake y Koume
Coge un espejo, una espada y una buena ración de valor. Cuando Kotake o Koume echen su magia, refleja la magia con el espejo, y golpea a la contraria, pues el fuego y el hielo no combinan muy bien… Cuanta la leyenda que después de ser derrotadas se unen, y forman una sola. Pero sólo es un rumor. Kotake es de fuego, Koume de Hielo, entonces con la magia de Koume golpea a Kotake, y con la magia de Kotake golpea a Koume.
Adaptación antigua del Maestro Buhel. ¡No imitar!

Celestia cogió ese fragmento de libro del libro Estrategias para Jóvenes Caballeros. Celestia siguió el ejemplo.

–¡Atacádme! –dijo Celestia convencida.

Koume atacó, y con el espejo Celestia reflejó la energía en Kotake. Luego, Kotake atacó, y reflejó la energía en Koume, estaban igualadas. Pero claro, no iba a ser tan fácil. Luego, atacó de nuevo Kotake, y quemó a Celestia su pañuelo que la rodaba el cuello.

–¡Ja ja! ¡No es inflamable! ¡Resiste las llamas! –burló Celestia.

–¡Pero no el hielo! –dijo Koume echando su magia.

–¡Ahhhh! ¡Ese pañuelo me lo regaló Natsu! ¡Pagarás por ello! ¡Pagaréis por ello! –dijo Celestia cogiendo su pañuelo congelado.

Celestia se comió el pañuelo, bueno, el hielo del pañuelo y luego echó por la boca una ráfaga de hielo a Kotake. Hizo lo mismo con Koume, si no que al revés.

–¡Estáis acabadas! –dijo Celestia riéndose.

–No… No… ¡No! ¡Kotake y Koume fuerza doble! ¡Unamos nuestras fuerzas! ¡Uhaaa! –dijeron las Brujas mientras se fusionaban en una sola.

–Vaya hombre. Pues el Maestro Buhel tenía razón, se convierten en una sola… ¡Pero para esa forma no hay estrategia! ¡Huy madre…! –dijo Celestia pensando que era un poco desgraciada.

Pero pensó que si hubiera prestado más atención en sus clases y no se hubiera dormido… Quizá lo hubiera dicho… Pues sólo podría recurrir a una cosa, la imaginación. ¡A improvisar se ha dicho! Pero de repente…

–¡Siento llegar tan tarde! ¡Un bicho muy feo me engulló y bueno…! No quiero decir cómo salí de ahí… ¡Bueno! ¡Te ayudaré Celestia! –dijo Rinku mientras entraba por la ventana rompiéndola.

–¡Rinku! ¡Que asco de Brujas! ¡Ayúdame a derrotarlas! ¡Yo iré a por la de la derecha y tú ve a por la de la izquierda! –dijo Celestia dirigiéndose a la derecha.

Kotake y Koume echaron magia por los dos lados, y Celestia y Rinku reflejaron sus magias. Kotake y Koume se habían debilitado, pero se separaron.

–¡No puedo morir todavía sólo tengo 999 años y 364 días! ¡Es injusto! –dijo Koume llorando.

–¡Oye que tu eres la mayor, no te restes años! ¡Las dos tenemos 1000 años! Yo un día menos… –dijo Kotake.

–¿¡Cómo has dicho llamas podridas!? –dijo Koume enfadada.

–¿¡Cómo que llamas podridas!? ¡Hielo apestoso! –dijo Kotake también enfadada.

–¡Sssh! ¡Calla! ¿Qué es ese aro en tu cabeza? –dijo Koume señalando el halo.

–¡Tú también le tienes! –dijo Kotake.

–Nos morimos. –dijeron las Brujas.

–¡Adiós mundo! –dijeron las Brujas mientras ascendían al cielo.

Pero luego, Link, Rinku y Celestia fueron a la misma sala de veces anteriores, pero esta vez no había sabio.

–¿Y el Sabio? –dijo Celestia extrañada.

–Pues… No lo sé, que quieres que te diga. –dijo Rinku extrañado.

–‘’Debe ser alguien que tú conozcas muy bien, Celestia…’’ –dijo una voz.

–Esa no es… ¿Saria? –dijo Celestia.

–‘’¡Premio! Me prohíben decirte el nombre, pero su inicial es R. Está muy cerca de ti… Lo presiento…’’ –dijo Saria.

–¿Rinku? –dijo Celestia.

–‘’Eres más lista de lo que pareces… Sí, es Rinku Susurravientos…’’ –afirmó Saria.

–Yo… ¿Un Sabio? –dijo Rinku extrañado.

–‘’Sí… Yo… ¡Te hago despertar Sabio del Espíritu! ¡Une fuerzas con nosotros! Te lo ruego…’’ –dijo Saria.

–Vale… –dijo Rinku.

–‘’Pues… Toma es Medallón del Espíritu Rinku… Entrégaselo a Celestia, yo no se lo puedo dar…’’ –dijo Saria dando el Medallón a Rinku.

–Vale, entonces toma. –dijo Rinku dando el Medallón a Celestia.

–Gracias. Y ahora… ¡Hemos salvado Hyrule! –dijo Celestia alegre.

–‘’Todavía no. Esto únicamente es para reunir a todos los sabios y formar un sello protector, pero en realidad tú debes derrotar al Gran Rey Malvado Ganondorf. Todavía falta bastante para salvar Hyrule… Además todavía falta un último Sabio.’’ –dijo Saria tristemente.

–Vaya… Pues… ¿Dónde está ese Ganondorf de pacotilla y el otro sabio? –dijo Celestia preparada para luchar.

–‘’Están en el Castillo de Hyrule, mejor dicho, en el Castillo de Pesadilla. ¡Da mucho miedo!’’ –dijo atemorizada Saria.

–¡A mí no me da miedo nada! –dijo Celestia intentándose hacer la valiente.

–‘’Sí ya… Pero tú no sabes lo que es ese Castillo… Hay de todo: Zombis, muertos, ojos que te miran… Y sobre todo… ¡Insectos!’’ –dijo Saria muy atemorizada.

–Qué miedo. –dijo Celestia burlándose.

–‘’¿A que sí?’’ –dijo Saria muy asustada.

–Estaba de broma, no me da ningún miedo. –dijo Celestia tranquila.

Pero Link, que hace ya un rato que estaba despierto, se levanta y intenta asustar a Celestia.

–¡Buh! –dijo Link asustando a Celestia.

–Ah, hola Link. Por fin te despiertas. –dijo Celestia cómo si se esperara que pasara eso.

Link se desconcertó y pensó: (Esta tía es imposible.) Celestia parecía no tener miedo, pero en realidad estaba un poco preocupada. Pero cuándo se fueron, cómo de costumbre, Asu aparece de nuevo, pero daba mucho miedito, estaba llena de heridas y muy cansada, y dijo:

–Siento… Haber causado tantos problemas… Yo no quería hacerlo… En realidad yo… Soy… La Princesa Zelda… Ganondorf me manipulaba… Y me obligaba a hacer esas cosas tan horribles… Pero yo no lo quise hacer de verdad… –se disculpó Zelda transformándose en su verdadero cuerpo.

–¿¡Zelda!? –dijeron a coro Link y Celestia muy asombrados.

–Sí… Ahora, he peleado duramente contra unos Estalfos. Me querían volver a hechizar. Pero la debilidad de ese hechizo, Take Over, es la prudencia, y yo me percaté de que me estaban manipulando, y en la huida, me atacaron los Estalfos… –dijo Zelda bastante apenada.

–Ah… Pues vaya… –dijeron de nuevo a coro Link y Celestia, y luego por lo bajo dijeron: (No me imites.)

–Pero ahora, vayamos directos a lo que os quiero decir… Yo, soy la séptima Sabia, soy la Sabia de la Luz, Zelda. –dijo Zelda.

–¿¡Cómo dices!? –dijeron de nuevo a coro. Luego se lanzaron una mirada que parecía decir: (¡Cállate la boca!)

–Sí. Soy la séptima Sabia de Poder. –dijo de nuevo Zelda.

Pero de repente, se oye una voz, y dice:

–‘’Ja, ja. Sabía que si te dejaba libre lo acabarías diciendo. Si la queréis volver a ver, venir a mi castillo.’’ –dijo la voz llevándose a Zelda en un rombo de poder.

–¡Ahora verás cómo te pille renacuajo del asqueroso demonio! ¡Vamos Celestia, estoy a tope! –dijo Link agarrando a Celestia de la mano y corriendo hacia la Ciudadela de Hyrule.

–¡Link! ¡Cada vez te pareces más a mí! ¡Me gusta! Ahora el próximo paso es no desmayarte por nada… –dijo Celestia contenta.

–¡No te preocupes! ¡Lo lograré! –dijo Link corriendo un poco más lentamente.

–Vale… Pero acelera… –dijo Celestia un poco hartita.

Pero a lo que se dio cuenta Celestia, Link estaba descansando en el suelo. Link estaba muy cansado, e iba andando.

–Deprisa… Mira esa tortuga, quiere adelantarnos. Deprisa que nos alcanza. –dijo Celestia harta.

–Espera… Un descanso… Porfa… Que es que… Uf… Qué cansancio… –dijo Link muy cansado.

–Oh, ¿De verdad tienes tan poco aguante? ¡Es triste por tantas razones! –dijo Celestia triste.

–¡Uha! ¿A qué te refieres? –dijo Link sobresaltado.

–No… A… Nada importante, no… –dijo Celestia cómo un tomate.

–Pues vaya… –dijo Link decepcionado.

–¡Ah! ¡Esa tortuga nos lleva una buena ventaja! ¡Tío por favor! ¡ACELERA DE UNA MALDITA VEZ! –dijo Celestia ya hartísima.

–V-Vale… Pero déjame descansar… –dijo Link muy cansado e hiperventilando.

–Bueno… Pues entonces no te digo una cosa… ¿Eh, colega? Que pena… –dijo Celestia disimulando.

Link aceleró muchísimo y en un segundo estaban delante de la puerta elevadiza de la Ciudadela.

–Bueno Link… Lo que te quiero decir es que… Tú… Me pareces un tío genial. ¿Y sabes qué? ¡Cuándo sea más mayor me casaré contigo Link! –dijo Celestia rojita.

–¿¡A qué viene eso!? Bueno… Quizá…¡Me estás rallando!–dijo Link muy rojo.

–No te pongas rojo, que sólo era una broma… ¡Ahora no es el momento más adecuado! Ya hablaremos en otro momento. –dijo Celestia un poco enojada.

Link se desconcertó y fueron directos al castillo. Celestia, al ver que no había ninguna entrada, estaba todo rodeado de lava, dijo:

–A ver a ver… Pues nada… Pues… ¡Y listos! ¡Seguro que hay un camino secreto! ¡Estoy segura! –dijo Celestia saltando a la lava.

–¿¡TÚ ERES IMBÉCIL O QUÉ!? ¡TE VAS A CARBONIZAR! –dijo Link intentando retenerla, pero era demasiado tarde, ya había saltado. Pero Celestia… ¡Estaba andando sobre la lava y…! ¡Se lleva un puñado a la boca!

–¿Y a ezto lo zaman lava? ¡Ez lo máz azquerozo que he probado en mi vida! ¡A ezta lava me la cargo a golpez, esto ez un inzulto para el fuego y zuz derivadoz! –dijo Celestia con la boca llena.

–¡UHAAA! ¿¡ACASO TE PUEDES COMER EL FUEGO!? –dijo Link asombrado.

–Puez claro. ¿Qué como zi no? Bueno, también como comida, pero ez que yo como también el fuego. ¿Tú no? ¡Eztá muy rico! Pero ezte da máz pena que tú. ¡Eztá azquerozízimo! –dijo Celestia siguiendo comiendo.

–Pues si tan asqueroso está no te lo comas. –dijo Link extrañado.

–¡Ez que zi no me muero de hambre! ¡Llevo doz díaz zin comer tarado! –dijo Celestia siguiendo comiendo esa lava tan asquerosa.

–Oye, ¿Sabes que puedes enfermar si comes algo en mal estado? –dijo Link advirtiéndola.

–¿Y a mí que? ¡Me da exactamente igual! ¡Toma, come, que estáz máz flaco que un fideo! –dijo Celestia lanzando un trozo de lava.

Link se llevó un trozo a la boca, y cómo es normal la boca se le quemó entera.

–¡UHAAAAA! ¡CÓMO QUEMAAAAA! ¡AGUA NECESITO AGUAAAAAA! –gritó Link con la boca ardiendo.

–Espera que te la congelo. –dijo una chica que pasaba por allí.

Link se alivió. Pero Celestia se enojó mucho y subió.

–Hombre Yuko. ¿Qué tal? ¿Otra vez con tú asco de hielo? –dijo Celestia enfadada.

–Hola Celestia. ¿Y tú que tal con tu asco de llamas? –dijo Yuko enfadada.

–Pssss, Celestia, ¿Quién es esa? –dijo Link asustado.

–Es Yuko Fullbuster. Una antigua amiga. Me peleaba mucho con ella en Altárea. Luchábamos con siempre la misma apuesta, quién ganara su elemento sería el mejor. Por suerte, siempre empatábamos, nos golpeábamos mutuamente y al final perdíamos las dos. ¿A que sí, hielo apestoso? –dijo Celestia.

–Sí, y lo bien que nos lo pasábamos chimenea. Tenemos una pelea a medias, ¿Recuerdas? –dijo Yuko todavía enfadada pero con alegría.

–Sí. Pero no pienso luchar ahora, cucaracha de hielo. (Además, es mi amiga.) –dijo Celestia sin ganas de luchar

–Si sois tan amigas, ¿Por qué os peleáis? –dijo Link curioso.

–No lo sabemos, únicamente por entretenimiento, además el hielo y el fuego no se llevan bien, ¿Cierto, hielo seco? –dijo Celestia con una extraña risilla.

–Claro, llamas podridas. –dijo Yuko picando a Celestia.

–Sois el yin y el yan. Celestia es de fuego y Yuko de hielo… Pero sois amigas… ¡No lo entiendo! –dijo Link confundido.

–Bueno, encantada de volverte a ver, gusano de hielo. –dijo Celestia dando la mano a Yuko.

–Lo mismo digo, caracol de fuego. –dijo Yuko.

Pero a lo que se da cuenta Yuko, Celestia la estaba quemando la mano. Yuko también se la estaba helando, así que no sentían nada. Se dijeron adiós y  Celestia siguió comiendo. A lo que se dio cuenta Link no quedaba lava.

–¡Vamos a ver! ¿No decía que odiabas esa lava? –dijo Link extrañado.

–Sí, pero a partir del centésimo puñado ya no está tan mal… –dijo Celestia disimulando.

–‘’¡Sentimos llegar tarde! En fin, ahora podréis acceder al Castillo de Pesadilla. ¡De verdad que lo sentimos!’’ –dijo la voz de Saria.

Cruzaron el puente que había y entraron en un Castillo muy grande. Entraron en una sala dónde había muchísimas escaleras, miles de billones de trillones de cuatrillones de escaleras. Celestia agarró a Link y dijo a una esfera:

–¡Llévanos al final de estas escaleras! –dijo Celestia agarrando la esfera y llegando al final de esas horribles escaleras.

Abrieron una puerta y allí estaba… ¡Ganondorf! Celestia, no sabía por qué, pero se sentía triste por algo… E intentó recordar por qué. Celestia empezó a llorar sin saberlo, y se dijo:

–(¿Qué te pasa Celestia? ¡No llores sin motivo!) –pensó Celestia todavía triste.

Celestia sentía que algo malo pasaría. Celestia se limpió las lágrimas y dijo:

–A luchar. –dijo Celestia seria.

Ganondorf se levantó de una silla. Y se elevó. Y dijo que adelante.

Ganondorf, lanzó una bola eléctrica que golpeó a Celestia, y la paralizó y la hizo mucho daño. Luego, lanzó una bola aún más grande y derrumbó una pared encima de Celestia. Celestia, dejó que la hirieran. Pero Link no. Link fue corriendo por detrás de Ganondorf y le golpeó en la espalda, luego Ganondorf hizo lo mismo a Link que con Celestia. Ambos estaban al borde de la muerte. Sus ataques eran demasiado fuertes. Ni siquiera si unieran fuerzas conseguirían dañarle. Celestia estaba sin esperanzas, pero Celestia, con su último aliento, se levantó, con muchísimo esfuerzo, pero se levantó. Y dijo con esfuerzo:

–No tengo planes de morir. Ni dejaré que nadie muera que no seas tú. Mi vida es nada con lo que vale la vida de este chico. Mátame. Pero a él no le mates. Es… Parte de mí. –dijo Celestia muy seria.

Link se levantó y escuchó todo lo que dijo Celestia.

–Celestia… –dijo Link asombrado.

Link se levantó, y corrió, le clavó la espada en la espalda y luego le pegó contra la pared y le siguió golpeando. Link se sentía muy enfadado. Y luego, le dio un golpe de gracia, pero seguía sin morir. Ganondorf seguía vivo.

–¡Link! ¡Golpéale! ¡Pero ahí no! ¡En algún sitio que duela! –dijo Celestia.

Seguidamente, Link cogió su espada y la lanzó a la cabeza de Ganondorf. Le dio, pero… ¡Era de hierro! ¡No se hacía daño! Bueno la espada se rompió.

–La has liado buena. –dijo Celestia decepcionada.

Celestia conjuró un hechizo para poder derrotarle, y el hechizo era… ¿Una canción? Que decía:

‘’Ciérrate oscuridad
No vengas por aquí
Porque te derrotaré
Cueste lo que cueste
Hay que afrontar
Tu temor
Mi furia
Mi dolor
Te derrotará
Esta sed de venganza
Llenará mi alma…’’

Link cerro los ojos y se tranquilizó, Celestia cantaba muy bien. Pero Ganondorf se retorcía de dolor, y parecía como si le hubieran picado miles de serpientes en todas las partes del cuerpo. Era una canción Mata-Sombras, que se la enseñó su madre. Ganondorf, se desmayó, pero todavía no estaba del todo derrotado.

–¡Ahora Link! ¡Termina con un Golpe de Gracia! –dijo Celestia agarrando a Ganondorf.

Link cogió carrerilla y golpeó con lo que le quedaba de espada un Golpe de Gracia. Ganondorf ‘’Murió’’.

–Ya todo está acabado… ¡Uha! ¡Nos vamos abajo! ¡Ganondorf intenta destruir la torre con su último aliento! ¡A correr! –dijo Celestia tirándose por la ventana.

–¡Espera! ¿Y Zelda? –dijo Link agarrándola del pañuelo.

–¡A Zelda que la den! ¡Vamos, abajo! –dijo Celestia intentándose soltar.

Link saltó con Celestia. Pero claro, se pegaron un piñazo del copón. Pero al menos estaban vivos. A lo que estaban abajo ya se había derrumbado la torre. Link y Celestia se abrazaron. ¡Habían salvado Hyrule! Pero de repente se oyen golpes muy fuertes debajo de los escombros. Link fue a investigar. Y cuando se puso debajo de una pared, ¡PUMBA! Debajo de la pared de la que estaba subido Link aparece Ganondorf. Y Link sale despedido y le coge Celestia.

–Eh… Esto creo que debería ser al revés, pero bueno… –dijo Celestia un poco confundida.

–¿¡Y te preocupas por eso!? ¡GANONDORF ES UN ZOMBI! –dijo Link muy asustado.

–Hala… Seguro que no es para tanto… ¡UHAAA! –dijo Celestia asombrada al ver que Link tenía razón.

Ganondorf, se estaba convirtiendo en una bestia… ¡Que daba muy mal rollito! Link cogió su espada e intentó golpearle, pero tenía una buena armadura. La bestia, tenía dos espadas, y de un espadazo, echó fuera la espada de Link. Link cogió el Martillo Megatón y se armó con él. El único sitio no cubierto por la armadura era la cola. Link golpeó su cola unas cuántas veces. Y luego, Link cogió su espada. Y repitió el proceso, pero esta vez muchísimas más veces. Y Link ya cansado, pasó la espada a Celestia para que combatiera un rato ella, porque ya Link llevaba cómo media hora dando espadazos a su cola sin ton ni son. Celestia siguió y siguió, pero nada. A ese bicho ya no le afectaban los espadazos. Era hora de recurrir a la magia. Esta vez usó la Ira Ancestral, y le hirió un poco. Luego, usó el Fuego de las Constelaciones. Y le hirió. Después, usó Cometa Draco, que servía para invocar a un dragón estelar, Metalicana. Y le hirió bastante. Después de eso, usó Jaque Mate. Era el ataque supremo. Si sobrevivía a eso era un auténtico monstruo. Pero no. Ahora sí que habían vencido. Y luego:

–¡Antiguos creadores de Hyrule! ¡Sellad al Rey Malvado! –dijo Rinku creando un Sello Protector junto a los demás Sabios.

Sellaron al Rey malvado y… Lo habían conseguido. ¡Habían ganado!

Luego, se montó una gran fiesta, en el Rancho Lon-Lon. Talon, Malon, Freia, los Kokiri, los Goron, los Zora… ¡Incluso sus enemigos bailaban! Los Sabios, y etcétera. Luego, Link le preguntó a Celestia:

–Y ahora, ¿Qué vas a hacer? –dijo Link curioso.

–Creo que… No sé… –dijo Celestia insegura.

–Oye, tú viniste con un propósito que aún no has cumplido… –dijo Link.

–Sí, pero ya no me hace falta mi colgante. Me quedaré aquí, contigo y con los demás. Allí me tratan demasiado bien. ¡Yo no soy nadie importante! Puede que sea la hija de una Diosa, pero soy una persona, cómo vosotros. –dijo Celestia alegre.

–Y… ¿Dónde vas a vivir? –dijo Link interesado.

–¡Y yo que sé! Igual en el Rancho. –dijo Celestia.

–Puedes vivir en el Bosque Kokiri. –dijo Link.

–Somos adultos, ¿Recuerdas? –dijo Celestia recordándole a Link que los Kokiri no pensaban que eran ellos.

–Es verdad… Bueno, pues entonces no tengo dónde vivir yo tampoco… –dijo Link apenado.

–Bueno, pues viviremos aquí. En el Molino. –dijo Celestia.

–Para el carro. ¿En el Molino? –dijo Link extrañado.

–Sí, ¿Qué le pasa al Molino? –dijo Celestia extrañada.

–Nada, pero es que en el Molino no hay ni camas ni nada. –dijo Link.

–Estaba de broma. Vamos a vivir en el interior del Rancho. –dijo Celestia riéndose.

–Guay. Allí estaremos mejor que en el Molino. Al menos eso espero… Pero ¿Hay camas? –dijo Link.

–¡Claro que sí! Por que si no dónde íbamos a dormir, ¿En el suelo? Piensa un poco. –dijo Celestia pensando que Link era un poco imbécil.

–Bueno… También tienes razón… Cambiemos de tema anda, que este me está rallando. –dijo Link un poco cansado de aquella conversación.

–Pues vale. Mira, hace una noche preciosa. ¿No crees? –dijo Celestia señalando el cielo estrellado.

–¡Ya lo creo que sí! ¡Seguro que desde la Pradera se ve mucho mejor! ¡Anda, ve yendo para allá que ahora voy yo! –dijo Link apasionado.

Celestia se dio media vuelta y se dirigió hacia la Pradera de Hyrule. Definitivamente se veía muchísimo mejor. ¡Se veían incluso los brazos de la Vía Láctea! La Luna se veía gigante, los planetas también se veían… Era una vista magnífica. Celestia estuvo esperando allí unos minutos. Los minutos se convirtieron en cuartos de hora. Y los cuartos de hora en medias horas. Estuvo esperando 45 minutos, hasta que Link por fin apareció.

–¡Lo siento Celestia! Es que he estado contándole a Malon nuestro viaje. –se disculpó Link.

–¡No tienes ni pizca de vergüenza! ¿Cómo te atreves a hacerme esperar tanto? ¡Mira, si he esperado que casi es hora de dormir! Eres un caso perdido. –se quejó Celestia.

–¡Ya te he dicho que lo siento! Es que aparte de haberle contado todo a Malon he encontrado esto en el muro del Rancho. –dijo Link enseñándola a Celestia una piedra verde azulada.

–¡Pero si eso es una Reliquia del Despertar! Es mi favorita… Qué recuerdos… Me gustaría poder volver a vivirlos… –dijo Celestia dejando escapar una lágrima.

–Celestia, ¿Estás segura de que no quieres volver con tus amigos? –dijo Link preocupado.

–Sí. Pero… Me gustaría ver a Andrun… Y a Leaf, y a Kernoy… Y a mi padre, ¡Incluso a Astar! Todos son amigos y familiares. Menos Astar, que es un tonto del bote, pero me caía bien… Anda que no lo pasaba yo bien allí, en Teldrassil. E incluso Altárea tenía cierto encanto. Pero ahora… No… Podré volver. Al menos me gustaría despedirme de ellos. –dijo Celestia triste.

–Mira. Tú, si quieres vuelve. Aquí, siempre habrá un chico cuyo nombre empieza por L, que siempre estará contigo, por muy lejos que estés. Los amigos de verdad y todos los seres queridos… Siempre permanecen el corazón. –dijo Link apenado.

–Link… Eso que has dicho… Es muy bonito. –dijo Celestia.

–No, es la verdad. Siempre estaré contigo. Si es que te vas. –dijo Link muy apenado.

–¿Sabes qué? ¡No me pienso ir! ¡Eso que acabas de decir me ha llegado a mi corazoncito envuelto en llamas! ¡Permaneceré aquí hasta el fin de los tiempos! ¡Hasta que la muerte nos separe! –dijo Celestia conmovida.

–Eso último a sonado un pelín raro… ¿No crees? –dijo Link extrañado.

–¡Me importa un rábano! –dijo Celestia alegre.

–Ah. –dijo Link menos extrañado.

–Por cierto, estoy empezando a pensar otra vez que eres imbécil. Una Skulltula Gigante te está envolviendo en su tela y no te das ni cuenta… –dijo Celestia un poco asombrada.

–Esta vez no pienso picar. –dijo Link tranquilo.

–No tío, en serio… Te va a comer… –dijo Celestia asustadilla.

–Si es verdad, haz que me deje. –dijo Link serio.

Celestia cogió una navaja y empezó a cortar la tela. ¡Esta vez iba en serio! A Link le dio un patatús. Y Celestia dijo:

–¡Era una maqueta! –dijo Celestia riéndose a carcajadas.

–¡No tiene de pizca de gracia! ¡Casi me muero del susto! –dijo Link enfadado.

–¿¡Que no!? ¡JA JA JA JA! –dijo Celestia riéndose más todavía.

–A todo esto, ¿De dónde has sacado la maqueta? –dijo Link extrañado.

–Del mercado. ¿Por? –dijo Celestia.

–¿Y cuándo has ido tú al mercado? –dijo Link extrañado.

–Cuando estaba esperando la compré y la monté, por que si no me moría del aburrimiento. –dijo Celestia cesando de reír.

–Pues vaya. Ni que hubiera tardado tanto. –dijo Link asombrado.

–Has tardado una eternidad. –dijo Celestia un poco enfadada.

–Hala… No tanto, unos quince minutos como máximo. –dijo Link extrañado.

–Mira, cuando tú te fuiste, aún existían los dinosaurios. Ahora han extinguido, pero deja el tema. ¿Y ahora que hacemos? –dijo Celestia.

–Veo veo… –dijo Link jugando al Veo-Veo.


                                                            FIN

                                   
                            Capítulo Extra: El mundo alterno: Termina

Cuando Celestia y Link ya llevaban unos dos años viviendo en el Rancho, después de vencer a Ganondorf, Celestia y Link se fueron cómo de costumbre a explorar un poco los alrededores de por allí, cazando monstruos, haciendo trabajos que habían encontrado en el nuevo panel de la Ciudadela. ¡Ah, por cierto! Si Zelda os tenía preocupados está sana y salva en el castillo. En realidad, cuando saltaban por la ventana ya había huido Zelda hace rato. ¿Qué cómo? Pues no lo sé. Inventáoslo si queréis. Bueno, sigamos. ¡Hyrule había cambiado mucho en tan sólo dos años! Celestia, cómo de costumbre, sólo piensa en zurrar a los malos, en el fuego y en comer. A veces también suele pensar en ocasiones para pegar o insultar a la gente. ¡Que manía más mala! Pues claro, Celestia, al tener ese defecto, encima de que no tenían ningún trabajo pendiente, decía todo el rato que quería zurrar a alguien. Pero Link aguantando a Celestia. Al final, Link se acabó hartando y dijo:

–¡Anda, vamos a algún sitio a buscar pelea que das mala gana! –dijo Link un poco enfadadito.

–¡Bien! –dijo Celestia dando saltos de alegría.

 Pero eran las dos de la madrugada… ¡Huy cómo les hayan oído! ¡Se les va a caer el pelo! Decidieron irse cuánto antes a buscar pelea. Pero cuando estaban en la pradera de Hyrule, había una chica, con una esfera, y un portal mágico. Bueno, supuestamente mágico. Celestia pensó que esa niña era una buena víctima, pero Link, que la conocía mucho, la detuvo y la llamó imbécil. Celestia, cuándo vio que la niña se iba, directamente entraron en el portal. Era una supuesta sala con muchas ondulaciones, y se mareaba cualquiera. Los dos se marearon bastante. Pero luego, cayeron en una Pradera. ¡Era idéntica a la Pradera de Hyrule! Pero los lugares estaban invertidos. Por ejemplo, dónde estaba el Lago de Hylia, estaba el Valle Gerudo. A Celestia le dio igual. ¡A buscar una víctima! Celestia, vio a una mujer con pinta de mala y seguidamente la pegó un puñetazo.

–Niñita… Me has roto los dientes… Y creo que también la mandíbula… Pobrecita abuela de mí… –dijo la mujer que en realidad era una abuela cómo un trozo de pan de buena.

–¡Vaya! ¡Creo que me he equivocado señora! –dijo Celestia avergonzada.

–No es nada… Me compraré una dentadura… Toma chiquilla, un caramelo… –dijo la abuela dando a Celestia un caramelo de limón.

–¡Huy qué mal! ¡He pegado a una pobre abuelita! –dijo Celestia muy avergonzada.

Link y Celestia se marcharon de allí. Pero Celestia se dio cuenta de una cosa: ¡Era la abuela que levaba la Tienda de Pociones de Kokariko! ¡Pero si era una borde! Estaba claro. Era un mundo alterno a Hyrule. Las personas, sus personalidades, los lugares… ¡ERA HORRIBLE!

–Entonces si hay un alterno de nosotros… Entonces yo seré… ¡Una cursi! Y seré… ¡Una maga del Hielo en vez del Fuego! Y si tú eres mi ultra mega mejor amigo… Aquí serás… ¡MI ENEMIGO AFÉRRIMO! ¡Que horror! –dijo Celestia horrorizada.

–¡Times razón, es horrible! ¡Y si yo voy de verde… Iré de azul! ¡QUE HORROR MÁS GRANDE! –dijo Link horrorizado.

–Bueno, la ropa no es para tanto… –dijo Celestia extrañada.

–¿¡Qué no es para tanto!? –dijo Link muy aterrorizado.

–Link, lo tuyo es preocupante. –dijo Celestia un poco asustadilla.

Link ya estaba desmayado. Era un poco blandengue. Pero Celestia le agarró y le subió a hombros, y se dijo a si misma:

–En este mundo sólo puede haber una Celestia. Y esa soy yo. ¡Me voy a cargar a esa bicho raro! ¡Pero ya! –dijo Celestia enfadada.

Cuándo fue hacia el Rancho Lon-Lon, ¡No estaba! Y pensó, que claro, al ser un mundo alterno, estaría en el sitio que más odiaría en todo el universo. Y era… ¡La Caverna de Hielo! Celestia ya empezó a hiperventilar. Pero tenía que hacerlo. Por ella. Celestia intentó coger aire, y se dirigió a la Caverna de Hielo. Celestia ya empezó a tener arcadas. Celestia intentó calentarse, pero al tener a Link encima, le quemaría. Pero él también necesitaba calor. Así que se calentó hasta alcanzar los 35 grados. Para ella, esa temperatura estaba ‘’bien’’. Celestia avanzó y encontró un castillo. Con unicornios, conejitos y etcétera en la entrada. Además de que estaba hecho de hielo, sería su castillo. Entró en ese espeluznante castillo y se dirigió a una supuesta habitación. Allí estaba la Celestia Alterna.

*Nota: Ahora a los alternos le llamaré por ejemplo Celestia-A que si no es muy agotador escribir tanto alterno.

–Eh, tú. Tú no eres yo. No puede haber dos Celestias. Sólo puede haber una. ¡Y esa soy yo! ¡Te derretiré con mi fuego! –dijo Celestia amenazante.

–Perdón. ¿Qué decías? –dijo la Celestia-A sin haberse dado cuenta de nada.

–No mereces la pena. –dijo Celestia lanzando llamas a su alterna.

¡Pero sus llamas la atravesaban y no la alcanzaban! ¡Era un monstruo!

Celestia pensó que si derretía un trozo de hielo y lo convertía en agua hirviendo, podría derretirla, si es que estaba echa de hielo. Celestia lo hizo. Pero nada, no había manera.

–¡MONSTRUO! ¡Eres un monstruo! ¡Te derrotaré cueste lo que cueste bicho amorfo! –dijo Celestia un poco asustada.

–No me mates por favor. Si yo muero, caerá todo Termina. –dijo Celestia-A muy apenada.

*Nota: Termina (Se pronuncia Términa) es el mundo alterno a Hyrule. Lo digo por si os confundís con que algo termina.

–¿Cómo que caerá todo Termina? ¿Eres su gobernante o algo así? –dijo Celestia extrañada.

–Soy… Su reina. –dijo Celestia-A tranquila.

–¿¡Su reina!? (¡Entonces está casada, que horror!) –dijo Celestia aterrorizada.

–Si. Soy Celestia Zaranel, reina de Termina. –dijo Celestia-A tranquila.

–(¡Que horror! Entonces mi contraparte en Hyrule es… ¡La Reina de Hyrule! Así que entonces… Es Zelda. Zelda aquí ocupará mi lugar de justiciera… ¡ODIO TERMINA!) –se dijo Celestia muy asustada.

–¡Pero si mi apellido es Susurravientos! ¡Qué te vas a llamar tú Celestia Zaranel, imbécil! Además, yo soy la verdadera Celestia, digas lo que digas. ¡Y tú morirás, me da igual que caiga Termina! –dijo Celestia desenvainando su espada.

–Por favor, no me mates. Esto lo leí en un libro: Siempre hay un mundo contrario. Si alguna persona de alguno de los mundos muere, su contraparte también. Únicamente te estoy intentando advertir. Ambas moriremos, de una manera o de otra. –dijo Celestia-A un poco triste.

–Pues… La verdad es que… Bueno… Podrás vivir. Pero no seas tan cursi, que me da corte que me conozcan así en Termina. ¡Pero que conste que es por que no quiero morir, que si no ya estarías bajo tierra! –dijo Celestia envainando su espada.

–En realidad tienes muy buen corazón. Pero… También tiene maldad. –dijo la Celestia-A percibiendo vibraciones del corazón de la Celestia normal.

–¿Maldad? ¡Pero si yo voy en el bando bueno! ¡Qué voy a tener maldad! –dijo Celestia extrañada.

–Tú no te das cuenta, pero en realidad, eres un poco mala. Eres cruel, maleducada y estás un poco sonada, en sentido a la lucha. ¡Las haces muy violentas! –dijo Celestia-A un poco triste.

–¡Pero eso no es malo! ¡Es mi forma de ser! –dijo Celestia un poco molesta.

–En ningún momento he dicho que seas mala. Únicamente te digo que eres un poco cruel en tu forma de ser. –dijo Celestia-A.

–Cambiemos de tema anda. ¡Quiero volver a mi mundo! –dijo Celestia un poco molesta de esa conversación.

–Pues vaya. No se puede, únicamente se puede si tienes una bola mágica para transportarte a cualquier sitio, su nombre es Transportorium. –dijo Celestia-A.

–¡La tengo! ¿Eh? ¿¡Dónde está!? ¡Ah! ¡Se me debió de caer en el castillo de Pesadilla! ¡Qué mal! –dijo Celestia buscando por todos los sitios.

–Yo tengo una. Pero cuídala, ¿Vale? –dijo Celestia-A dando a Celestia su esfera.

Celestia dijo que los llevaran a Hyrule, y así fue. ¡Estaban en Hyrule! ¡La pesadilla había terminado! Pero resulta que era solo un sueño de Link y Celestia, que esa noche soñaron lo mismo. ¡Que pesadilla más horrible! Sobre todo para Link, soñando que él iría de azul. Yo no le veo el problema, me gusta más el azul que el verde pero a él… Va ser que no. ¡Y sobre todo pobrecita Celestia al tener una contraparte tan horrible! Pero esa misma mañana, sucedió lo mismo que en su sueño, una chica estaba al lado de un portal, y claro, entraron. Celestia se fijó en que no todo era igual. Era un mundo sin forma propia, era irregular, y encima estaba como dado la vuelta, los pájaros volaban en el suelo, los árboles estaban por ahí volando… ¡Que caos! Pero de repente, un chico, de unos 19 años de edad, con el pelo de punta, rojo y con una gran capa que le llegaba por el suelo, se les acerca. La verdad es que era guapo sí, pero ¡Daba mucho miedito!

–Bienvenidos a Termina. He aquí el mundo alterno. Me llamo Axel, y soy su rey. Os… Agradezco la visita. Últimamente no tenemos muchas. –dijo Axel presentándose.

–Por qué será que no tenéis tantas visitas. (¡AHHHHH! ¡Entonces si mi alterna es la Reina estoy casada con este tipo! ¡Definitivamente odio Termina! ¡Que asquerosidad!) –dijo Celestia horrorizada.

–Por cierto chica, tú te pareces mucho a mi mujer. ¡Sois igualitas! Hasta en el pelo, la forma de hablar… ¡Incluso sois igual de hermosas! ¡Hay mi querida Celestia! ¡Y decías que no tenías una hermana! ¡Hay, mira que eres guapa! –dijo Axel que se había enamorado de la Celestia normal.

–¿Pero que le pasa al tío este? Está salido. –dijo Celestia extrañada.

–¡Anda chica, gobierna junto a mi Termina! ¡Te lo ruego! –dijo Axel pidiéndole la mano a Celestia.

–¡Tú estás mal! ¡Yo no quiero gobernar contigo Termina! –dijo Celestia asqueada.

–¡Por favor! ¡Te daré lo que sea! –dijo Axel siguiendo insistiendo.

–No toques lo que no es tuyo. –dijo Link enfadado.

–¡Es mía! –dijo Axel también enfadado.

–¡No, es mía! –dijo Link.

–¡Ahora verás hijo del lodo! –dijo Axel lanzándose a por Link.

–Vamos chicos, que no es para tanto… (Además, yo no soy de nadie…) –dijo Celestia pensando que eran unos salidos.

Pero no estaban escuchando a Celestia. Ambos se estaban peleando por ella.

–¡He dicho que paréis ahora mismo! ¡Os lo ordeno, o si no, no soy de ninguno de vosotros dos! –dijo Celestia enfadada.

Los dos pararon en seco. Y luego Celestia les pegó a cada uno una bofetada.

–Seguro que ha sido en plan cariñoso… –fantaseaba Axel.

–¡Pelmazo! –dijo Celestia mientras le pegaba una patada.

–¡Los que se pelean de desean! –fantaseaba de nuevo Axel.

–¡Eres un pelmazo y un tonto el bote salidorro! ¡Déjame en paz! –dijo enfadada Celestia.

–Querida, gobierna conmigo esta tierra de ensueño… –dijo Axel atontado.

–¡Será cursi! ¡Déjame en paz bicho asqueroso! –dijo enfadada Celestia.

–¡Así se habla Celestia! –dijo Link motivado.

–Y tú… ¿¡Cómo que no toques lo que no es tuyo!? ¡Yo no soy ni tuya ni de nadie! ¿¡Te enteras!? –dijo Celestia cabreadísima con Link.

–Pero… Únicamente quería que te dejara en paz… Solo quería engañarle… Para que pensara que… –dijo Link sin terminar la frase.

–¿¡Que!? ¿Qué yo ya estaba cogida? ¡Pues te estás equivocando! –dijo Celestia muy cabreada.

–Ya te he dicho que era para engañarle. –dijo Link incómodo.

–Anda déjalo. Me voy a cargar a este tío y nos piramos para casa. –dijo Celestia abandonando el tema.

–¿Me vas a matar? –dijo extrañado Axel.

–Sí, pero yo no. ¡Adelante, ábrete portal del dragón de Fuego Igneel! ¡Draco! –dijo Celestia invocando a un dragón del fuego, más bien, un chico del fuego.

–Creo que ya sé lo que tengo que hacer. ¡Estoy que ardo! –dijo el chico rodeándose de llamas.

–Siempre con tu fuego, ¿Eh, Natsu? –dijo Celestia dando una palmadita en la espalda a Natsu.

–¡Sí! ¡Ah, por cierto, un regalito de Fiore! –dijo Natsu mientras le daba unas pocas llamas suyas.

–¡Gracias Natsu! ¡Ojalá vivieras aquí con nosotros! –dijo Celestia comiéndose el fuego.

–Yo ya tengo mi casa en Magnolia. Pero no creas que no me gustaría estar aquí contigo. ¡Ahora me cargo a este tío! ¡Dragón de Fuego, Puño de Hierro! –dijo Natsu mientras golpeaba muy fuerte a Link y le estampaba contra la pared.

–¡No Natsu, a ese no! ¡Al de pelo de punta! –dijo Celestia señalando a Axel.

–¡Vaya! ¡Lo siento! ¡Dragón de Fuego, Aliento! –dijo Natsu mientras expulsaba una gran ráfaga de fuego por la boca.

Axel se quemó todo el cuerpo, y claro, pues como es normal se estaba muriendo.

–Creo que mi trabajo a terminado. ¡Ojalá nos volvamos a ver! ¡Hasta muy pronto!–se despidió Natsu.

–¡Ya nos veremos! –dijo Celestia despidiéndose de Natsu.

Axel estaba carbonizado. Y Link también, pero muchísimo más levemente. Celestia se fijó en que Natsu… ¡Se había pasado mil millones de pueblos! ¡Había arrasado toda la pradera de Termina! Pero al menos había derrotado a ese pelmazo de Axel. Luego, Link se despertó. Axel estaba ya K.O.

–Eh, Celestia. ¿Quién era ese tío del pelo rosa? –preguntó Link.

–Natsu. Era mi mejor amigo cuando era pequeña. Siempre estábamos juntos. ¡Cómo jugábamos cuando aún éramos críos! –dijo Celestia un poco triste por que Natsu no estuviera aquí con ellos.

–¿También estaba contigo en Teldrassil? –dijo Link interesado.

–No. Estaba conmigo en Fiore. Antes, yo vivía en Fiore, que viví durante unos 7 años. Luego, acabé en Teldrassil con mi madre, aún no recuerdo cómo. Además, mi madre en Fiore era una persona normal y corriente. ¡Era guapísima! –dijo Celestia fantaseando en sus tiempos.

–Cuéntame más. ¿Tú también ibas al colegio? –dijo Link muy interesado sobre la historia del pasado de Celestia.

–¡Pues claro que iba al colegio! Además, allí conocí a la mayor parte de mis hermanos. –dijo Celestia alegre.

–¿¡Tienes más hermanos!? –dijo Link extrañado.

–¡Pues claro! En total tengo cuatro. Son Rinku, Gray, Yuko y Talía. –dijo Celestia.

–¿Quiénes son Gray y Talía? –dijo Link.

–Gray es el hermano de Yuko, por lo tanto es mi hermano también, pero Yuko es mi hermana adoptiva, y Talía es la hermana más pequeña. ¡Es un encanto! Igual que Rinku, pero Rinku es menos civilizado, él es cómo una bestia parda. –dijo Celestia.

–Vaya. Cuéntame. ¿Cómo era tu colegio? –dijo Link.

–Maravilloso. Bueno, los mayores se metían siempre conmigo. En esa época, yo era buena, tranquila e incluso llevaba algún que otro vestido. Yo no era cómo ahora, no pegaba, es más, solucionaba los problemas hablando, o eso es lo que yo pretendía. Pero luego me acababan pegando palizas. Y luego Natsu se las devolvía. Él fue quién me enseñó toda esta magia del fuego y a comerlo. Lo hizo para protegerme. Pero siempre había una desventaja. Yo aún era novata, y una vez intentando hacer la magia de los Dragón Slayer, di a uno de los mayores, y me pegaron la paliza padre. Desde ese día, me dije que sería cómo soy ahora, y desde entonces, todos los mayores me tenían miedo, pues a su jefe le dejé magullando. Luego, pasados 2 años, tuve que ir a Teldrassil, luego a Altárea, luego a Hyrule y ahora a Termina. –dijo Celestia recordando sus tiempos pasados.

–Pues menudo pasado más movidito. –dijo Link.

–Ya ves. Bueno, ahora hay que irse a Hyrule. –dijo Celestia echando la bola mágica para que les devolviera a Hyrule.

–¡Aún no quiero irme! Quiero ver este mundo. –dijo Link deteniendo a Celestia.

–De acuerdo. Creo que es hora de que conozcas a mi doble. ¡Es horrible! Bueno, igual para ti no, pero para mi sí. –dijo Celestia.

*Nota: En realidad, la apariencia de las personas no cambia, lo único que cambia es su personalidad.

–No lo creo. Seguro que es muy guapa. –dijo Link fantaseando.

–¡Despierta tarugo! –dijo Celestia haciendo la zancadilla a Link.

–Bueno, pensándolo mejor, creo que iré a ver a tu doble. El sitio que más odias es el Cráter de la Montaña de la Muerte, ¿No? ¡Voy para allá! –dijo Celestia separándose de Link.

Celestia, cuando llegó, estaba Link jugando por allí como un crío de dos años. Es más, ¡Era un crío! ¿Sería su hijo? Celestia le miró.

–Pues sí, es igualito a él. ¡A ver si tiene más fuerza! –dijo Celestia pegando un puñetazo al niño.

Celestia casi se rompe la mano. ¡Estaba durísima su cabeza! El niño se reía. Pero de repente…

–¡Lira! ¿Qué haces aquí? ¡Es hora de comer! ¡Majestad, no la había visto! Saludos. –dijo la chica que parecía ser la madre del niño.

–¿Es niña? –dijo Celestia extrañada.

–¡Claro! ¡Se llama Lira! Es el hijo de Link y Zelda. –dijo la chica.

–¿¡El hijo de Link y Zelda!? –dijo Celestia sobresaltada.

–Sí. Yo soy Saria, la hermana de Link. –dijo Saria presentándose.

–¿¡Saria!? ¡Madre mía! ¡Esto es un verdadero caos! A todo esto, ¿Cuántos años tiene Link? –dijo Celestia muy extrañada.

–Tiene 27 años. ¡Es un joven excelente! –dijo Saria entusiasmada.

–Oye Saria, ¿Tú no tenías el pelo verde en vez de rojo? –dijo Celestia extrañada.

–¿Yo? ¿Yo con el pelo verde? ¡No me hagas reír! –dijo Saria extrañada.

–Pues me gustaba más verde. A ver, ¿Tú eres una Kokiri? –dijo Celestia extrañada.

–No, soy Hyliana. Y por si lo preguntas, tengo 12 años. –dijo Saria presentándose.

–Ah vale. ¿Dónde está Link? –dijo Celestia.

–Seguro que está entrenando con la espada en algún lugar de esta cueva. O quizá se esté dando un paseo, o estará zurrando a una pandilla de ladrones… ¡Cosas así! –dijo Saria.

–¿¡Link haciendo eso!? ¡Me piro! ¡Adiós Saria! –dijo Celestia corriendo a buscar a Link.

Cuando Celestia encontró a Link, Link estaba practicando con el arco.

–¡Eh, buenos días Celestia! ¿Te apuntas? ¡A ver si alcanzas mi record! ¡Yo he dado  98 veces en el blanco! –dijo Link dando el arco a Celestia.

–¡Te voy a hacer morder el polvo Link! –dijo Celestia agarrando el arco.

–Celestia, ¿Qué te ha pasado? ¡Tú nunca hablas así! –dijo Link extrañado.

–¡Desde ahora seré así! –dijo Celestia.

 Celestia, lanzó las 100 flechas, y dio todas en el blanco.

–¡UHAAAA! ¡Has superado mi record! ¡Toma, te regalo mi arco! –dijo Link dando el arco a Celestia.

–Vaya, pues… Gracias. Lo guardaré. Oye, ¿Es verdad que tienes un hijo? –dijo Celestia.

–Sí, ¿Por? –dijo Link extrañado.

–No sé. Es que cómo Saria dice que… –dijo Celestia sin terminar la frase.

–Hablas un montón. –dijo Link.

–¡Serás descarado! –dijo Celestia pegando una bofetada a Link.

–¡Ay! ¡Oye! ¿¡Desde cuando pegas tú a las personas!? –dijo Link extrañado.

–¡Desde siempre! –dijo Celestia enfadada.

–Pues nunca me habías pegado. –dijo Link.

–¡Acostúmbrate mentecato! –dijo Celestia cabreada.

–No me das ningún miedo. Además, me gustas más ahora. ¡Digno de ti, siempre cambiando! –dijo Link riéndose.

–(Pues la verdad es que a mí también me gusta más Link aquí que en Hyrule… ¡Ojalá se viniera conmigo! Además, parece que son muy buenos amigos, para que a Celestia, o sea, yo, no me llame majestad…) –pensó Celestia.

–Oye, ¿Y con quien estás casado? –dijo Celestia.

–Con nadie. Esa niña me la encontré y la crié, pero en realidad no es mi hija de sangre. –dijo Link.

–Entonces… ¿No es tu hija y de Zelda? –dijo Celestia confusa.

–¡No! ¿¡Quién te ha dicho eso!? –dijo Link sobresaltado.

–Pues tu hermana Saria. –dijo Celestia aún más confusa.

–¡Lo ha entendido mal! ¡Zelda y yo somos enemigos íntimos! –dijo Link enfadado.

–Pues vaya. –dijo Celestia más tranquila.

–Celestia, ¿Te vienes luego conmigo a la pradera? Es que… Quiero… Contarte una cosa… –dijo Link con timidez.

–¡Pues su actitud no cambia ni una pizca! (¿O el Link de mi mundo no está colado por mí y solo finge?) –dijo Celestia confusa.

–Quedamos a las ocho. ¿Ok? ¡Lo prometido es deuda! ¡Hasta luego! –dijo Link marchándose.

–¡Espera un momento! ¡Si ni siquiera he dicho que sí! –dijo Celestia.

–Se ha ido… Qué mal… En fin, tendremos que estar más tiempo en Termina de lo que pensaba. –dijo Celestia un poco cansada de estar en Termina.

Pero de repente aparece el Link de verdad y con esfuerzo dice:

–Celestia… Tienes que venir conmigo… Por favor… Ven… Rápido… Que me aso… Venga…  –dijo Link sudando a mares.

–Pero si no hace tanto calor. ¡Se está de miedo! ¡Podría quedarme aquí a vivir incluso! –dijo Celestia.

–¡A ti te entrenaron para combatir el calor, a mi no! ¡Rápido! –dijo Link.

–Si quieres te enseño, no es muy difícil… –dijo Celestia.

–¿Crees que me podrás enseñar? –dijo Link.

–¡Pero que digo! ¡Eso son secretos entre Natsu y yo! ¡De eso nada monada! ¡Vamos, fuera, que das asco, macho! –dijo Celestia asqueada.

Cuando salieron, Celestia vio que Link estaba casi al borde de la muerte, por el extremo calor.

–¡OH! ¡Venga, que te enfrío! –dijo Celestia cargando poder.

–¡NOOOOOO! ¡Tú me carbonizas! –dijo Link con miedo.

–Que no tonto. Confía en mi. –dijo Celestia.

–¡HE DICHO QUE NOOO! –dijo Link cabreado.

–Menudo amigo que tengo. Bueno, si te mueres, es tú problema. Si vives, dímelo. ¡Me piro para Fiore! ¡Adiós! –dijo Celestia yéndose para Fiore.
Link se fue a la Caverna de Hielo y no le pasó nada.

                                                      EPÍLOGO

 Celestia se fue a Fiore en serio. Se dirigió a Halgion, el pueblo donde se crió. Había una ronda de prensa. Además, ¡Estaba el periodista que comentaba los actos de Celestia! Celestia le tenía mucha manía.

–¡BUENOS DÍAS! ¡Soy Celestia! –dijo Celestia presentándose.

–¡Celestia! ¡Hombre, cuánto tiempo! –dijo el periodista.

–Si no te importa, te vamos a hacer unas preguntas: ¿Qué tal con Natsu? –dijo el periodista.

–Bien. Aunque sólo le he visto un poco hoy, bien. –contestó Celestia.

–¡Bien! ¿Sigues cargándote cosas? –dijo el periodista.

–¡Eh! ¡TÚ siempre andabas escribiendo cosas malas sobre mi! ¡Qué si he roto esto, que si he roto aquello, que si he roto lo de más allá! ¡Claro que sigo rompiendo cosas! –dijo Celestia cabreada.

–¡Bien, bien! ¿Por qué llevas una ropa tan similar a la de Natsu? –dijo el periodista.

–Porque me gusta seguir su ejemplo. –dijo Celestia.

–¡Genial! ¿Es verdad que te comes el fuego, cómo Natsu? –dijo el periodista.

–Pues claro. ¿Qué voy a comer si no? –dijo Celestia.

–Genial, genial. ¿Eres una Dragón Slayer de Fuego cómo Natsu? –dijo el periodista.

–¿A qué viene tanta pregunta sobre Natsu? Se podría decir que si. Pues, él me enseñó toda su magia. –dijo Celestia cabreada.

–¡Genial! ¡Pues ya hemos terminado! ¡Hasta otra! –dijo el periodista marchándose.

–Yo también me las piro. ¡Ah, tengo una cosa pendiente! ¡Adiós! –dijo Celestia volviendo a Termina.

Cuando estaba Celestia en la Pradera de Termina estaba el Link-A. A ver que tenía que decirle Link a Celestia.

–¡Celestia! ¡Has venido! ¡Ya sabía que vendrías! –dijo Link muy contento.

–Acabemos con esto. ¿Y bien? ¿Qué tenías que decirme? –dijo Celestia.

–¡Ah! ¡Que helaras a estos monstruos del demonio, se están comiendo mis cactus! –dijo Link.

–(Huy va… Pues yo no se helar, se quemar… ¡Ojalá vinieran Gray o Yuko para que los helara! ¡Ya sé!) ¡Ábrete, constelación del hielo eterno! ¡Grandine! –dijo Celestia mientras invocaba a un chico que estaba en calzoncillos.

–¡Gray, la ropa! ¡Siempre igual, hielo pasado! –dijo Celestia cabreada.

–Si me has invocado para insultarme yo me piro. No me mola, hermana. Bueno, yo a lo mío. ¡Ice Shell! –dijo Gray haciendo un iceberg contra todos los monstruos.

Los monstruos murieron, pero Link y Celestia se helaron, menos Celestia, que derritió el hielo.

–¡Esas cosas no funcionan contra el fuego! ¡Puño de Hierro! –dijo Celestia mientras pegaba un puñetazo a Gray devolviéndole a Fiore.

–¡Hasta luego, hermano! –dijo Celestia.

–¡Guau! ¡Cómo ha molado eso! ¡Gracias! ¡Toma 100.000.000.000 Rupias por el favor! –dijo Link dando un saco gigante de rupias a Celestia.

*Nota: Las Rupias, en nuestro dinero, le añadimos 3 ceros más. Por lo tanto sería 100 trillones de euros, que sería el equivalente a 100 millones de millones de millones de euros.

–¡ERES BRUTAL! ¡Mil millones de gracias! –dijo Celestia muy contenta.

–¡No es nada! ¡Considéralo un regalo de mi parte! ¡Hasta mañana! –dijo Link despidiéndose.

–¡Hasta otra! –dijo Celestia yendo a buscar al Link normal.

Cómo Celestia no quería congelarse usó la magia teletransportadora, Transporium. Celestia hizo que Link se presentara ante ella, y juntos volvieron a Hyrule. Pero se habían metido en un buen lío, pues luego Link-A fue a ver a la Celestia-A, y Link-A comentó lo que hicieron Celestia y Link-A el día anterior y claro, Celestia-A no sabía nada de ello, y pues habían montado la de la Diosa Din, la Diosa de la Lucha. Pero luego, el dinero que Link-A le había dado a Celestia, Celestia se lo gastó todo en un viaje a Teldrassil, a Fiore y a Altárea, en eso fueron volando, literalmente, pues Celestia se indignó cuando la dijeron que no había billetes de tren para ir allí y Celestia pues pegó al chico de la caja, y el chico le pegó a Celestia, y así acabaron en Altárea. ¡Ese chico tenía mucha fuerza! Luego, cuando se querían largar, cómo Celestia está un poco salida pues e tiró por la cornisa de Altárea y acabaron en Hyrule, sí, pero en el Hospital también, durante 3 años y medio. Link, durante un año más, porque al salir, Celestia se tropezó, y sin querer le hizo la zancadilla a Link, y salió volando por la ventana. También, que ¿A quién se le ocurre poner una ventana sin cristal gigante al final de unas escaleras súper-empinadas? ¡Es de locos! ¡No sé cómo no había pasado ya! También les sobró dinero para ir a otro sitio más, pero Celestia no soporta los transportes, pues el sentido del equilibrio es muy bajo, pero con la mínima vibración de algo con motor ya le da arcadas a Celestia. Pero decía: ‘’¡Hay que aguantar un poco más, que ya falta poco!’’ Eso lo decía estuvieran ya en marcha o todavía parados. Link se hartaba de oír a Celestia decir: ‘’¿Hemos llegado ya? Mis llamas se están apagando…’’ Pues Celestia, no suele sudar muy a menudo, pero en los transportes, aunque estuvieran con el máximo frío, Celestia sudaba igual. Pero su último viaje fue de nuevo a Fiore, y como ya estaban sin blanca, (Sin una Rupia) decidieron quedarse a vivir, pero tampoco tenían dinero ni para una casa. ¡Estaban arruinados! Bueno, Celestia siempre tiene un as en la manga, ¡No, literalmente! De su bolsillo sacó una Rupia, y usó la magia de clonar objetos, Clonarin. Ese conjuro lo obtuvo… Bueno… Pidiendo prestado durante un gran periodo de tiempo… Bueno… Lo robó, aunque eso suena muy mal es lo que hizo. Celestia lo usó contra la Rupia y sacó de ella unas 1.000.000. el equivalente a un billón de euros. ¡Es un montón! Pero decidieron que no se quedaban a vivir, pues Link odiaba Fiore. Y encima no les daba para el viaje de vuelta a Hyrule. Pues eso valía 1.000.001 Rupias, pero por 1 Rupia no pasaría nada… ¿O sí? ¡Habría que probar! Bueno, se dirigieron a la estación y dijeron:

–Eh, ¿Cuánto vale un billete de vuelta a Hyrule? –dijo Celestia.

–20.000 Jewels. –dijo el que llevaba el tren.

–¿C-Cómo ha dicho? –dijo de nuevo Celestia.

–He dicho 20.000 Jewels. –dijo de nuevo el que llevaba el tren.

–¿Cuánto podría valer? –dijo Celestia.

–Te he dicho que 20.000 Jewels. –dijo cansado el que llevaba el tren.

–¿Cuánto podría valer, jovencito encantador? –dijo Celestia con todo su encanto.

Pero el que levaba el tren, ya cansado, empujó a Celestia y dijo que ya se marchaban.

–¡¡SERÁ CERNÍCALO EL TÍO!! ¡Espera maldito tren del demonio! –dijo Celestia corriendo cómo el rayo.

–¡Celestia, espera! –dijo Link intentando alcanzarla.

–¡ESPERA MALDITO TREN! ¡UHAAAAA! –dijo Celestia mientras corría echando fuego por sus pies.

Pero de repente, el tren se para en seco, y Celestia orgullosa se dice:

–¡Ja ja ja! ¡Por fin se para! –dijo Celestia.

Pero luego, de la vía, sale Natsu, diciendo.

–No volveré a subirme a un tren… ¡Nunca en mi vida! ¡Ah, hola Celestia! –dijo Natsu intentando recuperar el aliento.

–¡Natsu! ¡No vuelvas a saltar a la vía! ¡Podrías morir! –dijo Celestia preocupada por si se había hecho daño.

–¡Mi llama eterna nunca se apagará! ¡Y si lo hace, resurgirá de sus cenizas! –dijo Natsu orgulloso.

–Siempre igual… Por cierto Natsu, ¿Estás bien? –dijo Celestia preocupada.

–¡Claro que sí, Titania! –dijo Natsu.

–¿Titania? –dijo Celestia extrañada.

–¡Sí! ¡Creo que te pega mucho! Celestia la Titania… ¡Suena de maravilla! –dijo Natsu fantaseando.

–¡La verdad es que si que suena bien! ¡Ahora ese será mi apodo, Salamander! –dijo Celestia pensando que era un buen nombre para Nastu.

–¡Salamander, cómo el Dragón de Fuego! –dijo Natsu entusiasmado.

–¡Los dos nombres molan, Salamander y Titania! ¡Juntos molan! –dijo Celestia encantada con los dos apodos.

–Pues entonces yo te puedo llamar Lestia, ¿No? –dijo Link pensando que también era un buen nombre.

–¡Tú no me pongas motes raros! –dijo Celestia cabreada.

–¿Y Natsu qué? –dijo Link un poco mosqueado.

–Él es diferente. Al menos Titania mola. Pero Lestia me suena a que soy una molestia. Estás loco… –dijo Celestia un poco cabreada por el apodo que la había puesto Link.

–(Me ha llamado loco…) Creo que sí, me he… Me he equivocado, lo siento… –dijo Link avergonzado.

–Titania, ¿Vienes luego a zurrar a una panda de ladrones conmigo? ¡Así podrás sacar unos cuantos Jewels! –dijo Natsu entusiasmado.

–¡Pues claro que voy! ¡Nos vemos…! –dijo Celestia sin terminar.

–¡A las 10 de la noche te quiero allí! ¡Hasta luego! ¡Estoy que ardo, así que no faltes! –dijo Natsu ardiendo literalmente.

–¡Lo prometido es deuda! –se despidió Celestia.

–Oye Titania… –dijo Link sin terminar.

–¡Tú no me llames así! –dijo Celestia molesta.

–¡Pero si Natsu te llama así! –dijo Link confuso.

–Ese apodo se le ocurrió a él, no a ti. Igual que yo a ti no te pienso llamar Salamander. –dijo Celestia mosqueada.

–Pues vaya… –dijo Link decepcionado.

–¡Vamos a dónde a dicho Natsu! –dijo Celestia corriendo.

–¡Pero si tu siempre apuras hasta el último minuto! –dijo Link reteniéndola.

–¡El tiempo es oro! –dijo Celestia sin dejar de correr.

–Nunca te había visto tan entusiasmada… ¿Qué te pasa? –dijo Link extrañado.

–Nada, es que cómo llevaba tanto tiempo sin ver a mi mejor amigo… –dijo Celestia contenta.

–Ah. ¡Pero si todavía faltan 3 horas! –dijo Link extrañado.

–¡Mataremos el tiempo de alguna manera! Podemos comer, jugar, combatir… ¡Ya sabes, cosas así! –dijo Celestia entusiasmada.

–Estás muy rara… ¿Te encuentras bien? –dijo Link un poco extrañado.

–¡Tú si que no vas a estar bien cómo no te calles de decir eso! ¿¡Que me pasa!? ¡Soy Celestia, la de siempre! Únicamente estoy emocionada por que estemos en Fiore, nada más. –dijo Celestia molesta.

–Vale, si no es por nada, es que te noto cansada. –dijo Link.

–Sí, anda, vamos a tomarnos un respiro… Tienes razón, estoy muy cansada. ¡Gracias por recordármelo! –dijo Celestia agradecida.

Celestia sacó una botella de agua y se la bebió.

–¡No hagas eso, que te apagas! –dijo Link extrañado.

–¡Es verdad! ¡UHAAAA! ¡FUEGO, NECESITO FUEGOOOOO! –dijo Celestia muy asustada.

–Toma. –dijo Natsu.

–Gracias. ¡Eh! ¿Tú de dónde sales? –dijo Celestia extrañada.

–Nada, estaba dando un paseo por aquí, a ver si podía cogerme un nuevo chaleco, que este está un poco sucio. –dijo Natsu sacudiéndose el chaleco.

–¿Y por qué no lo sacudes un poco? –dijo Celestia.

–¿Y por qué no lo lavas? –dijo Link.

–¡TÚ ESTÁS LOCO! ¿¡Cómo voy a lavar algo!? ¡Me apago! –dijo Natsu sobresaltado.

–Pues evaporas el agua con el fuego y ya está, vamos, digo yo… –dijo Celestia.

–También tienes razón. ¡Lo lavaré! ¡Estoy que ardo! –dijo Natsu ardiendo.

–Natsu, si sigues ardiendo te vas a quedar sin ropa… –dijo Celestia riéndose.

Natsu paró de arder. Pero luego dijo:

–Ya lo sé. Es inflamable, a prueba de llamas. Si no, sería como Gray, sin ropa todo el día. Es lógico, ¿No? Mi bufanda también es inflamable, cómo la que la di a Celestia. –dijo Natsu.

–Eso no lo sabía yo. Bueno, vamos yendo hacia dónde están los malotes y a ver que te dan. –dijo Celestia.

–Te estás equivocando. Es qué nos dan, pues lo vamos a repartir entre los tres. Si no, sería injusto. ¿No crees? –dijo Natsu alegre.

–Sí. ¡Vamos a zurrarles! –dijo Celestia ardiendo cómo Natsu.

–Todavía es pronto. –dijo Nastu reteniendo a Celestia.

–¡Es mejor llegar pronto que tarde! –dijo Celestia soltándose.

–¡Tienes razón, Titania! –dijo Natsu contento.

–Oye Natsu, ¿Por qué siempre estás sonriendo y estás contento? –dijo Link extrañado.

–¿Por qué me hacer preguntas estúpidas? Es evidente, no tengo motivos para estar triste o enfadado. –dijo Natsu sonriendo.

–Das miedo… –dijo Link asustado.

–Pues tú eres un cagón. –dijo Natsu dejando de sonreír.

–Así estás mejor… –dijo Link.

–¿Queréis dejar de hablar? ¡Tenemos un trabajo pendiente! ¡Vámonos! –dijo Celestia un poco cabreada.

Cuando llegaron, ya eran las diez. Los supuestos malhechores, estaban en la Torre del Cielo. Allí, estaba enterrado Zelef, el gran rey de las Sombras. También fue una prisión. Celestia ya había estado allí una vez con Natsu, pero casi pierden la vida. Un tal Jeral casi les mata. Celestia les salvó a ella y a Natsu, gracias a que usó la magia teletransportadora. Pero si no habrían muerto seguro. Celestia se preparó por si acaso estaba ese tal Jeral, para meterle la paliza de su vida. Pero también tenía miedo. Esta vez, la puerta estaba cubierta por una gran barrera, llamada Atherion, una magia oscura. Celestia les apartó para ver si se podía atravesar. Se podía. Celestia se agarró a las manos de Natsu y Link, tenía mucho miedo.

–Celestia, si quieres hago el trabajo yo solo. –dijo Natsu preocupado por Celestia.

–Iremos todos juntos. Tú solo no podrás con Jeral. Yo te ayudaré, además, no quiero que mueras. –dijo Celestia preocupada.

–Jeral… Ese tío de pelo azul no se nos volverá a cruzar, si se nos cruza le pegaremos la paliza que deberíamos haberle dado hace 12 años. Antes sólo éramos críos, ahora, ya somos unos jóvenes estupendos. –dijo Natsu entusiasmado.

–Sí Natsu. Haremos eso. Pero Link no sé si podrá luchar. –dijo Celestia insegura.

–No creo que pueda… –dijo Link asustado.

–Entonces vete a casa. ¡Transporium, a Hyrule! –dijo Celestia transportando a Link a Hyrule.

–Además, esto es una batalla de nosotros dos. –dijo Natsu también asustado.

–Vamos, le derrotaremos. –dijo Celestia con miedo.

Pero de repente, empieza a temblar el suelo y sale de repente… Jeral.

–Hola de nuevo, críos del demonio. –dijo Jeral.

–¡Jeral! ¡Ahora verás! ¡Puño de Hierro! –dijo Celestia pegando a Jeral.

Jeral lo esquivó, y Celestia se estrompó.

–¡Ahora me toca a mi! ¡Dragón de Fuego, Garras de Dragón! –dijo Natsu mientras también atacaba a Jeral.

También lo esquivó, y ambos se estromparon.

–Os falta práctica. Por ejemplo, para poder hacer esto. –dijo Jeral mientras salía una garra y cogía a Natsu y le ahogaba.

–¡Natsu! ¡Suéltale! ¡Me pongo en su lugar! –dijo Celestia llorando.

–Perfecto… –dijo Jeral mientras soltaba a Natsu y agarraba a Celestia.

–No has caído en que… ¿El fuego derrite el hierro? –dijo Celestia mientras quemaba la garra y se la comía.

–No… ¡No! ¡No pienso perder ante una cría! –dijo Jeral extrañado.

–Buena estrategia, Celestia. –dijo Natsu contento.

–¿A que ji? ¡A ejte me lo voy a cargaj ji o ji! –dijo Celestia masticando.

Celestia luego escupió lo que estaba masticando, y luego Celestia y Natsu atacaron a la vez a Jeral, y cómo es lógico, se le estaban cargando.

–¡UHAAA! –dijeron Natsu y Celestia mientras le hacían estallar. Jeral desapareció, y la torre se iba abajo.

–¡Es culpa del Atherion! ¡Lo detendré! ¡Uhaaa! –dijo Celestia metiéndose en el Atherion.

–¡Celestia! ¡No! ¡Morirás! –dijo Natsu intentando detenerla.

Pero ya era tarde, el Atherion explotó, con Celestia dentro.

–¡CELESTIA! –dijo Natsu llorando.

Celestia no respondía. Era evidente, estaba… Muerta… Pero al menos había salvado a Natsu.

–¡Celestia! ¡Tú nunca mueres! ¡No! No… –dijo Natsu desconsolado.

Natsu, cogió el Transporium de Celestia y dijo que Link viniera.

–Link… Celestia ha… Ha… –dijo sin terminar por el sufrimiento Natsu.

–¡Ha ganado! ¡Hurra! –dijo Link contento.

–Bueno sí… Ha ganado, pero… También ha… Muerto… –dijo Natsu muy apenado.

–¿¡Que la has hecho monstruo!? –dijo Link desconsolado.

–Ella quiso morir… Lo hizo para salvarme. Entró en el Atherion y murió. Yo no la hice nada, la intenté detener… Pero es muy cabezona… –dijo Natsu llorando.

–Pues vaya… Yo ya me voy… Total, era una chica inservible.–dijo Link yéndose con el Transporium.

–¡Celestia! ¡Celestia, ni se te ocurra palmar! ¡Abre los ojos! ¡VAMOS, SÉ QUE NO ESTÁS MUERTA! –dijo Natsu con todas sus esperanzas.

Pero de repente, ¡PUM! Y otra ¡Pum! Hasta que de los escombros sale Celestia, dolorida, pero estaba bien.

–¡¡¡CELESTIA!!! –dijo Natsu lanzándose contra ella.

–He vuelto… Con gran esfuerzo, pero he vuelto… Con vuestra ayuda. Vosotros, me enseñasteis muchas cosas, a pelear, a querer, a sentir furia… Y casi a respirar, así que no puede dejar de vivir, porque vosotros me enseñasteis a eso, a vivir. –dijo Celestia dolorida.

–Deberías haberte pensado dos veces hacer eso, podrías haber muerto. –dijo Natsu llorando de alegría.

–Mira, en caso de una vida o varias, actúa, y luego ya habrá tiempo de pensar. Si muero, no pasa nada, al menos tú vives. –dijo Celestia.

–Eso no lo hacen los amigos. –dijo Natsu apenado.

–Un amigo no es el típico tío con el que te juntas las tardes o hablas durante el día, un amigo es alguien por el que darías tu propia vida si hiciera falta para protegerle, eso es un verdadero amigo. ¡Los amigos sacrifican su vida por sus amigos sin importarles uno mismo! ¿Es que tú no darías tu vida?  –dijo Celestia diciendo la verdad.

–Sí, pero es que…–dijo Nastu sin poder terminar.

–¡Pero es que nada! ¡A mi, desde luego me importa un comino lo que a MÍ me pase!–dijo Celestia.

–Y a mí también me importa un comino lo que me pase, pero... Pero no te pases, porque mira la de heridas que te has hecho, estás hecha una pena… –dijo Natsu.

–Por muchas heridas que me haga, dan exactamente igual, si no muero. –dijo Celestia contenta.

–Vámonos de aquí, que me da miedo… –dijo Natsu retirándose de allí.

–Vamos, antes de que vuelva ese Jeral. –dijo Celestia marchándose.

Los dos volvieron a donde les correspondía, Celestia a Hyrule, y Natsu a Magnolia, Celestia se las apañó para recoger dinero, usó otra vez la Magia para Clonar, y creó Jewels lo justo para volver a Hyrule.

Y luego, Celestia, mosqueada porque Link no se preocupara lo más mínimo por ella, fue a buscarle y le pegó un paliza.

–¿¡Cómo que no te importo!? ¡¡Eres un cernícalo, los amigos se preocupan por los otros, cómo hago yo!! –dijo enfadadísima Celestia.

–Pero si te mueres no hay nada que hacer, ya me buscaría otra persona como mejor amiga. –dijo Link tranquilo.

–¡¡ERES UN ATÉNTICO SINVERGÜENZA!! ¡TE ODIO! –dijo Celestia triste.

–Me da igual. Al fin de al cabo, únicamente me pegabas. –dijo Link de acuerdo.

–¡TONTO! A partir de ahora… A partir de ahora… ¡Tú y yo no nos conocemos! ¡Adiós, hasta nunca jamás! –dijo Celestia muy triste y enfadada.

–Adiós…  Aún así, no caís bien a casi nadie. Sólo un poco a mí.–dijo Link tranquilo.

–¡Eres…! ¡Eres…! ¡Un imbécil de los imbéciles! ¡No! ¡Una mula tonta y sin cerebro! –dijo Celestia mosqueadísima.

–Pírate, si me vas a seguir dando la tabarra, pírate. Hasta luego… –dijo Link.

Celestia no despidió, y se fue a Fiore de nuevo, pero esta vez no volvió. Fue a buscar a Gray, para que la helara las lágrimas y se las comiera, pues ella no las quería para nada, pero para él son comida.

–¡Gray! ¡Gray! ¿Gray? ¡¡¡¡¡GRAY!!! –dijo Celestia con todas sus fuerzas.

–¡Ya estoy aquí! ¿Qué quieres? –dijo Gray.

–Que me hieles las lágrimas. –dijo Celestia.

–¿¡Para eso me llamas!? ¡TOMA! –dijo Gray pegando una bofetada a Celestia que la dejó el cuello para un lado.

–¡Pero será capullo! ¡¡Ven aquí, tontoligo!! –dijo Celestia con la cabeza para un lado.

–No me llames así. Es que… No me hagas venir por tonterías… –dijo Gray.

–¡Si te estoy ofreciendo comida, y encima me pegas! –dijo Celestia furiosa.

–Perdón. –dijo Gray comiéndose las lágrimas de Celestia.

–No pasa nada… ¡Pero algún día tienes que pelear conmigo! –dijo Celestia colocándose bien el cuello.

–Descuida. Mañana mismo. Pelearéis Natsu y tú contra mi hermana y yo, recuerda que somos mayores, así que tendremos un poco de compasión, al menos yo, mi hermana no creo que os de un oferta así… –dijo Gray sonriendo.

–¡Trato hecho! ¡Mañana a las 9 de la mañana en la cima de la Montaña Hakobe! ¡Hasta mañana! ¡Ábrete, portal del Dragón, Draco! –dijo Celestia invocando a Natsu para entrenar.

–Mañana combatiremos contra Gray, así que vamos a entrenar. ¡Golpea! –dijo Celestia poniendo su mano.

–Ajá. ¡Dragón de Fuego, Puño de Hierro! –dijo Natsu aceptando el reto.

–Tú me enseñaste a comer el fuego. Gracias por el aperitivo. –dijo Celestia comiéndose las llamas de Natsu.

–Es cierto. Pues peleemos sin magia, cuerpo a cuerpo. ¡Adelante, Titania! –dijo Natsu motivado.

Celestia lanzó una patada, estaba cabreada, veía la cara de Link en la de Natsu y empezó a pegar patadas, y pateó a Natsu, le dejó fuera de combate.

–¡Natsu! ¡Lo siento en el alma! ¡Me motivé demasiado! ¡Perdón! –dijo Celestia preocupada.

–No pasa nada, así ganaremos… Además, no fue con mala intención, se que no querías hacerlo. –dijo Natsu dolorido.

–Natsu… ¡Sigamos, ahora te toca! –dijo Celestia.

Natsu pegó un puñetazo en toda la cara a Celestia.

–¡Ahhhh! ¡Ahí no! ¡Ahora verás! –dijo Celestia pegando una patada a Natsu.

–Celestia, ¿Por qué estás siempre enfadada? –dijo Natsu parando su golpe.

–¡Eso es asunto mío! –dijo Celestia siguiendo intentando golpearle.

–Porque… –dijo Natsu.

–Eres muy dulce cuando sonríes. –dijo Natsu sonriéndola.

Celestia se sonrojó.

–¡Eso no ha valido! ¡Ha sido un truco! –dijo Celestia como un tomate.

–¿Tú crees? –dijo Natsu sonriendo.

–¿Era verdad? –dijo Celestia preocupada.

–S… –dijo Natsu sin terminar.

–¡Me voy a mi antigua casa! ¡El entrenamiento terminó! –dijo Celestia marchándose a la casa que tenía en Fiore.

–Estando en casa, Celestia se tiró en su cama.

–(¿Diría la verdad? No parecía estar bromeando) –dijo Celestia cogiendo un trozo de cristal.

Celestia se miró y sonrió. Pero luego…

–¿Los espejos te hacen sonreír? –dijo Natsu desde la ventana.

–¿¡Tú que haces aquí!? –dijo Celestia.

–Nada… –dijo Natsu con disimulo.

–¡Sinvergüenza! –dijo Celestia mientras le pegaba un puñetazo en toda la cara y le hacía caer abajo.

–¡Luego va un cubo de agua si no me dejas en paz! –dijo Celestia cabreada.

–¡Tranquila! ¡Sólo quería pedirte que si me prestabas la esfera esa para ir un momento a Magnolia! –dijo Natsu dolorido.

–Ah… Perdón, toma. ¡Pero no me espíes! –dijo Celestia dando la esfera Natsu.

–¡Gracias! ¡Nos vemos mañana, seguro que ganaremos! ¡Adiós! –se despidió Natsu.

–¡Pero cómo me vuelvas a espiar cojo este libro y te lo hago comer hoja a hoja! ¿Entendido? –dijo Celestia agarrando un libro de su estantería.

–Vale, vale… No… Te miraré a escondidas… –dijo Natsu avergonzado.

–Confío en ti. Pero no lo vuelvas a hacer… –dijo Celestia.

A la mañana siguiente, tenían el duelo, allí estaban Yuko, Gray, y Celestia y Natsu. Era una batalla de elementos: Fuego y Hielo.

–¡Morderéis el polvo, chimeneas! ¡El hielo es el mejor! –dijo Yuko contenta.

–Te equivocas, ¡El fuego es el mejor! –dijeron Natsu y Celestia.

Luego, después de un rato de discusión, empezaron a luchar. Se lío parda. Gray y Natsu fueron los primeros en quedarse fuera de combate. Sólo quedaban Yuko y Celestia.

–Tu compañero es un auténtico debilucho. ¡No resiste el hielo! –dijo Yuko burlándose de Natsu.

–¡No digas eso! ¡Ya verás! ¡Puño de Hierro! –dijo Celestia pegando un puñetazo a Yuko.

–Eso duele. Ahora verás… ¡Ice Shell! –dijo Yuko mientras atrapaba a Celestia en una esfera de hielo.

–No… ¡No me puedo rendir! ¡Soy Celestia, la Titania! ¡UHHHHAAAAA! –dijo Celestia haciendo añicos la esfera de hielo.

–P-Pero si es indestructible… –dijo Yuko asombrada.

Luego, Celestia usó su Aliento de Dragón, y Yuko quedó casi fuera de combate. Pero con su último aliento, usó Dagas de Hielo, el ataque supremo, estaban igualadas, y Celestia, atacó, y usó de nuevo el Aliento de Dragón de Fuego, y del esfuerzo, se debilitó, junto a Yuko. ¡Todas sus peleas acababan igual! Luego, Celestia se fue a casa, agarrando de los pelos a Natsu, pues él no se despertaba ni nada, estaba como un tronco. Luego, Celestia, le tiró en el sofá y que durmiera allí, en vez de en el suelo. Celestia, todavía estaba reflexionando sobre lo que la había dicho Natsu. Se sentía un poco incómoda. ¿Y si era verdad? ¿O
si sólo era un truco? ¡Era confuso! Había que preguntárselo a la misma persona que se lo había dicho. Ella se veía guapita, pero las demás personas no lo sabía. Natsu estuvo durmiendo 6 días seguidos. ¡Menudo dormilón! Cuando se despertó, eran las 2 de la madrugada. Natsu dijo:

–¿¡Que hago yo aquí!? ¡Esto no es mi casa! –gritó Natsu extrañado.

–Por fin despiertas, dormilón. ¿Qué tal? –dijo Celestia sonriendo.

–De maravilla. Pero ¿Qué diablos hago aquí? –dijo Natsu extrañado.

–Te desmayaste, así que te llevé aquí, a mi casa. –dijo Celestia alegre.

–¿Estuve mucho tiempo dormido? –dijo Natsu más tranquilo.

–Seis días. Si tienes sueño eres increíble. –dijo Celestia.

–Oye, te veo muy alegre hoy. ¿Te ha pasado algo? ¿Estás enferma? ¿Tienes fiebre? ¿Has bebido agua? ¿Te has comido hielo? ¿Te ha caído un rayo? ¿Te han envenenado? ¿Te has comido hierro? ¿Te has…? –dijo Natsu sin terminar la frase.

–Estoy bien. Cómo decías que yo estaba guapa cuando sonreía, he decidido sonreír más a menudo. –dijo Celestia alegre.

–Era un truco para distraerte. Pero la verdad es que sí estás más guapa alegre… –dijo Natsu descubriéndose a sí mismo.

–¡SERÁS IMBÉCIL! ¿¡ASÍ QUE ERA UN CHUFA!? ¿¡¡QUIERES PELEA!!? –dijo súper cabreada Celestia.

–¡Pero si te he dicho que…! (¡Aunque esta es mi Celestia!) –dijo Natsu sin poder terminar.

–¡Me da igual! ¡Me mentiste y punto pelota! ¡Ahora, acabemos lo que empezamos! ¡Golpea, era tu turno! –dijo Celestia.

–Aquí no es un buen lugar para… –dijo Natsu.

–¡Perdiste tu turno! ¡HIAAA! –dijo Celestia golpeando a Natsu y aplastándole contra la pared. Natsu se quedó inconsciente.

–¡Ah! ¡Volví ha hacerlo! ¡Tonta, tonta, tonta! –dijo Celestia golpeándose contra la pared.

–Estoy bien, tranquila… Únicamente es un golpe en la cabeza… Nada del otro mundo, pero… ¡KIAAA! –dijo Natsu golpeando a Celestia en la cara.

–¡Eh, hay que dar ventaja a las chicas! ¡Ábrete, puerta del León, Leo! –dijo Celestia invocando a Loki, un espíritu Estelar.

–¡Loki es el más fuerte de todos mis espíritus! –dijo Celestia presentando a Loki.

–Todos conocemos a Loki, Celestia. Todos sabemos que es un mujeriego, un pijo, un cursilón…–dijo Natsu.

–Eh… Esto… ¡Loki, ataca, pero no le mates! –dijo Celestia un poco avergonzada.

–Celestia, tienes que venir conmigo algún día… Formaríamos un buen equipo, los dos juntos…–dijo Loki.

–¡Pero céntrate! –dijo Celestia golpeándose la cara.

–Tengo que mirarte a través de estas gafas, de lo contrario, mis ojos estallarían. –dijo Loki colocándose las gafas.

–¿¡Quieres pelear de una vez!? –dijo Celestia enfadada.

Loki, golpeó con todas sus fuerzas, y luego desapareció, dejando herido a Natsu.

–Vale, vale. Tú ganas, pero no me zurres más. –dijo magullando Natsu.

–Estamos en paz. Venga, ¡Hasta luego! –dijo Celestia.

–Hasta otra… –dijo Natsu.

Al día siguiente, Celestia, al levantarse, se encontró con todos sus colegas en su salón.

–¿¡Que hacéis aquí!? ¡Piraos! –dijo Celestia asombrada.

–¿Y si no? –dijo Gray.

–¡Os hecho a patadas! –dijo Celestia cabreada.

–Anda, cállate. –dijo Gray harto de oír la voz de Celestia.

–¿¡Cómo que me calle, ojos caídos!? –dijo Celestia enfadada.

–¿¡Ojos caídos!? ¡Ojos bizcos! –dijo Gray levantándose del sofá.

–¡Hablador exhibicionista! –dijo Celestia molesta.

–¡No te oigo, tus asquerosas llamas me tapan los oídos! –se burló Gray.

–¡Pues tu hielo me deja ciega! –dijo Celestia molesta.

–Además, ¿Por qué llevas siempre esa manta? –dijo Gray.

–¡Es evidente que es para dormir, imbécil! –dijo Celestia.

–¡Tonta del bote! –dijo Gray.

–¡Cernícalo que no se sabe vestir! –dijo Celestia molesta.

–¿Podríais dejarlo ya? ¡UHHHHAAA! –dijo Natsu viendo que Celestia se le iba encima.

–¡Tonto del bote! ¡Podrías haberme tirado contra la pared o contra el suelo, pero no contra Natsu! –dijo Celestia dolorida.

–¡No os peleéis! ¡Además, yo no estoy en vuestra pelea! –dijo Natsu quitándose a Celestia de encima.

–Fue ella quién empezó la pelea. ¿Qué crees, que iba a negarme? –dijo Gray.

–No tenéis remedio. Ni tú ni Gray os lleváis a las mil maravillas. Y eso que sois bien majos. Más Gray. Pero deberíais llevaros bien. –dijo Yuko mirando los muebles de Celestia.

–En primer lugar, vosotros no deberíais estar aquí, y más vosotros dos, Yuko y Gray. Seguro que me heláis la casa. –dijo Celestia molesta.

–Jo, nos ha chafado el plan. Entonces ya no tiene gracia. Nos piramos. Adiós… Vamos. –dijo Yuko llevándose a Gray.

–Y a mí me dejan solo, y encima yo no quería estar aquí, ahora seguro que me pegas. –dijo Natsu con miedo.

–Tranquilo. A sido el plan de esos dos, yo sé que tú no estabas en esto. Además, yo contigo no me voy a enfadar, ¡Eres mi mejor amigo! –dijo Celestia sonriendo.

–Pero eso no es motivo para que no te enfades, al fin de al cabo me metieron en esto. –dijo Natsu.

–¡Pero tú no quisiste, así que no fue tu culpa! Tú eres demasiado bueno para hacerme esas gamberradas.–dijo Celestia enfadada con Yuko y Gray.

–¿¡Cómo que soy demasiado bueno!? ¡Te…! ¡Te voy a dar la paliza de tu vida! ¡Combate contra mi, ahora iremos en serio! ¡Antes yo era un crío!–dijo Natsu un poco avergonzado de lo que le había dicho Celestia.

–Pero si eso fue ayer, Natsu… –dijo Celestia extrañada.

–¡Ayer yo todavía era un crío! –dijo Natsu.

–Vale, salgamos fuera. –dijo Celestia abriendo la ventana.

–¿No hay puerta? –dijo Natsu extrañado.

–Bah, eso estás a 6 metros, está muy lejos. Si vamos por la ventana nos ahorramos una caminata. –dijo Celestia.

Cuando salieron, empezaron a combatir.

–No tendré piedad, aunque seas mi amiga. –dijo Natsu emocionado.

–No te pido que la tengas, llamita. –dijo Celestia.

–¿¡Llamita!? ¡Soy un volcán en erupción! ¡Ahora verás, estoy que ardo! –dijo Natsu cargando poder.

–¿Un volcán? Pues yo no veo el cráter… ¿Está aquí? –dijo Celestia mirando el pelo de Natsu.

–¡No toques mi pelo, con lo que me ha costado ponerme los pelos así! ¡Dragón de Fuego, Aliento! –dijo Natsu echando fuego por su boca.

–Mmm… ¡Gracias! Al menos me haces cargar fuerzas ya por la mañana. ¡Rico desayuno! –dijo Celestia comiéndose el fuego.

–Maldita sea. Pues… –dijo Natsu sin acabar.

–¡Toma! –dijo Celestia pegando a Natsu.

–¡AAYY! ¡TOMA! –dijo Natsu pegando una patada a Celestia.

–¡AU! ¡TOMAAAAAA! –dijo Celestia dando a Natsu una patada en la cara.

–No me duele… Sí… No… Me duele… Un poco menos fuerte… Anda toma… Toma… –dijo Natsu pegando a Celestia con un trozo de hierro en la espalda.

–¡AAAAAAAAAUUUUUUUUUUU! ¡ESO DUELE UN MONTÓN! ¡NO TE PASES, QUE NO ES A VIDA O MUERTE! –dijo Celestia reteniéndose las lágrimas de dolor.

–No pienso perder. Pero quizá si me haya pasado… Perdón… –dijo Natsu avergonzado de haber pegado tan fuerte a Celestia.

–Yo no sigo… Tú ganas… Me duele mazo… –dijo Celestia muy dolorida.

–Jo, qué mal me siento… Perdón… No quería haberte hecho tanto daño… De verdad que lo siento… –dijo Natsu apenado.

–No importa. Al fin de al cabo es una herida más, del montón, ¿Cierto, o no? –dijo Celestia intentando sonreír.

–Jo Celestia, siempre estás así. No yo te curo, además, te la he hecho yo.–dijo Natsu cogiendo su bufanda y poniéndosela a Celestia en la herida.

–Natsu, ¿Qué es esa cicatriz de tu cuello? –dijo Celestia.

–Ah, nada, una herida que me hice cuando aprendía a usar la magia. Cuando le pedí a Gray que combatiera conmigo para ver mi fuerza, él me hizo esa cicatriz. Desde entonces no nos llevamos bien, luego yo le quemé entero, así que para llevarse bien… ¿No crees? –dijo Natsu haciendo un nudo.

–Tienes razón. Yuko y yo no nos llevamos bien por lo mismo, pero nosotras nos pegamos. Bueno, es de mis mejores amigos, pero como somos de distintos tipos… –dijo Celestia sonriendo.

–Ya está. –dijo Natsu.

–Gracias. Oye, ¿Esta no es la bufanda que te regaló Igneel? –dijo Celestia.

–Sí. Cuídala, ¿Vale? –dijo Natsu.

–Lo prometo.–dijo Celestia.

–Bueno, yo ya me voy. Hasta luego. ¡Recupérate! –dijo Natsu yéndose.

–Vale. Hasta mañana. –se despidió Celestia.

A la mañana siguiente, Celestia ya se había recuperado. Pero, al igual que el día anterior…

–¿¡Que hacéis aquí OTRA VEZ!? ¡Ahora si que os machaco! –dijo Celestia muy cabreada.

–Oh, venga flamita, no te enfades tanto… –dijo Gray picando a Celestia.

–¿¡FLAMITA!? –dijo Celestia extrañada.

–¡Ellos me llevaron, yo no tengo nada que ver! –dijo Natsu.

–¡Pues tú no te dejes, que pareces lelo! –dijo Celestia.

–¡Ja ja! ¡Te ha llamado lelo! ¡Ja ja! –dijo Yuko picando a Natsu.

–¿Cómo dijiste estalactita? –dijo Natsu cabreado.

–¡Que eres lelo, llamita! –dijo Yuko partiéndose de risa.

–¡Déjame en paz, imbécil! –dijo Natsu enfadado.

–¿Imbécil? ¡Cabeza de chorlito! –dijo Yuko.

–¡Hielo de la basura! –dijo Natsu enfadado.

–¡Cállate, que tu aliento apesta! –dijo Yuko echándose en el sofá.

–¿A sí? ¡Pues cómetelo! ¡Hala! –dijo Natsu echando su aliento.

–¡AHHHH! ¿¡Tú eres tonto, Natsu!? ¡Que me matas, tonto del bote! –dijo Yuko quemada entera.

–El mundo sería mucho mejor sin ti. –dijo Natsu sacudiéndose las manos.

–¿Queréis parar de una maldita vez? Parecéis críos. –dijo Gray.

–Gray, tu ropa. –dijo Celestia.

–¡UHHHOO! –dijo Gray asombrado.

–No sirve para nada, él no aprende. –dijo Natsu.

–Cogí esa manía desde pequeño, ahora ya no se me quita. Es igual que la manía que tienes tú de decir ‘’Estoy que ardo’’. –dijo Gray enfadado con Natsu.

–Porque cuando digo eso ardo literalmente, no lo voy a decir por gusto, es que digo la verdad. –dijo Natsu.

–Pues la manía que tienes tú de llevar… Eh, espera un momento. ¿Y tu bufanda? –dijo Gray extrañado.

–La tiene Celestia, se la dejé. ¿Hay algún problema? –dijo Natsu extrañado.

–OH. Entonces no puedo decir eso. Pues tu manía de cargarte cosas o pasarte. ¡Eres incorregible! ¡Por tu culpa CASI nos echan del Gremio! –dijo Gray pensando.

–No controlo mi fuerza. Cuando quiero cargarme algo me paso. –dijo Natsu pensativo.

–Pues contrólate. Cualquier día arrasas una ciudad. ¡Te meterían en prisión!–dijo Gray con una ligera risa.

–Y tú casi acabas en la cárcel por andar desnudo por ahí. Así que mira quién habla. –dijo Natsu molesto.

–¡Callaros de una maldita vez panda de dos! ¡Sois más pesados que una nube de mosquitos en invierno! ¡CALLAROS YA! –dijo enfadada Celestia.

–¿O si no? –dijo Gray.

–Si no, llamo a la pasma. Esto, al fin de al cabo, es allanamiento de morada, así que agradecer que no la halla llamado ya. –dijo Celestia molesta.

–Pero somos tus colegas, ¡Tú casa es nuestra casa! –dijeron Gray y Yuko.

–En primer lugar, ¿Cuándo dije yo que mi casa es vuestra casa? Parecéis bebés, en serio. Si yo os digo que no vengáis sin mi permiso a MI casa, NO vengáis si NO os he dado permiso. –dijo Celestia cabreada.

–Ah… ¿Qué dijiste? –dijo Yuko hurgándose la nariz.

–¡ERES IMBÉCIL! ¡LARGO DE AQUÍ AHORA MISMO! –dijo cabreadísima Celestia.

–Vaya… Siempre tiene que fastidiar la fiesta. Algún día, haré que caiga tanto granizo que te romperá la cabeza. –dijo Yuko enfadada.

–Adelante. Me da exactamente igual. (Mientras que no llueva, claro…) –dijo Celestia.

–Además, Natsu nos ayudará. El calientará el hielo y lo convertirá en agua. –dijo Yuko con una risa maliciosa.

–¿¡Quién ha dicho que os fuera a ayudar, en primer lugar!? –dijo Natsu sobresaltado.

–¿Yo, quizá? –dijo Yuko agarrando a Natsu del hombro.

–¡Quita, que me das asco! –dijo Natsu quemando a Yuko.

–¡Ah! ¡Y yo que pensaba que eras mi colega! –dijo Yuko resintiéndose del quemazo.

–Perdón, pero es que me incomoda. –dijo Natsu incómodo.

–Oh… Pues nada. ¡Pero nos ayudarás si o si! –dijo Yuko.

–Estarás de broma… No pienso ayudar a fastidiar a una amiga. –dijo Natsu.

–Bah. Pues adiós. ¡Bye! –dijo Yuko pirándose.

–Pues anda, yo también me las piro. Hasta mañana. No olvides combatir contra mi alguna vez. ¡Me gustaría probar tu fuerza! –dijo Gray.

–Mañana mismo. Pero déjame descansar, porque llevo 3 días seguidos combatiendo. Venga, hasta otra. –dijo Celestia librándose del enfado.

Al día siguiente, Celestia se alegró de que no hubiera nadie en su salón. Y cuando salió, estaban sus amigos, y un tío raro que tenía el pelo rubio, casi marrón. Celestia, pues claro:

–¿¡Quién diablos es este tío!? Y más, ¿¡Que hace en MI jardín!? –dijo Celestia extrañada.

–¿No le conoces? Pues andaba buscándote. Su nombre es… –dijo Yuko sin terminar.

–Kuron Ruhyo, un placer. –dijo Kuron.

–No te conozco. Y no me das buena espina, así que pírate de aquí. AHORA. –dijo Celestia empujando a la salida al chico.

–¡Eh! ¡Que no soy malo! ¡Que sólo quería visitarte, Celestia! –dijo Kuron reteniéndose en seco.

–Que he dicho que no te conozco. Y ¿Tú cómo sabes mi nombre, eh? ¡Desembucha! –dijo Celestia agarrando del cuello a Kuron.

–¡Para Celestia! ¡Te conozco, y tu a mi también! –dijo Kuron pataleando.

–Eres un pesado. Si tú me conoces, ¡Viva, cuanto me alegro! Mira, muchas gracias por la visita y por la ‘’Compañía’’ pero es hora de pirarse. Adiós… –dijo Celestia harta de oír a ese chico.

–¡Para de una vez! ¡Soy Kuron! ¡KURON! –gritó Kuron.

–No te conozco. Si te reconociera lo habría hecho hace ya. Además, eres un poco bajito, ¿No? –dijo Celestia mirando a Kuron.

–¡Pero si mido uno ochenta y ocho! –dijo Kuron extrañado.

–Yo mido uno noventa. ¡Bajito! –dijo Celestia.

–¡Dos centímetros no son para tanto! –dijo Kuron enfadado.

–Déjalo. Y dime, ¿De qué debería conocerte? –dijo Celestia.

–Pues que soy el hijo de un amigo de tu padre, con el que jugabas mucho. –dijo Kuron.

–¿¡Tú!? ¡Apenas tengo padre! –dijo Celestia riéndose.

–¡K’el Thalas! –dijo Kuron.

–Ese es adoptivo. Y tú no me suenas ni un poco. –dijo Celestia oliendo a Kuron.

–Oye, eres peor que un perro. ¡Deja de mirarme todo! –dijo Kuron enfadado.

–Te cantan los sobacos. –dijo Celestia.

–¡AHHHH! ¡Cállate! ¡Déjame en paz, perrito! –dijo Kuron apartando a Celestia.

–¿Sabes? ¡Aunque no te conozco mucho me caes bien! ¡Podríamos ser amigos! –dijo Celestia sonriendo.

–Vale. Pero en serio, ¿No me recuerdas? –dijo Kuron apenado.

–Eres muy pesado. ¿No? No te reconozco. ¿Te lo deletreo? N-O. NO. –dijo Celestia harta.

–Venga, soy o era de tus mejores amigos. ¿No te acuerdas que me quemaste la habitación? ¡Luego la reparé yo! –dijo Kuron.

–Oye Celestia, él si no te conociera no sabría que usas el fuego cómo magia. Es lo más lógico, ¿No? –dijo Gray.

–Es cierto. Eh… Espera que piense… Mm… ¡Ya está! ¿No serás el que me enseñó todo Teldrassil es primer día que vine? –dijo Celestia.

–¡Por fin! ¡SÍ! –dijo Kuron alegre.

–¡Tienes razón! ¡Que bien me lo pasaba contigo! ¡Mira que no acordarme! –dijo Celestia abrazando a Kuron.

–Menos mal que recuerdas todo… ¡…! –dijo sin terminar Kuron.

–Pero también no jugabas mucho. –dijo Celestia.

–Es que no apetecía jugar… –dijo Kuron.

–¡Pero los críos deben jugar! ¡Quién sabe si en el futuro tendrían tiempo! –dijo Celestia molesta.

–Pero ahora podemos jugar… –dijo Kuron sonriendo.

–¿¡Ahora!? ¡Pasados nueve años no apetece! ¡Deberías haberlo dicho en el momento! –dijo Celestia sorprendida.

–Pues vaya… En fin… ¿Y tú que tal? –dijo Kuron alegre.

–Yo de maravilla. Y tú… ¿Cómo sabías que estaba aquí? –dijo Celestia extrañada.

–Tu ‘’padre’’ me dijo estarías aquí, así que fui aquí, para ver cómo estabas. –dijo Kuron.

–Vaya. Pues mírame. ¿Qué tal? –dijo Celestia dando una vuelta.

–Cómo siempre. Llena de energía. Pero… –dijo Kuron sin terminar de nuevo.

Gray, harto de esperar a Celestia, intenta pegar a Celestia, y Celesta le pega un puñetazo en la cara.

–¿Decías? –dijo Celestia como si nada.

–Pues… Va a ser que sigues igual… –dijo Kuron asombrado.

–¿Igual? ¡Pero si yo soy la de siempre! –dijo Celestia extrañada.

–Por eso. Sigues pegando a primera de cambio. –dijo Kuron.

–Lo sé. Es que este es un pesadito. Aparte de que siempre va sin ropa. Y encima es de hielo… Uhg… –susurró Celestia a Kuron.

–Pero si es de hielo, no debes menospreciarle. Es más, deberías demostrar que sois de lo más amigos, pues las diferencias no os alejan, os acercan. –dijo Kuron tranquilito.

–Eh… Pues… Este no me cae bien… Pero quizás tengas razón… –dijo Celestia reflexionando.

–¿¡Lo ves!? ¡Él si entiende! –dijo Gray.

–No… No pienso ser de lo más amiga de él. –dijo Celestia.

–¿¡Cómo!? ¡Lo serás si o si! ¡PORQUE LO DIGO YO! ¡Y PUNTO FINAL! –dijo Kuron enfadado.

–D-De acuerdo… S-Seremos amigos… –dijo Celestia con miedo.

–Así me gusta. (¡Siempre la convenzo!) –dijo Kuron muy alegre.

–Bien. Ahora, métete en mi casa que vamos a hacer una pelea. Adentro… –dijo Celestia empujando a Kuron dentro de la casa.

–Ese amigo tuyo es de tu infancia. ¿No? –dijo Gray.

–Sí. Ah, por cierto, Gray, tu ropa. –dijo Celestia mirando a Gray.

–¡UHHH! ¡Pero si yo iba vestido, y bien! –dijo Gray extrañado.

–No será esa tu ropa, ¿Verdad? –dijo Celestia señalando un montón de ropa.

–Sí. Gracias… (¡Huy, que corte!) –dijo Gray vistiéndose.

–Así está mejor, olvidadizo. –dijo Celestia.

–¿¡OLVIDADIZO!? ¿Eh? ¿Qué dijiste? –dijo Gray extrañado.

–Que eres un olvidadizo, no es nada malo. –dijo Celestia extrañada.

–Pues es la primera vez que te diriges a mi no diciéndome tonto, cernícalo, imbécil, idiota, exhibicionista… –dijo Gray extrañado.

–Deja el tema. ¡Lucha, empieza tú! –dijo Celestia en posición de combate.

–Las damas primero, niñita. –dijo Gray picando a Celestia.

–¿¡Quién es la niñita aquí, eh!? ¡PUÑO DE HIERRO! –dijo Celestia soltando un puñetazo.

–¡Ay! ¡No vayas tan en serio, nenita! –dijo Gray picando de nuevo a Celestia.

–¿¡Cómo!? ¡TOMA PATADA! –dijo Celestia pegando a Gray una patada en toda la cara.

–¡Eh, mi diente! Por ahí va… Mira ha cruzado la carretera… Ahora va por el campo… Se lo ha comido una lombriz… ¿Cuántos pasos lleva?: Uno, dos, tres, cuatro, cinco…–dijo Gray siguiendo el recorrido de su diente.

–¡Anda sabe contar! ¿Y después del cinco cuál va…? –dijo Celestia.

–¿El ocho…? –dijo Gray.

–¡No, es el seis! ¡Puñetazo! –dijo Celestia pegando a Gray un puñetazo.

–¡Oye, que yo no te he golpeado ni una sola vez! ¡Ahora verás… Dagas de
Hielo! –dijo Gray haciendo espadas de hielo.

–Uhhaaa… No sabes que soy del fuego… ¿Cierto? –dijo Celestia.

Pero Gray se ríe un momento y luego una espada de hielo la da en la espalda.

–¡AYYY! ¡No conté con eso! –dijo Celestia dolorida.

–Estás bien… ¿Verdad? –dijo Gray preocupado.

–Sí… ¡Pero tú no! –dijo Celestia haciendo la zancadilla a Gray.

–¡UHHHO! ¡Que me caigo! Eres una tramposilla. ¡HIIIAAA! –dijo Gray pegando a Celestia un puñetazo.

–Eh. Los chicos que hacen daño a las chicas son unos… –dijo Celestia sin terminar.

–¡Cállate! –dijo Gray tapando la boca a Celestia.

–Unos… –intentó terminar Celestia.

–¿Sí? ¡Que guay! ¡Toma! –dijo Gray pegando a Celestia.

–¡AH! ¡Eso duele, eh!             ¡Y yo que estaba teniendo piedad de ti! –dijo Celestia dolorida.

–¿Te rindes? –dijo Gray.

–Venga, que sí. Tú ganas hermano. Felicidades. –dijo Celestia alegre.

–(¿Y se rinde así, sin más?) –pensó extrañado Gray.

–Pero la próxima vez no será así… –dijo Celestia pegando un puñetazo el la tripa a Gray.

–¡AAAAYYYY! ¡ESO DUELE! –dijo Gray dolorido.

–Ya nos veremos las caras. ¡Adiós! –dijo Celestia.

–Adiós. –se despidieron Gray y Yuko. Gray estaba muy dolorido.

Pero luego, Kuron sale de la casa, emocionado.

–¡Eso a sido bestial! ¡Ha molado mazo! –dijo emocionado Kuron.

–Ya. Pues no es para tanto. Hazme el favor de irte a mi casa. –dijo Celestia.

–¿Por qué me tratas así? ¿He hecho algo malo? –dijo Kuron extrañado.

–No. Quiero estar un rato sola. No tengo ni un momento de soledad. –dijo Celestia mirando al cielo.

–Entonces creo que… –dijo Kuron sin terminar.

De repente, se levanta una nube de polvo, y aparece Natsu fatigado.

–Uf… Bien… ¿Qué tal ha ido la pelea? –dijo Natsu recuperando el aliento.

–Bien. Aunque me he rendido, a sido emocionante. Te lo perdiste todo, pero moló. –dijo Celestia.

–Qué pena. ¿Y este? –dijo Natsu.

–Es Kuron. Un amigo. Pero hacerme el favor de piraros. –dijo Celestia cansada.

–¿Por? –dijo Kuron extrañado.

–¡QUE OS VAYÁIS! –dijo muy enfadada Celestia.

–¿Qué mosca le ha picado a Celestia? Está muy rara. –dijo Kuron extrañado.

–Hay veces que necesita estar sola. Es mejor dejarla. Si se pone así, no la preguntes ni nada, tu hazla caso. –dijo Natsu.

–¿Pero por qué está así? Ella siempre parece estar mosqueada por algo. –dijo Kuron pensativo.

–Ella en realidad es muy dulce y cariñosa, pero lo oculta. Todos creemos que la pasó algo en el pasado que no nos quiere contar. –dijo Natsu.

–¿Tú que crees que es? –dijo Kuron interesado.

–Supongo que debió de ser algo muy fuerte para ella. Igual un viejo amigo suyo la traicionó o la dijeron algo que la afectó mucho. –dijo Natsu pensativo.

–O simplemente cambió de repente. –dijo Kuron.

–No, ella no cambia así porque sí. Yo, que la conozco desde hace mucho tiempo se que es amable, se preocupa hasta por una mosca, no pega guantazos a la primera de cambio… –dijo Natsu.

–¡Vaya, si que la conocías bien! ¡Debías de ser muy amigo suyo! –dijo Kuron asombrado.

–Sí. Aunque es muy impetuosa, es muy maja. –dijo Natsu sonriendo.

–¿Y hace cuánto tiempo que es así? –dijo Kuron interesado.

–Pues ya hace. Unos 12 años o así. –dijo Natsu.

–¡Vaya! –dijo Kuron asombrado.

–Antes la llamaban la heroína. Siempre protegía a quien se lo pedía y ayudaba a todos, pero un día dijo: ‘’Yo no soy quién para aguantaros vuestros problemas.’’ Y desde ese día dejó a todos a su suerte. –dijo Natsu.

–Pues si que fue un cambio grande. –dijo Kuron apenado.

–Fue un golpe muy fuerte para todos. Pero ahora se está volviendo un poco más amigable y se preocupa mucho más. –dijo Natsu contento.

–Ojalá vuelva a ser cómo era antes. –dijo Kuron.

–No creo que vuelva a ser cómo antes, pero sí mucho menos de como es. –dijo Natsu contento.

–No estaría mal… Me gustaría preguntarla que la pasó. –dijo Kuron pensando.

–Adelante. Pero no te aseguro que te lo diga así por las buenas. Pero prueba, cuando haya pasado un rato ve a decírselo. –dijo Natsu alegre.

–Lo haré. Y dime, ¿Cómo era Celestia de pequeña? –dijo Kuron interesado.

–¡Muy mona! Pero también muy peleona y muy bruta. –dijo Natsu sonriendo.

–Así que desde pequeña era así… Anda, descríbemela. –dijo Kuron sacando su cuaderno de dibujo.

–¿La vas a dibujar? En ese caso, vale. Era alta, cómo de un metro cincuenta, solía llevar una coleta, su pelo era y es negro, es morena, solía y suele llevar un pañuelo atado al cuello, en el cuello tiene una cicatriz, lleva un chaleco y un faldón negro, pantalones de pana marrones claros, sandalias y una camisa corta de tirantes. ¡Ah! Y también lleva una pulsera con una calavera y un collar con un símbolo. –dijo Natsu recordando a Celestia.

–¡Bien! Ya me hago una idea. Luego la pinto y la repaso. –dijo Kuron enseñando a Natsu el dibujo.

–¡Guau! ¡Dibujas de maravilla! ¡Parece casi una foto! Dibujas igual de bien que Celestia. –dijo Natsu asombrado.

–No es para tanto. Siempre me ha gustado dibujar. –dijo Kuron alegre.

Luego, Celestia aparece.

–Siento la espera. Ya terminé. Ahora, decidme. ¿Qué queréis? –dijo Celestia.

–Quería preguntarte qué te… –dijo Kuron sin poder terminar.

–¡Cállate! ¡No lo digas en público, tonto! –dijo Natsu enfadado.

–¡Suéltale! Deja que hable. –dijo Celestia interesada.

–Mejor yo me voy. –dijo Natsu marchándose.

–Bueno… Yo quería preguntarte por qué eres así. –dijo Kuron.

–¿Así? ¿Qué quieres decir con eso? –dijo Celestia extrañada.

–Pues tan impetuosa, tan irascible, maleducada… –dijo Kuron.

–¡Siempre he sido así! –dijo Celestia enfadada.

–No. Yo sé que no. Algo te pasó. –dijo Kuron.

–¿¡Quién te ha contado eso!? –dijo Celestia enfadada.

–Natsu. Me dijo que en el fondo eres dulce. –dijo Kuron.

–¿¡CÓMO!? ¡Le voy a cantar yo unas cuantas cosas! –dijo Celestia enfadada.

–No Celestia, en serio. Dime que te pasó. –dijo Kuron reteniendo a Celestia.

–¿Y a ti qué? ¡Eso es una cosa privada mía! –dijo Celestia molesta.

–Somos amigos, puedes contármelo. –dijo Kuron apenado.

–Bueno… Pero ¿A qué viene tanto interés? Eres un poco cotilla… –dijo Celestia.

–Porque quiero saber lo que te pasó. –dijo Kuron sonriendo.

–Vale… Bueno, pues yo iba con Natsu y Gray una vez por un camino, y entonces, unos hombres nos atacaron, y yo quise defenderles. Los hombres me pegaron una paliza de buenas a primeras, y luego fueron a por Natsu y Gray. Yo me levanté, y luego me volvieron a pegar, y esta vez casi me matan. Natsu y Gray escaparon, y me dejaron allí sola. Yo oí que decían: ‘’Déjala. Al menos estamos a salvo. Ella que se las apañe sola.’’ Encima de que me había jugado la vida por ellos, me dejaron a mi suerte. Yo hice un hechizo para que nadie recordara lo ocurrido, pero falló, y únicamente no recordaron lo de que me dejaron sola y que me pegaron, pero yo lo recuerdo todo. Y desde ese entonces, me dije que no ayudaría a nadie más, a no ser que fueran personas de importancia. –dijo Celestia apenada.

–Pues qué mal recuerdo. ¿Y por qué te volviste de esta manera? –dijo Kuron interesado.

–Nada, pues decidí ser más impetuosa y demás para intentar poder intimidar. –dijo Celestia sin importancia.

–¿Y algún amigo tuyo te traicionó? –dijo Kuron.

–Dos. Uno me quitó una cosa para que no pudiera volver a mi casa y otro me dijo que no le importaba un comino. GRRRRR… ¡Maldito sea Link! –dijo Celestia enfadada.

–¿Maldito sea? ¿Tanto le odias? –dijo Kuron triste.

–Mucho. –dijo Celestia.

Kuron lanzó una mirada de tristeza.

–¿Te encuentras bien? –dijo preocupada Celestia.

–No, es que… En fin… Yo… Yo soy… –dijo Kuron sin terminar.

–¿Link? –dijo Celestia.

–Sí… Quería pedirte perdón por todo… Lo siento en el alma. –dijo Link dándose a descubrir.

–Link… ¿De verdad lo sientes? ¿Entonces te importaba? –dijo Celestia con tristeza.

–Sí. El mundo no sería tan divertido sin ti. Es que no pensaba que eras tú. –dijo Link.

–¿Y quién iba a ser? ¡Anda, ven aquí alma en pena! –dijo Celestia abrazando a Link.

Link se puso a llorar de emoción.

–Oye, tu carácter cambió mucho cuando hacías de Kuron. Además, ¿Tú cómo conocías a Kuron? –dijo Celestia extrañada.

–Bueno… Tenía que meterme mucho en el  papel, además usé esta piedra para tomar su apariencia. –dijo Link enseñando la piedra que anteriormente la enseñó a Celestia.

–¡Vaya! ¡Así que las Reliquias del Despertar hacen eso! –dijo Celestia extrañada.

–Sí. –dijo Link.

–¡Bueno! Entonces vas a vivir aquí. ¡En mi casa! O en el cobertizo. –dijo Celestia señalando su casa.

–Prefiero el cobertizo. Son las 9:30 de la noche, así que a dormir. ¡Hasta mañana! –dijo Link yéndose a la cama.

–Hasta mañana. ¡Pero oye! ¿Quién a dicho que YO me fuera a ir a la cama? ¿Tú? ¡No eres mi madre! –dijo Celestia enfadada.

–Yo en ningún momento he dicho que te fueras a la cama. –dijo Link extrañado.

–¿A no? Espera un momento… ¿Te encuentras bien? ¡No había visto tan tranquilo nunca! –dijo Celestia sobresaltada.

–Creo que me metí demasiado en el papel, ahora soy cómo Kuron. ­–dijo Link acariciándose el pelo.

–Ahora en serio, quiero ver al VERDADERO Kuron. ­–dijo Celestia.

–Es cómo si le hubieras visto, pues los recuerdos tambin se trspasanme acuerdo.derles. s recuerdos tambi o habextrañado.
ndo estaba hablando contigo de algo que no me acuerdo.derles. én se traspasan a la persona original. –dijo Link.

–Uha… Es el invento del año 777… ¡Deberíamos venderlo! ¡Seguro que nos sacamos un pastón! –dijo Celestia fantaseando en qué harían con todo ese dinero.

–¡Ni de broma! ¡La última vez te dieron un montón de dinero y al final no nos quedó nada! ¡Es mejor ahorrar, no gastarlo de golpe! –dijo Link molesto.

–No seas aguafiestas… –dijo Celestia agarrando de la cabeza a Link.

–¡Suéltame, que no soy un muñequito! –dijo Link mosqueado.

–Oye, ¿Por qué eres tan bajito? ¿Y a ti te llaman elfo? –dijo Celestia extrañada.

–¡No soy un elfo! –dijo Link.

–Entonces… ¿Y esas orejas? –dijo Celestia.

–¡Y yo que sé, pero yo soy HYLIANO! –dijo Link molesto.

–¿Hyliano? ¿Los Hylianos son tan bajitos? –dijo Celestia extrañada.

–¡Oye, que mido uno sesenta! –dijo Link mosqueado.

–¿¡QUÉ!? ¡Qué bajito eres, santa Diosa! –dijo Celestia sobresaltada.

–¡Es que tú si que eres una elfa! –dijo Link.

–Sí, pero eso no explica mi altura, debería medir por lo menos dos metros treinta. –dijo Celestia.

–¿¡CÓMOOOOO!? ¡¡¡¡QUE ALTOOOOOOS!!!! –dijo Link asustado.

–Tranquilo… –dijo Celestia.

–¡Y sobretodo el suelo! ¡TE MAREARÍAS! –dijo Link sobresaltado.

–¿Tienes vértigo? –dijo Celestia extrañada.

–Eh… No… Eh… Sí. –dijo Link avergonzado.

–Eres peor que la flor de lis. ¡Eres débil ante todo! –dijo Celestia pensando que Link no servía para nada.

–A mí Mido me decía que únicamente lo que hago es ocupar espacio en la Tierra. –dijo Link apenado.

–Pues… No sé… Igual… –dijo Celestia pensando que igual Mido tenía razón.

–¿No estarás de acuerdo con él, verdad? Claro que no, tú eres mi amiga y los amigos no piensan eso. Además, ¡Tú siempre dices que los amigos no ocupan espacio! –dijo Link contento.

–Eh… ¿Cuándo dije YO eso, si se puede saber? –dijo Celestia confundida.

–Ah… Creo que entendí mal… –dijo Link avergonzado.

–Vaya… Yo lo más parecido que he dicho a eso es que los amigos ocupan una parte del espacio de mi corazón, pero… –dijo Celestia sin terminar.

–¿En serio? ¿Tus amigos están dentro de tu corazón? (Pues la verdad es que no se parece en nada…) –dijo Link.

–Pues sí. –dijo Celestia.

–No sabía que les tuvieras tanto aprecio. –dijo Link asombrado.

–Pues claro que sí. Yo doy mi vida por mis amigos. Toda mi vida la daría por ejemplo a Rinku, e incluso a Yuko si hiciera falta. A Kuron, a Gray, a Natsu, a Talía. Todos son mis colegas. Cómo dice la moraleja, cuida de tus amigos y ellos cuidarán de ti. –dijo Celestia orgullosa de si misma.

–¿Ese refrán existe? –dijo Link extrañado.

–¡Pues claro! –dijo Celestia.

–Pues no le conocía, pero si tú lo dices… –dijo Link extrañado.

–Oye, empieza a hacer frío. Métete dentro de casa o te hielas. –dijo Celestia.

–Vale. Hasta mañana. –dijo Link despidiéndose de Celestia.

A la mañana siguiente…

–Mirad, cómo sigáis así voy a acabar llamando a la pasma. Si queréis venir, pero pedir permiso. Mi casa es mía. –dijo Celestia lo más tranquila que pudo.

–Oh, venga, no seas así… únicamente nos pasábamos a saludar, ¿Verdad, Gray? –dijo Yuko agarrando a Gray del hombro.

–Esto… ¿No íbamos a  contarle que…? –dijo Gray sin terminar.

–Cállate Gray… ¿No querrás que Elsa nos zurre, cierto? –dijo Yuko.

–¿E-Elsa? ¿Q-Qué decías de E-Elsa? –dijo asustadísima Celestia.

–¿Eh? ¿Elsa? ¿Dónde? ¿Quién mencionó a Elsa? –dijo disimulando Yuko.

–Hermanita, nos a descubierto… –dijo Gray decepcionado.

–Ya no tenéis anda que ocultarme. ¿QUÉ PASA SOBRE ELSA? –dijo súper asustada Celestia.

–Elsa… Va a venir aquí, a tu casa… Va a vivir a tu lado… –dijo  Yuko.

–¡¡¡¡¡¡UUUUUHHHHHHHAAAAAAAAA!!!!! ¡¡¡QUÉ MAAAAALLLLL!!! ¡¡SEGURO QUE ME ZURRA POR NO RECOGER!! –dijo Celestia escondiendo la basura de la mesa.

Pero de repente se abre a la puerta y aparece Elsa.

–H-Hola E-Elsa… Hoy somos de lo más amigas… ¿V-Verdad Celestia? –dijo muy asustada Yuko.

–¡Aye! –dijo Celestia.

–Así me gusta. Llevarse bien es lo mejor. Me he mudado a la casa de al lado. Espero que no te moleste. –dijo Elsa.

–N-No, no me importa en absoluto, E-Elsa. –dijo asustada Celestia.

–Gray, ¿Qué haces con esas pintas? Si vas en casa de otra persona ponte ropa. De lo contrario… –dijo Elsa sin terminar.

–¡Buenos días! ¡UHHAA! –dijo Natsu súper asustado al ver a Elsa en casa de Celestia.

–Vaya, Celestia, creo que tienes montada una buena fiesta… Y vas y no me invitas… Eso es un gesto muy grosero por tu parte… –dijo Elsa.

–E-Estás en tu casa, E-Elsa… Quédate el tiempo que quieras… –dijo asustada Celestia.

–Creo que me piro… –dijo Natsu pirándose.

–Natsu, ahora, debes quedarte aquí. No querrás que me enfade, ¿Verdad? –dijo Elsa sonriendo.

–¡A sus órdenes mi señorita! –dijo Natsu mientras a la velocidad de la luz se sentaba al lado de Gray.

–Celestia, Natsu, Gray, Yuko, acompañadme. –dijo Elsa saliendo.

Pero al salir, Elsa atropella a Link, que acababa de salir.

–¡Apártate de mi camino niña de la armadura! –dijo Link amenazante.

–Apártate canijo. –dijo Elsa mientras pegaba un puñetazo a Link y le estampaba contra la pared.

Al llegar a la casa de Elsa, entran en el salón.

–Bien. Al grano. Necesito que me ayudéis. Natsu, Gray. No os escapéis. –dijo Elsa.

–Jo, nos a pillado de pleno… –dijo Natsu.

–Necesito que vengáis conmigo a Oshibana, una ciudad al norte de aquí. –dijo Elsa.

–¡Ohhhh! ¡Qué mal! –dijeron Celestia y Natsu tirándose al suelo.

–Tranquilos, yo os haré el viaje más corto. –dijo Elsa pegando su puño contra su mano.

–¡No, gracias, estamos bien así! –dijeron Natsu y Celestia volviendo a sus sitios.

–No tengo tiempo de explicaciones. Venir. –dijo Elsa llevándoles a la estación de Halgion.

–¿Se puede saber por qué tengo que ir contigo? –dijo Celestia enfadada.

–¿A mí que me cuentas? Elsa nos pidió que lo hiciéramos juntos, seguro que es por nuestro poder. –dijo Yuko.

–¿El de los cuatro? ¡Si quisiera lo haría yo sola! –dijo Celestia enfadada.

–¡Entonces ve tú sola! –dijo Yuko enfadada.

–¡Si sólo voy yo, ya se encargará Elsa de mataros después! –dijo Celestia enfadada.

–¡Ah! ¡Hola Elsa! ¡Estamos listas para partir juntas! –dijo Yuko.

–¡Aye! –dijo Celestia.

*Nota: Aye significa SÍ, pero Celestia dice AYE, cómo los Exceed.

–Sí, ya veo. Por cierto, ¿Dónde están Natsu y Gray? –dijo Elsa con interés.

–Creo que tenían un asunto pendiente. –dijo Celestia.

–¿Qué clase de asunto? –dijo Elsa.

Mientras, de camino a la estación…

–¿Por qué diablos tengo que ir yo? –se quejó Natsu.

–Debes hacerlo, a mi tampoco me apetece. –dijo Gray.

–Es que yo no quiero ir… –dijo Natsu.

–Eres peor que un niño pequeño. ¿Estás seguro de que tu padre Igneel te olvidó? Por que no me extrañaría que lo hiciera aposta. –dijo Gray cansado.

–¿Uh? ¡TOMA! –dijo Natsu cabreadísimo.

Natsu dejó a Gray echo un lío, literalmente: los pies en la cabeza, la cabeza en los pies, los brazos retorcidos, las piernas en la nuca…

–A ver si aprendemos a mantener el respeto sobre las cosas privadas. –dijo Natsu sacudiéndose las manos.

–A sí que estabais aquí, liándoos a tortas… ¿Cierto? –dijo Elsa enfadada.

–No, en realidad se lo hizo esa abuela, es la campeona de kárate… –dijo Natsu disimulando.

–¿Campeona yo? –dijo la abuela extrañada.

–Natsu, eres peor que un crío. No cuela. No puedo darte por que te necesito, pero si no estabas en otro lugar. –dijo Elsa tranquilizándose.

Cuando llegaron a la estación y se montaron en el tren, Celestia y natsu mareados, cómo siempre.

–Jo tíos, dais pena. Algún día os morís, en serio. –dijo Gray mirando por la ventana.

–No pasa nada… Únicamente necesitamos aire… –dijeron Natsu y Celestia.

–Pues saltar por la ventana e ir corriendo. –dijo Gray.

–Hazlo tú, listo… –dijo Celestia.

–Yo no lo necesito. –dijo Gray.

–Anda ven. Duérmete. Que igual así estás mejor. –dijo Gray golpeando el asiento que estaba a su lado.

Celestia se sentó y se durmió.

–Gray, se a dormido. –dijo Yuko.

–Era eso de lo que se trataba, de que durmiera. –dijo Gray.

–Yo también quiero… –dijo Natsu.¿Pr ﷽﷽﷽﷽﷽﷽ro Kuron apenado.
lestia.as cosas! –dijo Celestia enfadada.
 bien que Celestia. –dijo Natsu asombrado.
 de auto-editor

–Pues ven tú también Natsu. –dijo Gray golpeando el otro asiento.
Natsu también se durmió.

–Elsa, ye es hora de que nos digas de que va esto. –dijo Gray agarrando de los hombros a Celestia y a Natsu.

–Sí. El caso es que he oído rumores de que cerca de Oshibana hay una isla en la que antiguamente había un monstruo. El monstruo de las estrellas, Miogaruna. Se dice que antiguamente gobernaba esa isla, y por eso quiero ir a investigar. –dijo Elsa.

–¿Y para qué nos necesitas? –dijo Gray extrañado.

–Necesito vuestra fuerza, por cualquier cosa que pueda pasar allí. Nunca se sabe. –dijo Elsa.

De repente, el tren se para.

–Levantaos. Ya llegamos. –dijo Gray zarandeando a Celestia y Natsu.

–¿Uh? ¡¡¡¡SE HA PARADO!!!! –dijeron emocionados Celestia y Natsu.

–Cómo se ponen. Venga, no tenemos todo el día. –dijo Elsa agarrándoles de los pelos a Celestia y a Natsu.

Al llegar a la capital…

–Hoy hay mercadillo. Aquí hay muchos robos, así que… ¡GRAY! –dijo Elsa viendo que una panda de ladrones se le llevaban.

–Stop Time. –dijo Yuko mientras paraba el tiempo.

Yuko fue a dónde estaban los ladrones y trajo a Gray. Luego lo desactivó.

–¿Veis qué fácil? –dijo Yuko.

–¡¡UHHAA!! ¡Qué velocidad! –dijo Celestia asombrada.

–¿A que sí? –dijo Yuko chuleándose.

–Usó Stop Time, un hechizo de congelación del tiempo, pero sólo dura unos segundos. –dijo Gray sacudiéndose la chaqueta. (Que extrañamente llevaba)

–A sí que era una chufla, ¿Eh? Ya sabía yo que eso era imposible, gusano de hielo… –dijo Celestia remangándose.

–Celestia… Ven un momento. –dijo Elsa agarrando del hombro a Celestia.

(¡¡PATAPAM!!)

–No me gusta que os peleéis. Si no quieres volver a recibir una llave, compórtate debidamente. –dijo Elsa sacudiéndose las manos.

Pero de repente aparece Link.

–¡Oye! ¡No puedes ir pegando a las personas así por que sí! –dijo Link enfadado.

–Creo que tienes razón. Lo siento. Toma. –dijo Elsa dando a Link mil Jewels.

–(¡Esta chica es muy agradable! ¿Entonces por qué la tendrá tanto miedo Celestia? Y ahora que lo pienso también es muy linda…) –pensó Link extrañado.

–Link, esa es Elsa. –dijo Gray.

–Gray, ¿Por qué tiene tanto miedo Celestia a Elsa? La última vez la vi asustadísima. –dijo Link.

–Todos lo hemos pasado canutas con Elsa. Loki, una vez intentó ligar con ella, y acabó magullando. Yo, una vez iba paseando desnudo y me dejó magullando. Natsu, una vez la retó con Celestia a una pelea, y acabaron magullando. Luego Yuko… Una vez la rompió todas la armaduras y luego Elsa la rompió la columna vertebral. Yuko lleva una de hierro. Ella parece ser la que pone orden en el mundo. –dijo Gray.

–Tú no pareces tenerla miedo. –dijo Link.

–No la tengo miedo. En realidad es muy maja, pero prefiere ocultarlo. –dijo Gray pensativo.

–¿Cómo Celestia? –dijo Link entusiasmado.

–Elsa es muy parecida a Celestia, sí. –dijo Gray sonriendo.

–Oye, ¿Vais a estar mucho tiempo hablando? Necesitamos mucho tiempo para la investigación. –dijo Elsa.

–Elsa. –dijo Celestia.

–¿Sí? –dijo Elsa.

–Tengo una condición para ir. Cuando volvamos, lucharás conmigo. –dijo Celestia entusiasmada.

–¡UHA! ¡Piénsatelo bien! ¿Tienes ganas de morir? –dijo Gray extrañado.

–Veo que has madurado. De acuerdo. Lucharás conmigo. –dijo Elsa sonriendo.

–¡Bien! ¡Estoy…! ¡¡ESTOY QUE ARDOOOOOOOO!! –dijo Celestia ardiendo.

Link se quedó en casa.

Al llegar a la isla…

–¡YA LLEGAMOS! –dijo Celestia entusiasmada.

–¿Llegamos? –dijo Natsu que no cabía en sí.

–Según el libro, la estatua de este monstruo debe estar en el centro de la isla… Pero no sé ni dónde estamos. Según el autor, deberíamos estar en el oeste, o en el este… O al sur. O al norte… –dijo Elsa sin situarse.

–Elsa, déjamelo a mí. Estamos al noroeste. Entonces debemos ir al sur y luego al este… –dijo Celestia sin terminar la frase.

–Ya me sé los puntos cardinales, gracias… –dijo Elsa apartando a Celestia.

–¡Pero si he sido yo la que a dicho dónde estaba el centro de la isla! –dijo Celestia indignada.

–¿Te atreves a replicarme? –dijo Elsa con mirada de intimidación.

A Celestia se la heló la sangre. (¡Y eso que su temperatura corporal es la del fuego!)

–Creo que mejor me callo. –dijo Celestia asustada.

–¿Cómo decías que se llamaba el monstruo? –dijo Gray.

–Miogaruna. Según el libro era un gran dragón… –dijo sin terminar Elsa.

–¡Seguro que sabe dónde está Igneel! –intentó terminar Natsu.

–Pues no lo sé, pero déjame explicar. Era un dragón de las estrellas, un dragón que al principio era parte de la constelación de Draco, era una de sus alas. Pero un día, hubo una gran batalla, el Mundo Celestial contra el Mundo Mortal. La Diosa Nayru, invocó a Draco, pero salió mal, entonces se formó Miogaruna, que significa ‘’Dragón deforme”. A partir de ese Hechizo, se formaron las Llaves de los Espíritus Estelares, en la que se encuentran también los doce signos del zodiaco, tales cómo Libra, Escorpio, Cáncer… Y también las constelaciones, cómo Lira, Crux, Horolium… –dijo Elsa recordando el libro.

–Así que mi constelación es deforme. –dijo Natsu decepcionado.

–Se podría decir que sí. Porque tu llave es Draco, ¿No? –dijo Elsa.

–Soy la única constelación deforme… De todas las constelaciones, ¿Por qué a mi? Soy un pobre desgraciado. –dijo Natsu triste.

–Anímate. Por lo menos, tienes la suerte de que TÚ no eres deforme. Además, ¡Eres un tío genial, el mejor de todos! –dijo Celestia sonriendo.

 Natsu se rodeó de fuego granate y miró hacia el suelo.

–Deberíais aligerar, o así nunca llegaremos. Vosotros dos no vengáis si no queréis, pero si venís venga, que no tenemos el día entero. –dijo Elsa enfadada.

Celestia y Natsu fueron más rápido al centro, porque pensaban que estaba diciendo Elsa que eran muy lentos.

–¡Ya estamos aquí! ¡Y mucho más rápido que vosotros! –dijeron Natsu y Celestia.

–Pues… Aquí debería estar el monstruo. Creo que el libro no estaba en lo cierto, ni tampoco los rumores. –dijo Elsa decepcionada.

–Esos ánimos. Ayúdame Natsu. –dijo Celestia saltando en el suelo.

Al ver que el suelo no se hundía, Celestia se hartó.

–¡Ya está! ¡Puñetazo del Dragón de Fuego! ¡HIAAAA! –dijo Celestia haciendo un boquete en el suelo.

Cuando se pusieron encima, el suelo cayó hacia abajo, pero menos mal que cayeron en un saliente.

–Celestia, sólo hemos venido a la isla para investigar, no para cargárnosla. Lo tuyo no tiene remedio. Si no hay solución, aprenderás a tortas. –dijo Elsa suspirando.

–Pero aquí nadie dijo que no pudiera deteriorar el terreno para dar por completada la investigación. Además, sin mí no habrías podido hacer nada. Te habrías dado por vencida. ¡Pero no me eduques a tortas! –dijo Celestia orgullosa.

–Celestia, cállate. Creo que he oído un ruido. Venid conmigo. –dijo Elsa.

–Yo no oí nada. –dijeron Natsu y Celestia.

–¡Es cierto! ¡Que extraño! ¡Vamos! –dijo Yuko muy alertada.

Cuando siguieron a Yuko y a Elsa, allí había una gran piedra.

–¡Es cómo en el libro! ¡Todo encaja! Según esto, aquí se encuentra Miogaruna, o al menos lo que queda de él. –dijo Elsa entusiasmada.

Al acercarse, Natsu estaba muy rígido.

–¿Te encuentras bien? –dijo Celestia preocupada.

–Siento que algo malo va a pasar. Se acerca. Cada vez es más intenso. –dijo Natsu asustado.

–Natsu, quédate aquí. Yo iré a investigar. ¡Chicos! ¡Voy yo! –dijo Celestia.

Al llegar debajo de la piedra, el suelo empieza a temblar.

–¡AHHH! –dijo asustada Celestia.

–Oh… Es… Cómo en el libro… –dijo Elsa asustada.

–Ya está aquí. El Dragón Deforme, Miogaruna. –dijo Natsu asustado.

–¡Ya me lo cargo! ¡HIAA! –dijo Celestia cortando a Miogaruna un poco la pata.

–¡AHHH! ¡Que daño! ¡Deja de hacerme daño! ¿Eh? –dijo Natsu viendo que no había nadie.

Luego, Celestia, extrañada, volvió a pegar un tajo en la pata a Miogaruna, y Natsu lo sentía en le mismo sitio.

Luego, Miogaruna golpea a Celestia, y la deja fuera de combate, al estrellarla contra la pared.

–¡Celestia! ¡Ahora verás! ¡HIIAA! –dijo Natsu haciendo un corte en la cabeza a Miogaruna con la espada de Celestia.

–¡AHHH! ¡Que daño! Claro… Al ser parte de mi constelación, o sea yo, siento su daño cuando él lo recibe… Si… Es por un amigo… Moriré por él. ¡HHHHHIIIIIIAAAA! –dijo Natsu haciendo un corte en el cuello muy profundo a Miogaruna.

–¡Natsu! ¡Para! ¡Te vas a matar! ¡No le sigas dañando, estás sangrando! –dijo Elsa preocupada.

–¿Y? Si no le mato, os matará. Yo moriré por vosotros. –dijo Natsu sonriendo.

–Natsu… –dijo Gray impresionado.

Natsu le hizo a Miogaruna todo lo que pudo, y estaba muriéndose, al igual que Natsu.

–Tengo que aguantar… Un poco más… ¡Venga! Pero… Si él recibe mi daño y yo a su vez recibo su  dolor… ¡Si yo me daño él también! –dijo Natsu cogiendo su espada y haciéndose un corte en el pecho.

El Miogaruna también lo sentía.

Celestia, al recuperar la consciencia, al ver que Natsu se iba a clavar la espada, Celestia no dudó:

–¡ERES IMBÉCIL! ¡No hagas eso, o te matarás! –dijo Celestia tirando la espada.

–Si no hago algo, os matará. Además, tú me enseñaste que los amigos no mueren, tú vives por ellos. Vive tú por mi. –dijo Natsu sonriendo.

–Yo no puedo ocupar tu lugar. Tú eres el que tiene que vivir. Será la única vez que te lo diga pero… Huyamos. –dijo Celestia corriendo a la salida.

–¡Pero si no destruirá la isla! –dijo Natsu.

–¿Y a mi qué? Mientras no destruya más… –dijo Celestia.

–¡Podría llegar al pueblo! –dijo Natsu preocupado.

–Para eso tendría que nadar, y además, los espíritus de las sombras detestan la luz. Si la tocaran, morirían. –dijo Celestia.

–Y entonces moriría yo. –dijo Natsu.

–Oh. Entonces devolvámosle a su tumba. Pero sin violencia. ¿Entendido? –dijo Celestia.

–¡Claro! ¡Venga! –dijeron Yuko y Gray.

–Inventemos una estrategia. Si yo le ato, vosotros intentar enterrarle en el suelo. Pero claro… A ver cómo hacemos el agujero… –dijo Elsa pensativa.

–¡Déjamelo a mi! –dijo Celestia haciendo explotar el suelo.

–Te vuelvo a decir que no te cargues la isla… –dijo Elsa pegando un puñetazo a Celestia.

Luego, al intentar atarle, al ser un dragón de unos 10 metros de altura, sus patas ocupaban 12 metros, así que tenían que dar una buena vuelta. O hacer…

–¡Aceleración Suprema! –dijo Yuko dando vueltas a la velocidad de la luz alrededor del monstruo.

–¡Hecho! –dijo Yuko sacudiéndose las manos.

–No te motives… –dijo Celestia pegando un guantazo a Yuko.

–¡Déjame asco de llamas! –dijo Yuko molesta.

–Déjame tú, hielo apestoso. –dijo Celestia molesta.

Pero de repente se gira Elsa.

–¡Hoy somos de lo más amigas! –dijo Yuko abrazando a Celestia.

–¡Aye Sir! –dijo Celestia. *Traducción: ¡Sí señora!
–Así me gusta. Deberíais colaborar un poco. Celestia, haz con Yuko una cuerda para que el Miogaruna caiga. ¡Gray! Primero vístete y luego hablamos. ¡Natsu! Tú intenta no hacerte daño. –dijo Elsa preocupada.

–Venga. Ya oíste a Elsa. Haz una cuerda. Yo haré una cuerda de fuego, luego tú hiela mi fuego para solidificarlo. –dijo Celestia creando la cuerda.

–¿Y quién eres tú para mandarme? –dijo Yuko molesta.

–¡Oh, Elsa! ¿Qué si no ayuda Yuko la zurras? –dijo Celestia simulando oír a Elsa.

–¡Sí señora, ya voy! –dijo Yuko asustada.

Al crear la barrera, Miogaruna cayó. Luego, Yuko hizo una capa muy sólida y gruesa de hielo, y luego Celestia la cubrió de arena. Para asegurarse de que estaba bien sujeta, Natsu fundió un poco los bordes del hielo para agarrarlo bien. Luego Gray hizo un hechizo para que se durmiera permanentemente, pero este no afectó a Natsu. ¡Habían derrotado al Dragón Deforme Miogaruna! Después, en esa noche, el ala que le faltaba a la constelación de Draco volvió a aparecer.

Esa misma noche…

–Celestia, tú me pediste que lucháramos. Adelante. –dijo Elsa.

–¡HIIIIAAAA! –dijo Celestia usando su puño de fuego.

–No, no. Necesitas práctica, para hacer esto. –dijo Elsa dando un puñetazo en la cara a Celestia.

–Vaya, un puñetazo. Es la magia más impresionante del mundo. –dijo Celestia bostezando.

–Sólo estaba calentando. –dijo Elsa.

–¿Lo dejamos para otro día? Es que creo que me he dejado algo… –dijo Celestia disimulando.

–No, debemos luchar. –dijo Elsa agarrando a Celestia.

Celestia se dio la vuelta y pegó a Elsa, y la hizo muchísimo daño.

–Yo pensaba que no íbamos en serio… Pero si insistes… –dijo Elsa cogiendo su espada y dando a Celestia en el cuello.

–¡Eso duele! ¡CUALQUIER DÍA ME MUERO! –dijo Celestia resentida.

–Pues deja de luchar. –dijo Elsa.

–¡Pues casi sí! ¡Si me das con la espada me decapitas, tonta integral! –dijo Celestia enfadada.

–Perdón. Creo que te tomé por un enemigo. Perdón. –dijo Elsa avergonzada.

–Creo que mañana… –dijo Celestia sin terminar.

–No lucharemos. Ni hoy ni nunca más. Podría haberte matado. –dijo Elsa.

–Mejor. Hasta luego. –dijo Celestia.

–Todavía no dije que hubiéramos acabado. Lo que vas a hacer es entrenar para que un golpe cómo ese no te haga nada. –dijo Elsa agarrando a Celestia.

–¿¡Me vas a pegar!? –dijo Celestia asustada.

–No tonta. Te voy a ENTRENAR. Golpea la pared. –dijo Elsa.

–¿Perdón? –dijo Celestia confundida.

–Golpea la pared. Con los puños, y sin magia. –dijo Elsa poniendo cara seria.

–Pero… Es que me voy a romper los puños… –dijo Celestia confusa.

–Pues me da exactamente igual. Golpea. –dijo Elsa seria.

Celestia golpeó, y se rompió la mano de la fuerza.

–¡AAAAAAAAAYYYYYYYYYYYY! ¡CÓMO DUELEEEEEE! –dijo Celestia muy dolorida.

–Te dije que te pusieras guantes. –dijo Elsa.

–¡En ningún momento lo dijiste!  –dijo Celestia dolorida.

–Yo creía que sí. Mira, descansa. Yo te curo la mano, y ya continuamos otro día. –dijo Elsa llevándola a su casa.

Cuando Celestia se recuperó, que tardó nada, empezó de nuevo lo de todos los días, pero días después de que se enterara todo Fiore de que Yuko, Gray, Natsu y Celestia derrotaron a Miogaruna, se convirtieron en los defensores de Fiore. Link, se convirtió en el defensor de Fiore también, pero a medias. Desde ese día, hacían casi todas las mañanas cosas cómo detener a Gremios Oscuros de sus malvados planes, cómo esa vez que detuvieron a Einsenwald de tocar la Lullaby, un hechizo Mortal, o salvar a Fiore de unos tales tíos de Oración Seis, ¡E incluso combatieron en la Batalla de Fairy Tail, su Gremio! Eso no es que fuera para salvar, pero al menos salvaron a algunas personas.
Celestia, intentó participar en el concurso Miss Fairy Tail, sólo para ganar unos Jewels, porque a ella no le van esas cosas de moda y ni que ocho cuartos. Ella, lució junto a Natsu un castillo de Fuego que habían creado, y a su vez, crearon fuegos artificiales de fuego de colores. Quedaron primeros, por supuesto. Pero el dinero se fue a la porra, pues con los fuegos artificiales reventaron el techo, y tuvieron que pagar los daños provocados. Se quedaron únicamente con 20.000 Jewels de 1.000.000. ¡No deberían haber echo eso! Pero quedó de miedo. Luego, Celestia, Natsu, Yuko y Gray participaron en el examen de Magos Clase S, que significa los magos más poderosos. Link era demasiado cobarde para participar. Ganaron, los cuatro se convirtieron en Magos de clase S. Celestia, luego, participó en un concurso de canto, y su canción era una con una Lira, todos se quedaron pasmados. Yuko tocaba la Lira y Natsu acompañaba a la Lira con un poco de percusión, y Gray hacía música de fondo. Link hacía su trabajo de espectador. Su letra era: (Estaba en Fioreano, la lengua de Fiore)

‘’Umaneru Koto ba
Kieyuko Koto ba
Anata no na ka ni
Ikitsuzukeru koto ba…
Tachi do mori soono toki
Yuuki he to kawaru
Saa arukidosou
Ana toki yori
Anata wo tsuyuku natteiru kara
Mou mayonawaide
Ano toki no koto ba wo
Shinjite’’

Dejó a todos los demás concursantes cómo si fueran una hormiga. Era una canción que la enseñó Gray, cuando hicieron el examen de Magos Clase S, que era la Nana de Mavis, una antigua Reina, que allí se encontraba su tumba. La recompensa de 100.000.000 Jewels se dividió entre… Bueno… Es demasiado dinero para dividirlo ahora mismo. Pero el resultado sería 25.000.000 para cada uno. Días después, Celestia y Gray realizaron una pelea delante de todo Fiore, ambos empataron, pues hicieron tanto esfuerzo que no pudieron seguir luchando. Pero al menos fue un combate impresionante: El hielo formó estalactitas en el techo, el fuego las rodeó y formó un arco, luego, Natsu, usó su aliento, levemente, y formó cómo una especie de gas que les rodeaba los pies, y luego Yuko usó su Ice Shell, y les envolvió en una esfera de hielo. No ganaron, pero sí ganaron un trofeo al combate más hermoso. A partir de ese día, se hicieron amigos Celestia y Gray, pues unos hermanos no pueden llevarse mal, pues si no sería una basura. Después, conocieron a cuatro Dragones Slayer más: Cobra, Laxas, Wendy y Crujsy. Luego se unieron al Gremio Fairy Tail. Celestia, creó un volcán, en la Montaña Hakobe, pues un día iban paseando los cuatro y de repente, se abre una grieta en el suelo, y Celestia cae en él. Cómo no sabía salir, pidió que la motivaran, y entonces, se rodeó de fuego, y echó su aliento, y llenó de fuego la Montaña Hakobe, aunque era imposible que estallara, lo sellaron bien, por si acaso. Una vez, tenían que hacer un trabajo en otra ciudad, y claro, tenían que ir en tren. Celestia y Natsu ya se desmayaron. Yuko llevó en brazos a Celestia para  llevarla al tren, y Gray a Natsu. Dentro del tren, ellos dos se despertaron, y soñaron con esa vez en que se los dejaron en el tren y los de Einsenwald los pegaban, y pensando que era realidad, se tiraron por la ventana, y se estamparon contra una señal. Estuvieron un mes sin poder hacer nada, se habían rota las costillas, la nariz, se habían roto la mano derecha… Se habían roto casi enteros.
Pero al menos se recuperaron. Al cabo de unos años, se volvieron a pegar una torta del copón, pero esta vez Yuko y Gray se pegaron una torta haciendo puenting, por culpa de Natsu, pues él agarraba la cuerda, y con su calor corporal, que era el equivalente al del fuego, quemó la cuerda, y se dieron una torta contra unas rocas de allí cerca. Luego le pegaron una paliza a Natsu, pero él no tenía la culpa. Al final, Link, Celestia, Natsu, Gray y Yuko hicieron una cosa bestial. Les hicieron pelear contra todos los monstruos de Fiore. Vale sí, ganaron, pero se cargaron la mayoría de las ciudades. Link, usó la magia de la luz, con la que junto la de Celestia y Natsu, del fuego, y Gray y Yuko del hielo, formaron una gran explosión, y así derrumbaron los edificios. Al cabo de unos añitos, Celestia se convirtió junto a Natsu y Gray los Magos Más Fuertes del Mundo. Bueno, Yuko también, pero ella estaba una categoría un poco menos elevada que ellos. Link al final se quedó a vivir a Fiore, haciendo su partido cómo Maestro del Gremio Ket Shelter, como sucesor de Wendy, la Dragón Slayer de las Estrellas, Link se convirtió en ‘’Dragón Slayer’’ del agua, cosa que disgustó mucho a Celestia. La verdad es que Link no era un Verdadero Dragón Slayer, pues él era de la vigésimo quinta generación, y Celestia era de primera, al igual que Natsu y Gray. Y luego, Celestia, se cargó el puerto de Halgion. ¿Qué cmo﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽guna vez agobiadoedk era del agua, directamente le agarroinal se qued  ¡Gray! Primero vo alguna vez agobiadoómo? Pues no lo sé. Supongamos que se quería cargar a un tío y se cargó medio puerto. ¡Que es broma! Estaba peleando con Yuko y ambas se pasaron, y claro, cómo tienen tanta fuerza, así dejaron el puerto. Luego le echaron las culpas a Link. Pero no coló, así que tuvieron que pagar un Jewel, porque en realidad era una maqueta.

FIN

                        OTRO EXTRA: NOTAS DE CANCIONES DE ESTE LIBRO

Nana de Zelda (Primera canción que aprenden)

Mi sol re
do re mi
sol re mi sol re’ do´ sol
fa mi re
Mi sol re
Do re mi
Sol re mi sol re’ do’ sol’
Re’ do’ si do’ si sol
Do’ si la si la fa la
Re’ do’ si do’ si sol la sol’

Canción de Saria (Segunda canción, para comunicarse)

Fa la si
Fa la si
Fa la si mi’ re’ si do’ si sol
Mi re mi sol mi
Fa la si
Fa la si
Fa la si mi’ re’ si do’ mi’ si sol si sol re mi
Re mi fa sol la si do’ si sol mi
Re mi fa sol la si do’ si mi’
Re mi fa sol la si do’ si sol mi
Mi re fa mi sol fa la sol si la do’ si mi’ re’
mi’ fa’ re’ mi’

Canción de las Tormentas (Canción del Molino Tercera canción que aprenden)

Re fa re’
Re fa re’
Mi’ fa’ mi’ fa’ mi’ do’ la
La re fa sol la
La re fa sol mi
Re fa re’
Re fa re’
Mi’ fa’ mi’ fa’ mi’ do la
La re fa sol la
La re fa sol la re

Canción de Epona (Canción que canta Malon)

Do’ la sol
Do’ la sol
Do’ la sol la sol
Fa mi fa
Do’ si la
Do’ do’ do’ do’ si la sol
Do’ la sol
Do’ la sol
Do’ la sol la sol
Fa mi fa
Do’ si la
Do’ re’ do’

Canción de Celestia (Esta no aparece, me la he inventado. Espero que os guste.)

Do sol sol fa sol sol sib fa
Do sol sol fa sol sol sib
Sol sib do’ do’ do’ do’ do’ do’ sib fa sol
Fa fa fa sol fa do sol
Do sol sol fa sol sol sib fa
Do sol sol fa sol sol sib
Sol sib do’ do’ do’ do’ do’ do’ sib fa sol
Fa fa fa sol fa do re do



            UNA ÚLTIMA COSA:ENIGMAS DEL RETORNO DE CELESTIA

Celestia: Empecemos.

Link: Vaaale. A ver… ‘’El carácter de Link cambia mucho del juego al libro. ¿Cómo es de verdad su carácter?’’

Celestia: ¡Eso a mi también me interesa!

Link: Pues yo opino que la autora es una sinvergüenza, por que YO en el videojuego soy quien salva a la princesa Zelda, enfrentándose a monstruos y todo ese rollo. ¡Y SOY EL QUE SALVA HYRULE CON TODA LA VALENTÍA DEL MUNDOOOOOO!

Celestia: ¿Entonces no eres un cobarde?

Link: ¡NOOOOOOOO!

Celestia: Vale, vale… Pero no hace que me lo grites a grito a pelado…  Siguiente pregunta.

Link: ‘’¿Los Kokiri nunca envejecen?’’

Celestia: Cuenta, que tú eres uno.

Link: ¡Que yo soy Hyliano! Pero los verdaderos Kokiri no envejecen, además, tienen una vida eterna, es decir, son inmortales.

Celestia: ¡Enigma Esclarecido! ¡Siguiente pregunta!

Link: ‘’¿Qué ha sido de Astar?’’

Celestia: Yo no tengo ni idea. Supongamos que algún uso le debió de dar a ese colgante. O no. Pero yo me conformo con este mío. ¡Es tan bonito!

Link: Entonces, ¿Astar sigue vivo?

Celestia: Por mí que le parta un rayo. No ahora en serio, él está en la Cuna del Invierno, ha vuelto a su lugar de origen.

Link: ¡Enigma Esclarecido! ¡Siguiente pregunta!

Celestia: No me imites.

Link: ‘’¿Yuko y Celestia son hermanas?’’

Celestia: ¡Pues claro que sí!

Link: ¡Enigma esclarecido! A ver…  ‘’¿Quién le gusta a Celestia?’’

Celestia: ¡Ya está! ¡Me cargo todas las preguntas! ¡HIIIAAAA!

Link: ¡Para, no las quemes! ¡Es solo una pregunta!

Celestia: Yo opino que el que haya echo esa pregunta tiene ganas de tocarme las llamitas. La respuesta es nadie. Y no miento. ¿Contentos? (Huy si supiera quién ha hecho esa pregunta…)

Link: ¡Enigma Esclarecido! Mmm… ‘’¿Quién es en realidad el protagonista?’’

Celestia: Es evidente, ¿No?

Link: ¡Claro, soy yo!

Celestia: ¡Me refería a mí, so bobo!

Link: Pues que yo sepa no tienes mucha madera de heroína…

Celestia: ¡Habló el cobarde!

Link: ¡Oye, eso ofende! Pasemos a la siguiente pregunta. ‘’¿Link es tonto?’’

Link: ¿Pero que hice yo para merecer semejante pregunta?

Celestia: Está claro que hacer cosas estúpidas. A parte de quedarte helado delante de un enemigo y desmayarte por nada… Y tener náuseas tan a menudo, marearte en casi todo, eres un blandengue…

Link: Si lo sé la próxima vez no vengo.

Celestia: No seas tan melodramático, hombre. ¡Pero tienes tu encanto! Por ejemplo eres un gran amigo, pero de vez en cuando eres un peso de cargar… Por ejemplo al desmayarte… Además, yo no fui quién te puso tales características…

Link: Lo sé, pero es que esa pregunte me ha ofendido.

Celestia: Ya me harté. Link no es tonto. (Bueno, un poco sí.) Siguiente pregunta.

Link: ‘’Si Celestia tiene una madre, tendrá un padre. ¿Quién es ese padre?’’

Celestia: Está claro que K’el Thalas, ¿No? ¡No! ¡Es él y punto!

Link: ¡Siguiente pregunta! ‘’Al igual que todos los personajes tienen una constelación, ¿Cuáles son las de Celestia y Link?’’

Celestia: La mía es Draco. ¿Y la tuya?

Link: ¿Natsu y tú nacisteis sobre la misma constelación? Yo sé que soy… (…) Soy… Soy Pegaso.

Celestia: ¿¡Pegaso!? ¡JA JA JA JA!

Link: A mi tampoco me gusta. Pero al menos soy Leo.

Celestia: Y yo soy Libra, la balanza, no te fastidia. Nadie preguntó por los signos del zodiaco, retrasado.

Link: Debido a que somos amigos me debes un respeto.

Celestia: A ver, entonces la respuesta es que YO soy Draco, (La constelación de Natsu) y Link Pegaso,  la constelación de Kuron. Siguiente pregunta. Que nos enrollamos.

Link: ‘’¿Qué significa Dragón Slayer?’’

Celestia: Dragón Slayer significa que tienen la fuerza de un dragón, pero depende. Pero literalmente sería ‘’Cazador de dragones’’ Por ejemplo, Natsu y yo tenemos la fuerza de Igneel, el Dragón de Fuego. Y Gray tiene la fuerza de Grandine, el Dragón de Hielo. Tú supuestamente tienes la fuerza de Acnología, el Dragón de las Estrellas.

Link: ¡Siguiente pregunta! Veamos… ‘’¿Celestia es de hielo o de fuego?’’

Celestia: Eso se debe a la portada del primer libro, ¿Verdad? Es que a la autora se la fue un poco la chota. YO SOY DE FUEGO. Pero es que las letras de fuego quedaban muy mal…

Link: ¡Enigma Esclarecido! A ver… ‘’¿En cuantos animales se puede convertir Celestia?’’

Celestia: Yo, aparte de usar la magia del fuego, uso la magia de la Posesión, pero sólo con animales. Así que si me quiero convertir en un Dodo me convierto, aunque estén extinguidos.

Link: ¡Enigma Esclarecido! Mmm… ‘’¿Qué le pasa a Ganondorf después de que le derroten?’’

Celestia: Pues no sé. Eso hay que preguntárselo a él. Pero que yo sepa le matamos.

Link: No le matamos, le derrotamos. En realidad sigue vivo, pero nunca puede volver al mundo.

Celestia: ¿Entonces en qué mundo está: En el más allá o aquí, en este mundo?

Link: En ninguno de los dos. Está en el mundo de los sabios protectores. Nunca volverá a Hyrule.

Celestia: ¡Siguiente pregunta!

Link: ‘’Aparte del fuego, parece ser que Celestia usa también las llaves de los espíritus estelares. ¿Es eso cierto?’’

Celestia: No. Yo uso la del fuego y la de los espíritus celestiales. Espíritus Celestiales y Maga de los Espíritus Estelares no es lo mismo. Fin.

Link: Veamos…

Link: ‘’¿Qué magia es la de Rinku y la de Kuron?’’

Celestia: Rinku usa dos, la del Fuego y la del Trueno, Kuron usa la de los Espíritus Estelares.

Link: ¡Esta es la última! ‘’¿De dónde vienen los nombres de los personajes?’’

Celestia: ¡Ya salió! Pues eso hay que preguntárselo a la autora.

Patricia: Celestia viene de Celestial, y también buscaba un nombre que rimara con el mío. Link viene de valentía en el Hyliano Antiguo, Malon viene de Marlon, un nombre que me mola, Zelda viene de un videojuego, Natsu viene de verano en japonés, Yuko viene del nombre de una amiga mía, que por cierto, la situación de Celestia y Yuko es la misma que la nuestra, Gray… Pues no lo sé. (¡Ja ja!) Elsa viene de Erza, su nombre original, Kuron viene de Rukon, un personaje de Monster Hunter Orage, Rinku viene de voluntad en el Hyliano Antiguo, Talía viene de simpatía, Ganondorf del Gran Rey Malvado en Hyliano y Asu de que cuando estaba creando al personaje estornudé y dije: ¡Asú! Y de ahí viene, Asu.

Celestia: Gracias. Siguiente pregunta que añado YO. Que no sé ni yo. Si Link es el héroe siempre en el videojuego The Legend of Zelda, ¿Por qué aquí es el típico cagón?

Link: Eso ofende. La verdad es que el libro está ambientado en el Zelda Ocarina of Time, pero los papeles que desempeña cada uno están un poco mezclados. La verdad es que aquí debería ser YO el héroe, pero cambiamos los papeles, Celestia es la Heroína y yo su Aprendiz. Pero eso me ofendió de la autora. ¡QUE YO SOY VALIENTEEEE! Pero algo bueno tengo, porque ¿Qué harías tú sin mi? ¡Yo fui quién te salvó del Templo del Agua!

Celestia: Me las podría haber apañado sola.

Link: ¡No creo! Además, recuerda que estabas rodeada de agua…

Celestia: ¿Y? Podría haberla puesto hirviendo y matar al bicho ese ¿Cómo se llamaba? ¿Morpha…?

Link: Sí. Pasemos a mi pregunta. ¿Cuántos años tienen cada unos de los personajes?

Celestia: Yo sin ser adulta 10, y siendo adulta 17 y tú, lo mismo. Natsu tiene 17, Gray 20, Yuko 18, Asu 19, Zelda 10, Malon 7 años sin ser adulta, y adulta 14, Rinku 16 y medio, Kuron 16, Talía 16 y un cuarto y Ganondorf supongo que unos 38.

Link: Pues ya terminamos. ¡Hasta muy pronto!

Celestia: ¡NOOOOOO! Aún tengo una duda. Rinku, si supuestamente es mi hermano pequeño, tal y cómo dice arriba, yo tuve que marcharme con 1 año y medio, porque si no ya le conocería. ¿Cómo llegó Rinku al mundo?

Link: A mí no me mires.

Celestia: ¡Pues no podemos dejar un enigma sin resolver!

Link: ¿Y por qué no se lo preguntas a tu madre?

Celestia: OK. ¡Mamá!

Link: (…) No viene.

Celestia: Pues hala. Yo creo que no nació, simplemente es una reencarnación de un antiguo Sabio. Entonces mi madre le traspasó los recuerdos que ella quisiera. Porque veréis, en realidad, mi madre no es la Diosa. ¡Soy la reencarnación de la Diosa Turán de Susurravientos! Y supongo que Rinku pues será la reencarnación del poder de ese Sabio, ¿No?

Link: No pongas cosas irrelevantes. Nadie ha preguntado por eso.

Celestia: Pero tampoco está mal saberlo. ¿No?

Link: Bueno… Ahora ya está resuelto el enigma ahora el mío, el último. ¿Quién es la madre de Asu?

Celestia: Nabooru. Es la jefa de las Gerudo. Por cierto, está muerta.

Link: ¿Su madre está muerta?

Celestia: SÍ. ¿Te lo deletreo? S-Í.

Link: No soy tonto.

Celestia: ¡Se me a ocurrido una pregunta! ¿Para que quería Astar mi colgante?

Link: Pues yo no lo sé. Supongo que para ponérselo, ¿No?

Celestia: ¿Tengo cara de imbécil? ¡Cómo lo va a querer para ponérselo!

Link: ¡Y yo que sé! Lo digo por decir algo.

Celestia: ¡Solución! ¡PATRICIAAAAAAA!

Patricia: Estoy muy cerca, a sí que no grites. Pero… (…)

Celestia: ¡Contesta tú a la pregunta!

Patricia: (…)

Celestia: ¡CONTESTA!

Patricia: (…) (…) (…) Pues la verdad es que no lo sé ni yo.

Celestia: ¡Oh, vamos! ¿En serio?

Patricia: Pues espérate. Supongo que solo para chinchar a Celestia, ¿No?

Celestia: Qué respuesta más cutre.

Link: ¡Ya sé! ¡Igual es para su novia!

Celestia: Esa respuesta es más cutre todavía.

Patricia: Mirad, esto es fácil. Lanfen le dio a Celestia el colgante para que pudiera volver a su casa. Por lo tanto, es para que no pueda volver. Pero lo que no sé es qué hizo con el.

Celestia: Igual lo tiró a la basura.

Patricia: Pues igual.

Link: ¡Igual lo tiró al mar y pidió un deseo!

Celestia: Jo tío, que cursi eres.

Link: Estaba de broma. Igual es lo que decís, probablemente lo tirara a la basura.

Celestia y Patricia: ¡Pues era bien bonito!

Link: Hay gustos para todo.

Patricia: Es hora de despedirse. (Esto es un pequeño rincón para las dudas, no para discutirlas…)

Patricia, Celestia y Link: ¡Hasta muy pronto!

Link: ¡Y tanto! Esta pregunta es un tanto innecesaria, pero a ver… ¿Cómo es que hay dos Ranchos Lon-Lon? Uno en Altárea y otro en Hyrule…

Celestia y Patricia: (…………..)

Link: ¡Adelante, responded!

Celestia: (…)

Patricia: (…)

Link: ¿Holaaaaaaa?

Celestia: (…)

Patricia: Pues… Esto…

Celestia: Habrá habido un fallo en el argumento, ¿No?

Patricia:  No, tiene una explicación.

Celestia: Ya estamos con las explicaciones.

Patricia: Mm… Lo que ha pasado es que había un Rancho en medio de la pradera de Hyrule, pero no se llamaba Lon-Lon. Le pusieron el mismo nombre, pero no es EXACTAMENTE el mismo.

Link: Ah… Eso lo explica todo.

Patricia: Esta es mi pregunta. Link, estás enamorado de Celestia, ¿Verdad?

Link: Sin comentarios.

Celestia: ¡Responde, cernícalo!

Link: Un poquito, pero…

Celestia: Link, ¡Te quiero!

Link: Y yo a ti… ¡ESPERA! ¿Vas en serio?

Celestia: ¡No!

Link: Eso no ha tenido gracia.

Celestia: ¡BUAJAJAJAJA!

Patricia: Y otra. Venga, la última.

Celestia: Freia no aparece en el videojuego de Zelda Ocarina of Time ni en ningún otro juego de la saga. ¿Cómo es que en el libro hay ‘’una madre de Malon’’?

Patricia: Esa pregunta es evidente. Me he inventado a Freia por una razón, porque cómo Talon está siempre durmiendo e Ingo en el establo, alguno tendría que decirles a Celestia y a Malon que se llevaran a Epona. Por eso me inventé a Freia. Además, también tengo derecho a inventarme personajes para una historia basada en un videojuego, porque si no... Vaya mierda, ¿No?

Link: ¡Esas palabras!

Patricia: Vale, vale, pesado…

Link: Ble, ble, ble, ble, ble. Me gustaría saber una cosita. ¿Celestia es Natsu, pero en cuerpo de chica?

Celestia: Sí pero no, somos igualitos, pero yo no soy su contraparte.

Link: OK.

Patricia: Esto es una cosa que les gustaría saber a los lectores, que seguro que les habría gustado, pero, al final, no la puse. Bueno, aprovecho para ponerla ahora. Cuando Link estaba al borde de la muerte, en primer lugar, Celestia NO llama a su madre. Celestia se echa a llorar cómo una magdalena y dice: ‘’¡Link, no te vayas! Link, ¿Me oyes? Link, déjame decirte que… ¡Link, déjame decirte que te quiero!’’ Y luego Link se despierta con dolor, y dice: ‘’Tranquila, estoy bien, lo he oído todo, pero estoy bien…’’ Y Celestia se pone colorada y piensa: ‘’(¿Y yo que leches he dicho…?)’’ Y acaban por pelearse. A sí que, en la pregunta de quien te gusta, Celestia, ¡Es Link!

Celestia: (…) (…) (…) Me esperaba algo mejor, pero la verdad es que eres guapo, Link.

Link: (…)

Celestia: Preferiría a Natsu, si te digo la verdad.

Link y Patricia: ¿¿¿¡¡¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!???

Patricia: ¡Yo elijo quién te gusta, no tú!

Celestia: Si te digo la verdad en cierto modo me gusta Natsu.

Link y Patricia: ¡Qué decepción más grande…!

Celestia: ¡Pero me caes mejor tú, Link! Si me dieran a elegir cómo prometido, ¡Tú el primero!

Link: ¿En serio?

Celestia: ¡Sí!

Patricia: Este espacio para las dudas no estaba ideado para ser TAAAAAAAN LARGO, y encima nos estamos yendo por las ramas. Creo que es hora de despedirse.

Link: Ahora que lo dices sí. Bueno, entonces…

Patricia y Celestia: ¡HASTA MUY PRONTOOOOOOO!

Link: ¡Eso lo tenía que decir yo también!

                                                            FIN

Una última cosa antes de despedirme: Gracias Alba por inspirarme en algunas cosas, tales cómo Yuko (Por cierto, Yuko, es la hermana adoptiva de Celestia, por si acaso no  lo recuerdas) y la idea de incluir a Natsu, como a mi me gusta el fuego decidí incluirle, los dos en el libro usamos la misma magia, si no que él es un Dragón Slayer y yo no. ¡Que pena! Pero al menos uso también la Magia de los Dragón Slayers de Fuego. A Diego también, que me inspiró en crear a Rinku, pues Rinku eres tú, Diego. Y en otras más cosas, como lo de que Link y Celestia a veces coincidan en algunas frases. (Nosotros coincidimos más, pero es que si no es un muermo.) Y en que Celestia haga todas esas calamidades. (Aunque yo no hago todas esas, porque si no ya estaría bajo tierra, pero entre las que hacemos tu y yo… ¡Algo parecido a las que hace ella salen si las mezclamos y las echamos un poco de imaginación!)
A Mario, por haberme inspirado en crear una contraparte a Celestia, y en hacerla Diosa, y Reina. También me inspiró en la letra de las canciones y en que cante tanto Celestia sin ninguna vergüenza, y en esas ocasiones entre Celestia y Link tan… En fin, de algún modo románticas. Y por cierto, Kuron, está dedicado a ti, y Kuron, así cómo los nombres significan algo, Kuron significa sabiduría en Hyliano antiguo, pues tú eres el que mejor aconseja de nuestro grupo. O eso creo yo. A Nerea, en las frases que dice que me llegan a mi corazón, cómo la de que por muy lejos que estés, yo siempre seguiré siendo tu amiga, y en algunos aspectos sobre el comportamiento de Celestia en el paso del tiempo, y en las cosas que dice, porque antes nunca diría que se había pasado, pero eso más que nada es por la influencia de Link en ella. También en crear las contrapartes, pues me vino esa idea a la cabeza cuando estaba hablando contigo de algo que no me acuerdo. Por cierto, Talía, aunque al final no sale, eres tú. Y yo te describo cómo es, es encantadora, es guapísima, es lista, es alta, pero no es una elfa y también es muy maja y agradable. Cómo tú, ¿No? Y también a Ayoub, por tenerme tanto miedo, que queda reflejado en una de las características de Link hacia las demás personas y enemigos. ¡Además es por una causa similar a la tuya! ¡A el le machacaron y yo a ti te machaqué! También en crear una casa propia a Celestia, pues ella siempre está danzando por ahí, y tú lo haces en el recreo, pues cómo siempre estás yendo de un lado para otro sin detenerte en ningún lado… Pues decidí que cómo siempre Celestia va por ahí y no se detiene y no tiene un lugar fijo para quedarse (Tú si, pero me fijo en no detenerte) pues hala, casita.
¡Muchas gracias a todos vosotros colegas!

Patricia Leia del Río Martínez. O Celestia Susurravientos, lo que queráis. ¡Celestia soy yo, chicos!

Este libro se terminó a las cinco de la tarde en una calurosa tarde de Junio de 2013.

2 comentarios:

  1. Vaya!!!! A sido genial y emocionante!!!!!!!! Me ha encantado este segundo libro...ES EXTRAORDINARIO... Y en el momento en el que pensaba que Link se moría me he puesto NERVIOSA... Pero ahora enserio, ojalá salgan más libros ;)

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